EL TIEMPO JUZGARÁ
Por HERMANN TERTSCHABC 03.04.15
Al menos una declaración por la que Irán renuncia a la
destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo dirá si este
acuerdo es un avance o un trágico error
TODOS los
participantes anuncian que hay acuerdo. Todos se felicitan por ello. Y el
primero en hacerlo, en Twitter, fue el presidente de la República Islámica de
Irán, Hasán Rouhani. Es un acuerdo marco para la redacción de uno final que
estará listo para finales de junio. Tras posponer en dos ocasiones en el
maratón final la fecha límite, que era el 31 de marzo, por fin se pudo decir
que EE.UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania han llegado a un
acuerdo con Irán. Un acuerdo que todos los participantes deseaban. Algunos, con
especial ansia. Se trata de un acuerdo general garantizado por todos los
firmantes para desmantelar las sanciones internacionales contra este país a
cambio de condiciones que limitan su actividad nuclear y sus nunca reconocidos
pero siempre evidentes intentos de fabricación de armamento atómico. Veremos
pronto en qué consiste todo ello y si realmente este acuerdo, el que se firme a
finales de junio, cuyo texto habrá de ser redactado, ofrece suficientes
garantías para aquellos que están convencidos de que el régimen teocrático de
Teherán tiene el firme objetivo de fabricar armas nucleares y que este acuerdo
no lo impedirá. Las fervientes ganas de firmar del presidente Barack Obama no
han ayudado a despejar sospechas. Han agudizado las preocupaciones de los
partidarios de atar mucho más corto a un régimen que muestra un rostro
diplomático más civilizado pero no deja de aplicar una política de poder sin
escrúpulos.
Irán tiene ahora un
presidente, Rouhani, afable y relajado en contraste con su antecesor, el furibundo
fanático Ahmadineyad, o con los ayatolás dirigidos por el líder espiritual
Jamenei. Pero eso no ha cambiado la política en el interior de Irán, donde al
sangriento aplastamiento de las revueltas de 2009 ha seguido un ominoso rigor
de la represión. Y en el exterior, Irán ha aprovechado bien la aparición del
brutal terrorismo sunita del Estado Islámico para erigirse en la vanguardia de
la batalla contra el mismo. Y extender así su control sobre Irak. Su
intervención en Yemen como apoyo a los rebeldes y su pleno apoyo al régimen de
Assad y a la intervención extranjera del aliado libanés de Hizbollah son otras
de las piezas de un régimen que aumenta cada vez más su poder sin ceder en
ninguno de los brutales postulados del mismo. Que toda la comunidad internacional
está interesada en que Irán vuelva a ser un miembro de pleno derecho de la
comunidad internacional es un hecho. Y sería beneficioso para todos. Pero sólo
si cambia su actitud y sus postulados que lo hicieron uno de los países más
agresivos del mundo. Y lo sigue siendo, aunque no les convenga verlo a todos
los países que esperan un suculento mercado. Y aunque no le convenga verlo a
Obama, que quiere un acuerdo para poder tener algún hito no marcado por el
fracaso en su presidencia. Este «triunfo para la historia», como el
restablecimiento de relaciones con Cuba, debe convertirse en medalla para una
pechera muy desnuda de ellas. Veremos con qué consecuencias. Porque si en Cuba
el gesto de Obama de momento sólo ha supuesto satisfacción para los Castro y
más detenciones de opositores, en Irán la normalización y fortalecimiento del
régimen, si no logra evitar la bomba nuclear, sería una catástrofe mundial de
consecuencias imprevisibles. Esa bomba tiene como primer destinatario un país,
que es Israel. Y es un aliado de muchos firmantes cuyos temores e intereses se
han despreciado en estas negociaciones. Al menos una declaración por la que
Irán renuncia a la destrucción de Israel podría haber sido exigible. El tiempo
dirá si este acuerdo es un avance o un trágico error.
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