GRITOS EN LA UE
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
16.09.18
El debate sobre inmigración lo decide todo
El debate sobre inmigración lo decide todo
LOS lectores de ABC pudieron leer ayer como en ningún otro
diario el gran enfrentamiento, muy significativo, habido en Viena entre el
ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, y el ministro de Exteriores y
Europa de Luxemburgo, Jean Asselborn. En una cumbre ministerial sobre
inmigración africana, intervino Salvini para decir que Italia ya ha decidido
que, para la mano de obra del futuro, es mejor tener hijos que traer esclavos
africanos y que combatirían con la UE o solos, por todos los medios, ese
tráfico humano como otras actividades criminales. Asselborn, un socialista de
ese triángulo de la arrogancia privilegiada que es el Benelux, le interrumpió
para espetarle que ellos habían recibido a muchos italianos porque no podían
dar de comer a sus hijos y mandó «a la mierda» al ministro italiano. El entorno
del luxemburgués, uno de esos incansables tribunos de la moralidad eurocrática,
se quejaba ayer de que había sido una trampa de Salvini, que tenía a su gente
grabando la escena. También ellos parecen creer que fue Asselborn quien queda
como «la chata».
Hay una terrible percepción de emergencia en todos aquellos
partidos europeos que pretenden continuar sin variar el principio de que el
futuro de Europa es irremisiblemente esa sociedad multicultural que guste o no
ha de imponerse allá donde no se ha impuesto ya en el continente. Están
decididos a combatir toda resistencia ideológica a este proceso como una
reacción racista y extremista. Sin embargo, y pese a todas estas
descalificaciones, crece sin cesar la corriente contraria, la que enarbola como
idea fundamental el mensaje del ya fallecido gran pensador de la ciencia
política que fue el italiano Giovanni Sartori, que advirtió que la
multiculturalidad supone la voladura de la democracia y su fraccionamiento en
guetos, como ya se ve en las ciudades de Europa occidental. Este movimiento
llama a poner fin a la resignación. A luchar por evitar que el futuro de toda
Europa sea Birmingham o un «banlieue» francés. Goza cada vez de mayor apoyo
popular. Un sondeo del diario La Repúbblica revelaba ayer que el Gobierno
italiano se dispara en apoyo popular. El primer ministro Conthe y el propio
Salvini disfrutan de cotas de popularidad de más del 60%. La Lega casi duplica
su voto desde las elecciones.
No es este sondeo el único susto para los guardianes de la
política socialdemócrata europea. Tras Suecia llega la cita en Baviera y allí
se juegan bastante más. Porque la CSU está en estado de pánico. El partido
bávaro, que tiene mayorías absolutas prácticamente desde el final de la guerra,
tiene un 35% en los sondeos. En 2013 aun sacó el 47%. El electorado se fuga
hacia la derechista AfD. La gente está muy harta de monsergas, sean de
Asselborn o Merkel, de políticos que nunca sufren las consecuencias de sus
decisiones y «postureos» morales e ideológicos. La población europea ha dejado
de estar dispuesta a imposiciones ideológicas en contra de sus intereses. Quien no
lo entienda será castigado por la historia.
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