ODIOSAS COMPARACIONES
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
31.08.18
A Sánchez le gustan las dictaduras que llevan a la miseria
EL presidente del Gobierno de España está de gira por
Iberoamérica. Ha visitado dos países que inauguran presidente, Chile y
Colombia. Y uno, Bolivia, con un régimen ideológicamente mucho más afín al
socialista Sánchez y a sus socios comunistas. Allí reina Evo Morales, como
Daniel Ortega en Nicaragua, un especialista en la supervivencia. No creyó
conveniente Sánchez pasar a ver a Nicolás Maduro, el campeón en sobrevivir en
condiciones inauditas. Ahí sigue después de destruir el país, asesinar y
torturar a miles, robar y saquear a todos. Ya mata en masa con hambre y
enfermedades. Huyen por millones a países vecinos y pagan con sangre, miseria y
muerte la ceguera de haber llevado al poder a los padrinos de Iglesias, Errejón
y Monedero, esos que dictan ahora la política fiscal a Sánchez. El jefe del
Gobierno de España dijo ayer que los venezolanos tienen que encontrar una
solución entre ellos. Es como enviar una señal de concordia a torturadores y
torturados. O que los niños víctimas de Mengele debieron empatizar más con el
doctor. Esa infamia infinita, insulto intolerable, se lo puede haber dictado su
compañero de partido Zapatero, eficaz agente del narcodictador Maduro para
fortalecer su régimen criminal.
Sánchez no ha dejado de hablar de Franco. También de una
Comisión de la Verdad con la que pretende reprimir las verdades incómodas para
su partido. En Chile recolectó malas ideas y peores intenciones en esa farsa
del Museo de la Memoria. Allí los chilenos han acatado una versión grotesca por
maniquea de su pasado en la dictadura de Pinochet. Se han tragado todo el
cuento impuesto por la izquierda. El ministro de Cultura chileno, Mauricio
Rojas, tuvo que dimitir nada más ser nombrado por haber dicho la verdad hace
años. Dijo Rojas que aquello «más que un museo (…) un montaje cuyo propósito
(…) es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar (…) Es un uso
desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional». Por estas palabras se ha
tenido que ir un hombre culto y capaz. Lamentablemente, Rojas perdió, además
del cargo, su autoridad al intentar aplacar a las fieras izquierdistas con
disculpas por decir la verdad. El museo es un inmenso y costoso despliegue de
hechos ciertos y omisiones dolosas para construir una gran mentira. Una
dictadura maligna se abalanzó sobre el pueblo chileno por codicia y crueldad y
murió por la protesta interna y externa. El mismo cuento que en España aunque
más breve.
Ni una palabra de Cuba, los asesinatos, Allende como títere
comunista. Sin mención de causas. Nadie explica que un golpe en Chile llevó a
una dictadura porque era inminente una dictadura mucho peor. Hoy Chile es el
polo de prosperidad y libertad porque se evitó que fuera el polo de miseria y
esclavitud con Cuba. El canalla que quería convertir Chile en Cuba era Allende
y quien lo evitó era Pinochet. En el polo de la miseria con Cuba está ahora
Venezuela porque no ha tenido un Pinochet. Y si no lo ha habido es porque la
izquierda ha logrado imponer en Occidente esa postrera lectura falaz que
protege las dictaduras comunistas. Solo Thatcher hizo frente a la falacia
global de la izquierda. La inmensa mayoría de los venezolanos verían como una
salvación surgir a un Pinochet que en diez años pusiera el país al nivel de
Chile. Con muchos menos asesinados y torturados que en Cuba y Venezuela, por
cierto. Pero Sánchez detesta las dictaduras que se autodisuelven después de
crear prosperidad y seguridad. Las que generan dolor permanente y miseria,
Venezuela o Cuba son las que gustan a Sánchez. A sus socios más. Tanto que la
quieren implantar aquí.
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