The Unending Gift

lunes, junio 30, 2014

CIEN AÑOS DE FANATISMO

Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 30.06.14

     El odio fanático hizo disparar a Gavrilo Princip contra un heredero de Francisco José I, su sobrino Francisco Fernando, que temía planes reformistas para el Imperio Austro-Húngaro. Quería restaurar el equilibrio roto con los privilegios de Hungría otorgados en 1867. Fue una trágica concesión al nacionalismo húngaro, que pudo así aplastar al resto de pueblos como jamás había hecho Viena. Y generó en los eslavos aquel odio infinito. El victimismo del nacionalismo es hoy el mismo. En Visegrad, el sábado conmemoraron el asesinato del heredero con una función con serbios ahorcados en represalia. Como la estatua al asesino Gavrilo Princip, una bofetada a quienes acudieron a Sarajevo con espíritu de reconciliación.

     El fanatismo nacionalista solo sabe del sufrimiento propio. Fue hace cien años, aquel día de San Vito, aniversario de la batalla de Kosovo Polje, en la que dice la leyenda el Zar Lazar de Serbia fue derrotado por los turcos, aquel 28 de junio del 1914, el momento estelar del nacionalismo europeo. Mito y odio. Murió un integrador y se desataron todas las fuerzas del chovinismo de pequeños y de grandes. Las naciones se entusiasmaron ante la ocasión de aplastar a sus enemigos. Cuatro años y veinte millones de muertos después había sucumbido el orden antiguo y los fantasmas ya eran monstruos. Las ideologías redentoras del comunismo y el fascismo habían acabado con tradición y respeto, con fe y compasión, con autoridad y honor.

     El mundo cambió y las fronteras saltaron por los aires. Ahora en Oriente Medio, las fronteras de entonces desaparecen ante el terror del nacionalismo de Alá, la más vital hoy de las ideologías redentoras, el islamismo. Decenas de decenas de millones han caído desde 1914. Habrá más. Ahí tienen a un moderno Gavrilo Princip de Mahoma vigilante, mudo él, más audible el grito omnipresente del “viva la muerte”.

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