LOS OJOS DE ALEMANIA EN ESPAÑA Walter Haubrich (1935-2015)
Por HERMANN TERTSCHABC 09.04.15
Conocía a todos en España y todos los alemanes con interés
en España le conocían
Walter Haubrich
nació el 25 de agosto de 1935 en Sessenhausen y ha muerto el 6 de abril de 2015
en Madrid. Fue un periodista que entre 1968 y 2002 ostentó la corresponsalía
del «Frankfurter Allgemeine Zeitung» (FAZ) en Madrid. En la etapa final del
franquismo fue enlace entre partidos opositores españoles y sus homólogos alemanes.
Allá en los años de
las guerras yugoslavas, Viktor Meier, una leyenda del periodismo en el este de
Europa que escribía en el « Frankfurter Allgemeine Zeitung», harto de bombas y
violencia balcánica, me dijo en varias ocasiones: «Sí, mi sueño es que me den
la corresponsalía en España. Pero me moriré sin cumplirlo porque a Walter
Haubrich no hay quien lo saque de allí.» Y en efecto, Viktor Meier se murió
hace unos meses en Suiza sin haberle quitado el envidiado puesto a Haubrich que
le seguiría a la muerte el pasado lunes. Y es cierto que hasta su jubilación,
el periodista renano grandullón, tan apacible como apasionado, ha sido el
corresponsal inamovible desde la década de los setenta.
JOSÉ ALFONSO
Haubrich ya había
estado en España estudiando románicas en Salamanca –como en Dijon, en Francia–
e ingresó en el periódico serio y conservador que siempre fue el «FAZ» en el
año en el que, alrededor de la sede en Fráncfort, volaban los adoquines en el
mayo del 1968 alemán. Pronto estaba instalado como corresponsal del periódico
en la España tardofranquista. Ya conocía a jóvenes de la oposición de sus
estancias estudiantiles. Desde entonces hasta 2002 en que se jubiló
oficialmente, pero también después en sus colaboraciones que no cesaron,
Haubrich fue el testigo de excepción de la historia política de España para las
clases dirigentes en Alemania. No solo para ellas, pero sí muy especialmente
para los estamentos de la política, economía, finanzas y cultura.
Como joven con muy buenos contactos en la oposición
democrática al régimen fue en innumerables ocasiones el transmisor de los
mensajes entre la oposición democrática y los partidos alemanes. Y llegado el
momento de la muerte de Franco, después la transición y los años de vértigo que
después siguieron, Haubrich fue uno de los principales canales de comunicación
en unas relaciones hispano-alemanas que fueron decisivas para la estabilización
de la democracia y para el posterior ingreso de España en la Comunidad Europea.
Fue, como recordaría muchas veces su amigo personal Felipe González, uno de los
«aparatos de oxígeno» para la oposición como conexión directa con la república
de Bonn. Él conocía a todo el mundo en España y todo el mundo en Alemania con
interés político y económico en España le conocía a él. Era Haubrich probablemente
el único socialdemócrata entre los corresponsales del «FAZ». Pero sus estrechos
lazos con Felipe y toda su generación y tantos otros amigos que tenía en el
PSOE así como en el SPD nunca le supusieron un problema ni aquí ni allí. Porque
estaba siempre fuera de duda el grado de información, de conocimiento y de
credibilidad. Haubrich sintió pasión por España y por su despertar a la
libertad. Tuvo la suerte de vivirla en primera fila y contarla como nadie para
generaciones de alemanes que han sabido de nuestra historia a través de sus
crónicas.
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