LA ARBITRARIEDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
02.09.18
El Gobierno desprecia públicamente las elecciones como
«contar votos malamente»
CARMEN Calvo, vicepresidenta del Gobierno por la gracia de
Pedro Sánchez y de todos los separatistas, comunistas, extremistas y enemigos
de España en el Congreso, dice que ya está bien de pedir elecciones. Dice esa
señora que pedir las elecciones que Sánchez prometió es «crear tensiones». Lo
que deben hacer los partidos es «arrimar el hombro». Lo demás es «hacer
oposición al Estado». Asegura Calvo que antes de cualquier elección hay que
restablecer el Estado de bienestar tan dañado por «la derecha». «O la
democracia es Estado de bienestar o estamos hablando de contar votos
malamente». Las elecciones generales son «contar votos malamente». Este procaz
desprecio a la voluntad expresa del pueblo soberano debería hacer sonar las
alarmas de esa oposición cuyos líderes parecen «el petimetre» de Lucky Luke.
Así se las ponían… a Chávez y Maduro. Como allí, es la arbitrariedad la que
gobierna.
Si se toman en serio a Calvo, que afirma que no habrá
elecciones hasta que se haya «restablecido el Estado del bienestar», se puede
acabar pensando que, en su permanente delirio cambiante, este Gobierno evalúa
la posibilidad de no respetar la legislatura y suspender elecciones
indefinidamente. Porque Sánchez no va a restablecer ni el Estado ni el
bienestar ni nada de aquí a 2020. Al contrario, todo indica que este Gobierno
puede provocar en meses una crisis general de catastróficas consecuencias. Ya
se intensifica el frenazo de la economía y, con anuncios de expolio a la
población, disparado el gasto, sin margen de maniobra en la deuda y los tipos
de interés determinados al alza, la economía de la España de Sánchez puede
hundirse en tiempo récord. Y ahí no van a ayudar banqueros feministas. Por otra
parte y debido a su servidumbre a los compromisos secretos, Sánchez toma sin
parar medidas que debilitan al Estado frente a sus enemigos, que son los socios
del jefe de Gobierno. Con el enfrentamiento civil en Cataluña en marcha y su
posible extensión a otras regiones y siendo pelele de todos en una crisis de
inmigración en la que este Gobierno ha puesto a España en la peor situación
imaginable. Así las cosas, para Sánchez y su tropa de ninfas fanáticas la
salida más sensata a una situación que escapa rápidamente a su control sería la
convocatoria de elecciones. Pero Sánchez y Calvo sufren –o gozan– ya el
síndrome del sátrapa que no quiere «contar votos malamente». No vaya a haber
pocos propios. ¿Cómo evitarlo? Como campeones de la arbitrariedad pueden hacer
cualquier cosa. Igual invitan a media África a España que deportan a miles de
africanos en vagones de ganado. Tan dispuestos a entregar Cataluña a los
golpistas como a mandar al Ejército. Cualquier cosa para quedarse ellos donde
nunca habrían llegado a través de elecciones. Hace días, el gran periodista
peruano Jaime Bayly preguntaba que cómo era posible que Sánchez abrazara a un
dictador repugnante como Evo Morales. Y se negara a llamar dictador al asesino
de Maduro. Porque Sánchez, para quedarse, está dispuesto, en ese reino de la
arbitrariedad total, hasta a emularlos a ellos.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home