The Unending Gift

domingo, febrero 11, 2018

LAS COREAS CELEBRAN, LOS ALIADOS VIGILAN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 10.02.18

Como el régimen no da señales de cambio, será el mismo peligroso enemigo cuando los Juegos terminen

La antorcha olímpica encendió ayer el pebetero en el estadio de Pyeongchang en Corea del Sur e inauguró los Juegos Olímpicos de Invierno 2018. Ya está en la historia por gestos memorables. Lo fue el desfile de las delegaciones de las dos Coreas bajo una sola bandera como también ese saludo sonriente y estrechar de manos del presidente de Corea del Sur, Moon Jaein y Kim Yo-jong, la hermana menor del dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un. La apertura de los Juegos fue un homenaje a la nación coreana en el que las delegaciones de norte y sur expresaban deseos de concordia. Han pasado ya 72 años desde la división de Corea y 63 desde la guerra. Pocas sorpresas hay en la evolución separada y enfrentada de las dos Coreas. La parte norte ocupada por Stalin era la más rica y tenía toda la industria y comercio. Hoy es la más pobre a una distancia abismal. Se convirtió en una dictadura comunista hereditaria que es uno de los países más pobres de la tierra, bajo un régimen de terror militarizado con hambrunas, campos de concentración, control total del individuo y liquidación de discrepantes. El estado coreano al sur de la zona desmilitarizada en el paralelo 38, que era la zona pobre y agraria que quedó bajo protección de EE.UU., es una potencia económica, industrial y comercial.

El simbolismo nacional coreano fue ayer protagonista y generó mucha emoción. Pero algunos invitados tenían que recordar tercas realidades, el vicepresidente Mike Pence y el primer ministro japonés Abe. Asistieron a parte de los actos pero no participaron en ceremonias de confraternización con quien es un enemigo mortal de todos los países libres. Y ante todo es un régimen criminal hacia su propia población. Con tanto fervor del sentimiento nacional hay que recordar que entre un régimen de terror y otro de libertad, el hipotético acercamiento solo es aceptable en el terreno del segundo. Como el régimen comunista no da señales de ningún cambio, será el mismo peligroso enemigo cuando los Juegos terminen.

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