UCRANIA CELEBRA EL FIN DE HITLER DE ESPALDAS A RUSIA
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Kiev
ABC Sábado, 09.05.15
70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial
La amenaza de Moscú
Estos días Kiev recuerda ante todo que
vuelve a estar en guerra y que la derrota del nazismo no supuso ninguna liberación,
sino el comienzo de la ocupación militar de las tropas del Kremlin
Tierras de sangre Ucrania, Polonia y Bielorrusia sufrieron
la guerra como ningún otro lugar de Europa: el Holocausto, operaciones de
tierra quemada, asesinatos masivos
Ucrania ha recordado que, además de haber sido uno de los
escenarios más terribles de la Segunda Guerra Mundial cuyo final ahora se
evoca, es el único país entonces implicado que vuelve a estar parcialmente
invadido y en guerra. Así celebró ayer Kiev el aniversario. Con un concierto
presidido por el presidente Petro Poroshenko y un mensaje omnipresente de
equiparación de la lucha contra el nazismo invasor en la Segunda Guerra Mundial
con la lucha contra el invasor de ahora, el ejército de la vecina Rusia que
ocupa varias regiones y ha anexionado a Moscú una parte del territorio de
Ucrania, la península de Crimea.
Carteles y pancartas en la ciudad muestran la amapola
adoptada del ceremonial del luto de los países anglosajones y las fechas de
1939-1945 para incluir aquellos dos años que Moscú olvida voluntariamente en sus
celebraciones de la Gran Guerra Patria 1941-1945. Y es que la URSS antaño y hoy
el presidente Vladimir Putin, que practica una permanente rehabilitación y
reivindicación de la Unión Soviética de Iósif Stalin, no recuerdan aquellos dos
primeros años de guerra en Europa porque Moscú no participaba en ella. Y no lo
hacía porque era el gran aliado de la Alemania hitleriana con el que se había
repartido amistosamente Polonia y los países bálticos. Esta verdad histórica
vuelve a estar proscrita en un Moscú en el que se venden de nuevo bustos de
Stalin desaparecidos en 1956, se han acuñado medallas y monedas de Lenin y la
retórica triunfal de la Gran Guerra Patria resuena atronadora.
Doble capitulación
La capitulación incondicional de Alemania se firmó dos veces
en 1945. El 7 de mayo lo hacía el general Alfred Jodl en Reims en el cuartel
norteamericano del general Dwight Eisenhower. Y en la medianoche del 8 al 9 de
mayo de 1945 lo hacia el mariscal de campo Wilhelm Keitel en el cuartel general
del mariscal Georgui Zhukov en Berlín-Karlhorst. Por eso se celebró ayer con
diversas ceremonias en todo el mundo, desde Berlín a Londres, de Washington a
París, el fin de la Segunda Guerra Mundial y un día más tarde se celebrará hoy
en Moscú el Día de la Victoria sobre el nazismo. Las diferencias son muchas
más. Y comienzan con el periodo de guerra cuyo fin se conmemora. En Kiev, donde
el rito soviético de esta celebración ha desaparecido por completo, se han
adoptado las fechas aliadas y se celebra de manera sobria, civil y
«occidental». Mientras, con 16.000 soldados, un inmenso despliegue y la
presentación de nuevas armas, el desfile de hoy en Moscú vuelve a ser una
demostración de fuerza militar amenazadora como en los tiempos más tensos de la
Guerra Fría. Los dirigentes occidentales han rechazado la invitación de
Vladimir Putin al desfile de Moscú.
Ucrania formó con Polonia y Bielorrusia el escenario más
terrible de aquella guerra cuyo fin hace 70 años se recuerda. Si fue una guerra
brutal en todos los rincones del continente y en todos sembró muerte y
devastación, en estos tres países, dos de ellos entonces parte de la Unión
Soviética, la crueldad en la lucha, el crimen y la destrucción superaron todo
lo jamás visto y concebido. Porque en ellos se produjo el mayor despliegue
criminal del nazismo, porque fue el
escenario principal del Holocausto y porque el frente se movió a través de
aquella región siempre con operaciones de tierra quemada en las que la consigna
de matar y destruir era común a los ejércitos de Hitler y a los de Stalin.
Hasta dejarla anegada en sangre como señala el historiador Timothy Snyder en su
libro de referencia «Bloodlands» (Tierras de sangre). Kiev utiliza la
conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial –ya no es Gran Guerra
Patria– para recordar ante todo que vuelve a estar en guerra. Y que la derrota
del nazismo no supuso ninguna liberación sino el paso de una ocupación
totalitaria al retorno de la otra, que ya era culpable en los años veinte de
las terrible hambrunas provocadas por Moscú –la «Holodomor»– que causó en torno
a siete millones de muertos.
Regreso al pasado
Un ucraniano, veterano de la Segunda Guerra Mundial, saluda a las puertas del Parlamento de Kiev. A la izquierda, la portada de ayer del diario «Kiev Post» compara a Putin con Hitler y Stalin
Los dos frentes
Vladimir Putin hará todo lo que se le
permita desde Ucrania y desde Europa. Él es hoy el tirano que pone a prueba a
las democracias. Como hace 75 años. Aquel usó los Sudetes, este emplea Crimea,
Donetsk, Lugansk. Y si se le deja, seguirá. Si pudiera, hasta Varsovia y
después ya vería, coinciden más que nunca los interlocutores en Kiev. Dicen que
Moscú puede reanudar su guerra de conquista en cualquier momento. Y que Europa
no es consciente de todo lo que se juega con Putin. Pero están convencidos de
que Ucrania ha avanzado en solo un año. La senda de las reformas es
irreversible. Y la capacidad de defensa militar, mayor. Ucrania, dicen, tiene
dos enemigos mortales que son Putin y la corrupción. Se alimentan y fortalecen
mutuamente. Luchar contra la corrupción, por las reformas y la eficacia es la
otra forma de ganar la guerra a un Putin que quiere caos en Ucrania. El
camino será duro, pero el nuestro hacia Europa es el correcto. El de Putin el
errado.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home