ORBAN BASA SU CAMPAÑA EN SUS ÉXITOS CONTRA LA INMIGRACIÓN
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Viernes,
06.04.18
Elecciones en Hungría
Elecciones en Hungría
El actual «premier» húngaro ha cosechado buenos resultados
en su gestión económica
Los húngaros votan el próximo domingo su Parlamento de 199
escaños y hay ya un par de cosas seguras para cuando cierren los colegios
electorales. Una es que Viktor Orban, el primer ministro y líder del partido
derechista Fidesz, va a ser el más votado con mucha diferencia sobre el segundo.
Nadie duda de que va a renovar el mandato y dirigir su tercer legislatura
consecutiva y cuarta en total. Otra cosa segura es que los países europeos y
sobre todo sus medios de comunicación volverán a regañar a los húngaros por
elegir a Orban. Al que consideran un dictador pese a que sus victorias
electorales son impecables, como siempre se ha reconocido. Se le tilda asimismo
de autoritario, censor, corrupto, xenófobo, racista y derechista. Lo cierto es
que su mensaje de defensa y fomento de la nación, rechazo a toda aceptación de
refugiados, radical oposición a la presencia musulmana en la sociedad húngara y
críticas a las sociedades occidentales y a sus nuevos cada vez mayores
imposiciones de la corrección política y de la ideología de género le granjea una
gran popularidad. Unida a los éxitos económicos, al hecho incontrovertible de
que los húngaros viven considerablemente mejor que hace diez años, explican que
algunos pronósticos dan por segura la mayoría absoluta. Salvo inmensa sorpresa
la alianza de Fidesz con el Partido Democratacristiano KDNP podría estar entre
la mayoría absoluta y la mayoría de dos tercios que ya obtuvo en las
anteriores. La semana pasada los sondeos daban el 49% a Fidesz-KDNP, el 18% al
partido de extrema derecha Jobbik y un 14% a los socialistas del MSZP. Hungría
es más aun que Polonia un país que se ha despedido prácticamente de la
izquierda como opción de gobierno.
REUTERS Viktor Orban, tras pronunciar un discurso el
miércoles en Budapest
Se vuelve a ver en los sondeos el poco éxito de las
injerencias de los medios de comunicación europeos, especialmente alemanes y
los norteamericanos, casi unánimemente hostiles, y de ciertas ONG, muchas
financiadas por el enemigo íntimo del primer ministro Orban, que es el
multimillonario y especulador financiero George Soros. Este es de origen
húngaro y tiene auténtica obsesión por acabar con el gobierno de Fidesz y de
Orban. Para ello no escatima en medios desde hace muchos años. También los
líderes de la Unión Europea en Bruselas enfrentados con este miembro díscolo e
insumiso que es Orban han dejado saber lo muy nocivo que consideran al jefe de
gobierno húngaro.
Lucha contra la pobreza
Lo cierto es que todos los datos macroeconómicos y no solo
esos revelan que las dos legislaturas de Orban han sido muy eficaces en
desmantelar el paro, en sanear las cuentas y en garantizar un crecimiento
magnífico y sostenido. Con cifras que dan mucha envidia a casi todos los países
de la Unión Europea. El índice de paro ha caído del 11,4 al 4,2%. El
crecimiento se mantiene en un sólido 4%. Los sueldos han subido un 10% desde
2010. Parte del desempleo crónico de trabajadores no cualificados ha pasado a
un empleo comunitario y las personas bajo el umbral de pobreza han sido
reducidas en la mitad. Por otra parte, Hungría ha logrado en estos últimos ocho
años recuperar hacia el alza la caída de la natalidad desde 1,2 a 1,6 niños por
pareja y con los planes de apoyo familiar pretende llegar al 2,1 necesario para
el aumento demográfico.
Todos ello forma parte del mensaje nacional que es la clave
de la política de Orban de un fortalecimiento de la nación húngara y su rechazo
a toda política de inmigración. Esto le ha traído al gobierno húngaro sus
peores enfrentamientos con Bruselas y especialmente con Berlín y con la canciller
Merkel. Porque Orban destacó en la crisis de septiembre del 2015 porque
insistió en aplicar las leyes de la UE que Merkel había dejado unilateralmente
en suspenso. Se negó a aceptar refugiados procedentes de países terceros y
seguros porque así lo estipula la legislación. Y comenzó pronto con la
construcción de vallas para cerrar y fortalecer la frontera. Una acción que
todos le criticaron pero que todos menos Alemania le han imitado.
Los éxitos económicos son incuestionables aunque sean
exagerados por la propaganda gubernamental. También son sistemáticamente
denigrados por toda la gran orquesta hostil a Orban en Europa como líder más
destacado de los países que cuestionan todos los dogmas socialdemócratas de
Europa occidental que hoy en día se consideran corrección política.
Una fórmula que funciona y que tiene en la corrupción su
talón de Aquiles
Nadie puede dudar del talento y la fuerza política de un
Viktor Orban que ha convertido a un pequeño país como Hungría en un referente
para muchos europeos críticos con la UE, cansados de la corrección política y
del izquierdismo cultural y mediático y alarmados por una inmigración que la
política occidental parecen fomentar en contra de la propia identidad nacional.
Son cada vez más en Europa los que tienen a Orban como el líder que les
gustaría tener. Que dijera sin miedo lo que ellos piensan y no se atreven a
decir. Sobre la Europa cristiana, el individuo y su libertad, la nación, la
familia, la tradición. Su política económica funciona y la mayoría prefiere la
sociedad que tiene hoy a la que ve en Europa occidental. En Hungría la
seguridad es grande mientras las ciudades alemanas o suecas registran cada vez
más violencia. Los judíos en Budapest andan con Kipá mientras en París, Berlín
o Roma eso ya es casi ilusión. La opción Orban tiene por tanto futuro en
Hungría como el resto de Europa. Su talón de Aquiles es sin duda la corrupción.
Mayorías abrumadoras durante tanto tiempo hacen difícil evitarla.
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