The Unending Gift

domingo, abril 12, 2015

EL TIEMPO JUZGARÁ

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  03.04.15


Al menos una declaración por la que Irán renuncia a la destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo dirá si este acuerdo es un avance o un trágico error

TODOS los participantes anuncian que hay acuerdo. Todos se felicitan por ello. Y el primero en hacerlo, en Twitter, fue el presidente de la República Islámica de Irán, Hasán Rouhani. Es un acuerdo marco para la redacción de uno final que estará listo para finales de junio. Tras posponer en dos ocasiones en el maratón final la fecha límite, que era el 31 de marzo, por fin se pudo decir que EE.UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania han llegado a un acuerdo con Irán. Un acuerdo que todos los participantes deseaban. Algunos, con especial ansia. Se trata de un acuerdo general garantizado por todos los firmantes para desmantelar las sanciones internacionales contra este país a cambio de condiciones que limitan su actividad nuclear y sus nunca reconocidos pero siempre evidentes intentos de fabricación de armamento atómico. Veremos pronto en qué consiste todo ello y si realmente este acuerdo, el que se firme a finales de junio, cuyo texto habrá de ser redactado, ofrece suficientes garantías para aquellos que están convencidos de que el régimen teocrático de Teherán tiene el firme objetivo de fabricar armas nucleares y que este acuerdo no lo impedirá. Las fervientes ganas de firmar del presidente Barack Obama no han ayudado a despejar sospechas. Han agudizado las preocupaciones de los partidarios de atar mucho más corto a un régimen que muestra un rostro diplomático más civilizado pero no deja de aplicar una política de poder sin escrúpulos.
Irán tiene ahora un presidente, Rouhani, afable y relajado en contraste con su antecesor, el furibundo fanático Ahmadineyad, o con los ayatolás dirigidos por el líder espiritual Jamenei. Pero eso no ha cambiado la política en el interior de Irán, donde al sangriento aplastamiento de las revueltas de 2009 ha seguido un ominoso rigor de la represión. Y en el exterior, Irán ha aprovechado bien la aparición del brutal terrorismo sunita del Estado Islámico para erigirse en la vanguardia de la batalla contra el mismo. Y extender así su control sobre Irak. Su intervención en Yemen como apoyo a los rebeldes y su pleno apoyo al régimen de Assad y a la intervención extranjera del aliado libanés de Hizbollah son otras de las piezas de un régimen que aumenta cada vez más su poder sin ceder en ninguno de los brutales postulados del mismo. Que toda la comunidad internacional está interesada en que Irán vuelva a ser un miembro de pleno derecho de la comunidad internacional es un hecho. Y sería beneficioso para todos. Pero sólo si cambia su actitud y sus postulados que lo hicieron uno de los países más agresivos del mundo. Y lo sigue siendo, aunque no les convenga verlo a todos los países que esperan un suculento mercado. Y aunque no le convenga verlo a Obama, que quiere un acuerdo para poder tener algún hito no marcado por el fracaso en su presidencia. Este «triunfo para la historia», como el restablecimiento de relaciones con Cuba, debe convertirse en medalla para una pechera muy desnuda de ellas. Veremos con qué consecuencias. Porque si en Cuba el gesto de Obama de momento sólo ha supuesto satisfacción para los Castro y más detenciones de opositores, en Irán la normalización y fortalecimiento del régimen, si no logra evitar la bomba nuclear, sería una catástrofe mundial de consecuencias imprevisibles. Esa bomba tiene como primer destinatario un país, que es Israel. Y es un aliado de muchos firmantes cuyos temores e intereses se han despreciado en estas negociaciones. Al menos una declaración por la que Irán renuncia a la destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo dirá si este acuerdo es un avance o un trágico error.

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