POLONIA TRATA DE BLINDAR LA VERDAD HISTÓRICA DEL HOLOCAUSTO
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Lunes, 05.02.18
Su ley sobre los campos de exterminio nazis en su territorio
entraña riesgos
Ley de Memoria Histórica española Blindar la verdad
histórica con una ley como la aprobada en Polonia es peligroso, pero lo es aún
más blindar la mentira como pretende la izquierda española
Justos y pecadores La nueva ley protege el honor de Polonia pero limita la posibilidad de investigar la colaboración de polacos en el exterminio de judíos durante la ocupación
Quién afirme que existieron los «campos de concentración
polacos» durante el Holocausto incurre en un delito en Polonia que está penado
con hasta tres años de cárcel. Ninguna advertencia de dentro y fuera de sus fronteras
ha impedido que Polonia aprobara la controvertida ley sobre el Holocausto que
establece esta pena. Desde hace muchas décadas, las autoridades polacas de muy
diverso signo y la propia sociedad civil protestan airadamente siempre que
alguien, véase el presidente norteamericano Barack Obama en 2012, habla de
«campos de concentración polacos» o «campos de exterminio polacos». Ha sucedido
con frecuencia. Y las protestas tienen toda la razón. Es una monstruosidad
histórica. Porque los campos estaban en Polonia pero no eran polacos.
Definirlos como tales implica una imputación a Polonia que es falsa, injusta y
gravemente injuriosa.
EFE Entrada al campo de Auschwitz con la frase en alemán «El
trabajo libera»
Los campos de concentración y exterminio habidos en los
territorios polacos de antes y después de la Segunda Guerra Mundial eran campos
nazis alemanes, concebidos, construidos, organizados, gestionados y dirigidos
exclusivamente por las tropas de ocupación de la Alemania nazi y sus
colaboradores.
Pero la controversia sobre la ley no surge de que ese hecho
incuestionable sea puesto en duda. Sino del temor a que la ley limite la
libertad para recordar otras facetas como la colaboración de polacos en el
exterminio de los judíos de Europa central y oriental. Polonia fue la principal
víctima de la vesania criminal nazi, pero en los casi seis años de ocupación
hubo por supuesto casos de colaboración de la población civil con el ocupante
nazi alemán. Especialmente en la persecución de judíos alimentada por un antisemitismo
extendido por Centroeuropa. Como por Europa occidental. La colaboración con el
nazismo en Polonia fue mínima si se compara con la habida en Francia, Bélgica u
Holanda. Siendo la brutalidad de la ocupación alemana infinitamente mayor en
Polonia que en los países europeos occidentales.
La ley dice que será perseguido «todo el que atribuya al
Estado o a la nación polaca alguna responsabilidad en los crímenes del Tercer
Reich alemán», y permite una discrecionalidad peligrosa que va más allá de la
mentira de los «campos polacos». Israel ha protestado con tanta vehemencia
contra esa ley que ha desencadenado una crisis diplomática. También sufren las
relaciones con Washington, el gran aliado estratégico de Varsovia, aun por
encima de la UE.
Zonas grises
Polonia vuelve así al centro de críticas internacionales. Lo
está a veces por el mero hecho de tener un gobierno conservador,
ideológicamente lejano a los consensos socialdemócratas el núcleo de UE. Pero
ahora el malestar afecta también a quienes en EE.UU., Europa e Israel ven con
simpatía a un gobierno polaco derechista que se resiste al seguidismo de la
política culturalmente izquierdizante que domina en la UE.
Combatir la mentira por ley lleva directamente al infierno.
Porque utilizar la ley para imponer hechos históricos genera más problemas de
los que soluciona. También Israel, ahora iracunda con Polonia, tiene leyes que
persiguen penalmente cuestionar el genocidio y los crímenes contra judíos. Pero
ahí también hay zonas grises y agujeros negros. Como los crímenes contra judíos
cometidos por judíos colaboracionistas de los nazis.
La primera piedra en ese empedrado maldito está en las leyes
contra el negacionismo surgidas de las órdenes de las fuerzas aliadas de
ocupación en Alemania y Austria tras 1945. Negar el Holocausto se consideró
delito porque se entendía como intento de rehabilitación y reactivación
(Wiederbetätigung) del nazismo. A partir de ahí, el negacionismo está prohibido
en muchos países pese a quienes creen que este tipo de leyes hacen menos bien
que mal. Al abusarse de ellas para recortar libertades de expresión, opinión e
investigación.
Caso extremo, insólito en Europa es la nueva Ley de Memoria
Histórica que presentó el PSOE en el Congreso y que pretende imponer con
draconianas penas de cárcel e inhabilitación una determinada visión de la
historia de España en el siglo XX. Esa ley no parte de la defensa de una verdad
histórica como la ley polaca, sino de la voluntad de reprimir toda verdad
histórica que no convenga a la versión frentepopulista de república, guerra
civil y franquismo. Blindar la verdad con leyes como en Polonia es peligroso.
Aún lo es más blindar la mentira como quieren hacer en España.
Máquinas de terror
Seis campos
Entre 1941 y 1945, los nazis crearon seis campos de exterminio
en territorio anteriormente polaco: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka,
Auschwitz-Birkenau (parte del complejo de Auschwitz) y Majdanek.
Auschwitz
Chelmno y Auschwitz se establecieron en áreas anexadas a
Alemania en 1939. Los demás campos se establecieron en el Generalgouvernement (Gobierno General) de Polonia.
Judíos asesinados
Una abrumadora mayoría de las víctimas fueron judíos. Se
calcula que 3,5 millones de judíos fueron asesinados en estos seis campos de
exterminio como parte de la «Solución Final». Entre las víctimas también hubo
gitanos y prisioneros de guerra soviéticos.
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