POLICARPO SÁNCHEZ
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.09.18
Superado un cáncer, retoma la lucha por la unidad del
Archivo de Salamanca
DESDE hace siglos los pensadores españoles se proclaman
frustrados por la pasividad y sumisión de sus compatriotas ante el maltrato, la
injusticia y el abuso del poder. Hoy como siempre una mayoría de los españoles
viven desentendidos y resignados, indiferentes cuando no cínicos ante la cosa
pública. Por eso precisamente es España patria de héroes solitarios que se baten
en batallas quijotescas sin reparar en costos para sí y su entorno. Policarpo
Sánchez es uno de ellos. Este salmantino de 54 años, abogado y archivero y
documentalista de vocación, va a cumplir diez años de lucha contra dos
gobiernos, el de España y el de la Generalidad de Cataluña, por impedir primero
y revertir después una de las grandes canalladas históricas cometidas al amparo
de la despreciable Ley de Memoria Histórica. Que es el asalto y saqueo del
Archivo de Salamanca perpetrado por el Gobierno de Zapatero y el separatismo. Y
continuado bajo el Gobierno de Rajoy con el mismo entreguismo y desprecio a la
necesidad de preservar este archivo común de España.
El poder tiene hoy mecanismos de coacción e intimidación más
eficaces que nunca. Son los métodos suaves que no requieren cadenas o
mazmorras. Se ignora al hombre justo, se le aísla de los intermediarios con la
opinión pública y se le neutraliza. Si es desconocido se impide que deje de
serlo. Si es conocido se le desprestigia, se mina su entorno con sospecha y
miedo, se descalifican sus intenciones y ponen sus motivos bajo sospecha, se le
ridiculiza hasta la muerte civil. Muchos se rinden. Policarpo ha pasado por
todo. Incluso por un cáncer que se le echó encima como todas las represalias
por su actitud incorruptible y su defensa inagotable de la memoria real de
España. Comenzó su heroica lucha por el Archivo de Salamanca allá en 2009,
cuando aún trabajaba allí. En 2011 se inició la fechoría. Las intenciones de
los separatistas estaban claras: destruir un archivo nacional porque quieren
destruir la nación y la memoria real de su pasado. Nadie sabe cuántos de los
muchos centenares de miles de documentos sustraídos hacia Cataluña han sido
destruidos, porque desmienten esa historia mentirosa inventada para fomentar el
odio y ocultar la españolidad de Cataluña. Josep Boya, un golpista y jefe de
manipulación histórica de la Generalidad, lo dejó claro: «El dolor de las
familias no me importa. Lo único que me importa es que desaparezca el Archivo
de Salamanca».
A Policarpo le amenazaron desde el Gobierno de Madrid con el
despido del Archivo si continuaba sus denuncias. Y lo echaron. Tuvo que buscar
trabajo como comentarista para grandes compañías. Pero no dejó de reunir y
movilizar a gentes en toda España, de luchar contra la desidia y el desinterés,
con el boicot de todos los medios de izquierda y la hipócrita pasividad de la
derecha y unas elites económicas indiferentes hacia cualquier iniciativa de
defensa de la nación. Con un pequeño grupo de entusiastas Policarpo ha logrado
grandes victorias judiciales y la devolución de muchos miles de documentos
desde Barcelona. Y culminaron en diciembre del 2017 con una sentencia que
vuelve poner en Madrid la decisión de restaurar una unidad de ese archivo que
tiene tanta lógica como la unidad de la Biblioteca Nacional o cualquier archivo
del mundo. La suerte del Archivo de Salamanca es metáfora y símbolo de la
suerte de España en tiempos de inmensa zozobra y agresión de sus enemigos.
Policarpo Sánchez, restablecido de su cáncer, vuelve a la lucha con una
renovada y fortalecida «Asociación Salvar el Archivo de Salamanca». Y pide
ayuda a todos los españoles para esta gran batalla que es la de España, en la
defensa de su integridad, su libertad y la verdad histórica.
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