LOS ULAYAR Y LA IDEA DE ESPAÑA
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 17.09.13
EL jueves de la pasada semana, el pueblito navarro de
Echarri Aranaz fue escenario de una bella escena. En un precioso día soleado de
las postrimerías de verano, un pequeño grupo de amigos llegados de fuera, con
algún niño, pintaban la fachada de una casa. Cuando terminaron lucía en un azul
tenue. Después posaron sobre ella un sinfín de manos con pintura blanca. Más
que una lavada de cara de la casona, era aquella pintura fresca azul con manos
blancas el retorno de la nobleza a ese pueblo castigado con el permanente
envilecimiento por la historia de este medio siglo de crímenes, de silencios
cómplices, de cobardías y de olvidos culpables. La pintura azul borraba una vez
más palabras de odio contra los propietarios y contra España. Con su «Gora ETA
militarra». Una vez más habían llegado los cómplices de los asesinos a dejar
sus siniestros lemas y garabatos en la fachada. Pero una vez más habían llegado
después los dueños a dejar claro que existen y que todos los brutales intentos
por hacer desaparecer su huella en la aldea de sus mayores fracasan. Había
llegado a limpiar la fachada de infamias. Pero ante todo a llenar de coraje y
dignidad esa casa, esa calle y esa aldea con su mera presencia, la familia
Ulayar.
La vida en Echarri Aranaz está marcada por la tragedia de
esta familia, por el crimen que delante de aquella casa segó la vida del padre,
Jesús Ulayar, el día 27 de enero de 1979. Los asesinos fueron capturados y
condenados. Nunca cumplieron toda la condena y una vez liberados, fueron
recibidos con fiestas y supremos honores en el pueblo. Hoy los asesinos son
todos hijos predilectos del pueblo. Echarri Aranaz es un pueblo en manos del
poder emanado del crimen y del miedo. Es uno de los casos más trágicos y
sangrantes, más ofensivos, de un destino tristemente común, la ausencia de
España de miles de pueblos españoles. De los que el Estado y su mensaje de
unidad, libertad y ley, se batieron en retirada. Ante la indiferencia de la
sociedad española, indolente, consumista y deseosa de olvidar un pasado franquista
de nula gloria para esa mayoría que se pretendía antifranquista. La gran
mentira de la España postfranquista como enfermedad nacional. Pero España no se
retiró sólo del País Vasco. Con la educación en manos de los nacionalismos se
entregó a los enemigos de la idea de España su arma más eficaz. También en
Cataluña. Y así crecieron los organismos volcados en la promoción del odio a
España, su ridiculización, al desprecio e ignorancia de la historia común.
España ausente de sí misma, mientras el enemigo borra las huellas de su
omnipresencia multisecular.
Dicen algunos que todo está
perdido. No tiene que ser así. Los Ulayar existen. Por todas las tierras de
España. Quien niegue la españolidad de Echarri Aranaz siempre se topará con
ellos. Y si España, si sus gobernantes cumplen con su deber de retornar a todo
su territorio, encontrará a millones que, tras décadas de miedo y silencio
conveniente, sí quieren volver a defender el ideal racional de libertad y
convivencia que es la Patria Grande. Los Ulayar han resistido y se han
enfrentado siempre tanto a los enemigos de España como a quienes por cobardía,
ideología o comodidad traicionaron su juramento. Los Ulayar de todos los
rincones de nuestra geografía quieren pintar sus casas de nuevo. Volver a la
verdad, histórica y cotidiana, acabar con el miedo, la mentira y la afrenta.
Pero necesitan que antes y a través de sus instituciones, España, se haga
presente y vigente.
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