SOBREACTUACIONES
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 22.09.18
Desde que llegó vemos el mismo patrón de comportamiento en
todos los actores internacionales cuando el constructor de Queens, sentado en
el Despacho Oval, toma una de esas decisiones que sus antecesores procuraban no
tomar. Las sobreactuaciones, ahora de Pekín y Moscú, ayer de Bruselas, NAFTA o
Teherán parecen orquestadas por el propio Donald Trump al que tanto gusta
dramatizar. Washington ha impuesto una considerable batería de sanciones a
China por su compra de armamento a Rusia. Porque Moscú está sometido a embargo
occidental por su anexión de Crimea y otro norteamericano por sus injerencias
en las elecciones presidenciales de 2016. Pekín y Moscú pretenden estar
horrorizados por esta espantosa noticia que quieren hacer creer es poco menos
que una declaración de guerra. Y conminan al presidente Donald Trump a
rectificar. Si no, dicen, habrá graves represalias.
Ni tanto ni tan calvo. China y Rusia sabían bien que las
grandes compras de armamento ruso que acaba de hacer Pekín violan el embargo
impuesto. Trump es previsible. Quien rompe los embargos de EE.UU. comete un
acto hostil a EE.UU. que enfada a EE.UU. y sentirá el enfado de EE.UU. En
Washington ya no está aquel presidente que siempre cobardeaba y que no cumplía
ni sus promesas ni sus amenazas. Lo sabe Volkswagen, que no es china ni rusa, y
ha abandonado Irán para cumplir con el embargo de Trump. La izquierdista y
filoiraní Federica Mogherini se ha tragado su baladronada de que los europeos
ignorarían el embargo de EE.UU. a Irán.
Los chinos y los rusos podrán buscar formas represalias.
Quizás las tomen. Probablemente no muchas. Lo que no podrán es decir que le han
doblado el pulso al presidente norteamericano. Ni con la guerra comercial que
alarma más a los periodistas y académicos que a comerciantes e inversores a la
vista de cómo va Wall Street. Ni con maniobras militares conjuntas chinorusas
que tampoco impresionan demasiado. China y Rusia tienen que escenificar la
ofensa. Pero ellos sí entienden, parece que mejor que los europeos, que Trump
ejerce como el negociador de Queens que siempre tiene al final consideración
para los intereses ajenos. Cuando los suyos están amarrados.
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