The Unending Gift

viernes, septiembre 13, 2013

SOSTIENE MARGALLO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 13.09.13

Unos piden «encaje» y privilegios bajo chantaje, pero la mayoría pide respeto para su sacrificio permanente

NUESTRO ministro de Asuntos Exteriores no deja de hablar de un asunto interior que los enemigos de la Constitución, de nuestra democracia y de España, quieren convertir en exterior. Aunque sólo fuera por eso, por no darle la razón a todo ese tropel de gente malintencionada, ya sería prudente que el ministro de las cosas de fuera, callara respecto a estas cosas de dentro. Pero además hemos comprobado ya que, a la hora de hablar de Cataluña, poca gente se equivoca más al elegir las palabras que el por lo demás elocuente e inteligente ministro José Manuel García-Margallo. Ahora, después de esta segunda Diada de la Era del Delirio Mas, el ministro nos dice que la cadena humana «ha sido un éxito». No, señor ministro. La megasardana fue organizada con la falaz pretensión de denunciar «ante el mundo» no se sabe qué falta de libertades y de exigir a los españoles y su Gobierno que se avengan a la traición y ayuden a destruir la patria de sus ancestros pero también de nuestros descendientes. Una cadena de gente que no representa ni el 1% de la población española, adoctrinada en el odio a España y en la permanente mentira, pretendió que todos los demás españoles aceptemos enterrar el Estado nación más antiguo de Europa. Pretenden además que lo hagamos de buen grado y humor. Y sin que nadie se irrite ante este descomunal crimen. Sin que nadie pueda levantar la voz ante la infinita obscenidad de una propuesta que cualquier nación vecina atajaría con contundencia. Y con la implacable aplicación de la ley, ante la enormidad del ataque. No, señor ministro. No ha sido un éxito, porque no puede serlo. El aquelarre separatista ha recibido toda la propaganda de sus organizadores. Pero como estamos en España, también de quienes tienen el deber constitucional de hacerles frente. Las televisiones privadas y públicas volcadas en esta cobertura están copadas por comentaristas simpatizantes con la causa separatista en diverso grado. Y cuando no, exquisitamente neutrales. Y TVE emitiendo información intercambiable con la de TV3, la cadena de agitación del Gobierno ya abiertamente sedicioso de la Generalidad. Por supuesto que después de todo el ruido no han avanzado un milímetro hacia una independencia. Pero tampoco ha sido un éxito para los españoles respetuosos con las leyes, porque sí ha aumentado su desasosiego. Y esta zozobra se debe menos a que cuatrocientos mil separatistas, que caben en cuatro estadios de fútbol, se encadenasen para confirmar sus intenciones, que a la desesperante pasividad del Gobierno, que no cumple su principal y más sagrado deber, que es defender a España y los españoles de agresiones a su integridad. Sostiene también Margallo que hay que «escuchar a la calle». Sí, pero a toda. No sólo siempre al callejón pendenciero que clama por violar las leyes comunes. La calle entera y silenciosa está muy harta de la inmensa atención de nuestros gobernantes a unas sensibilidades y su desprecio hacia las que trabajan, callan y pagan impuestos… para que el Gobierno pueda mostrarse obsequioso en secreto con los de siempre. El Gobierno pretende aun apaciguar al nacionalismo. Es el miedo al conflicto que le engaña. Jamás el apaciguamiento ha sido solución ante una agresión a la ley. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría contradijo ayer a Margallo y parece intuirlo: «El Gobierno tiene que escuchar a la mayoría silenciosa». La mayoría sufre ya años de sinsabores y necesidades. No añadan humillación y agravio permanente. Porque unos piden «encaje» y privilegios bajo chantaje, pero la mayoría pide respeto para su sacrificio permanente. Y su paciencia no es una farsa oportunista manipulada. Escuchen antes de que levante la voz.



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