EL HORROR COMO ADVERTENCIA
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 29.08.15
Hay millones esperando en el sur. Si reciben satisfacción,
muchos otros millones querrán seguirles
EFE
El futuro Del
control de este fenómeno hoy descontrolado depende nuestro futuro
Es muy difícil
afrontar con racionalidad una crisis en la que se repiten a diario miles de
escenas como la portada de ayer de ABC. Una crisis con escenarios caóticos y
dramáticos. Estamos en un estado de emergencia europeo no declarado en el que
el horror puede alcanzar cotas inconcebibles. Como en el camión en el
Burgenland en Austria. En el que 71 seres humanos sin espacio para sentarse, en
el frigorífico de un pequeño camión, murieron asfixiados uno tras otro,
aplastados unos bajo otros, entre gritos y convulsiones en un final de espanto
que debió convertir al primero en morir en afortunado. En Libia se recogían
cadáveres del agua ayer, casi un año después de proclamarse en Europa la
necesidad de acabar con lo que se convertía – y ya es– una inmensa cabeza de
playa y puerto del tráfico de humanos de Oriente Medio, África y Asia. Nada se
ha hecho.
El Estado Islámico
dicta la agenda y nos inunda Europa de población aterrorizada. Con los propios
yihadistas probablemente participando en el multibillonario negocio del
tráfico. En Viena, Angela Merkel ha buscado la cooperación de los países de los
Balcanes occidentales. Su emigración, sin derecho a asilo, inunda centros de
acogida y bloquea la absorción de refugiados reales. Pero sin unidad en el seno
de la UE, tampoco la hay fuera. Merkel puede contar aun con el apoyo
mayoritario de una sociedad alemana, surgido del recuerdo del nazismo y del
sufrimiento alemán en la limpieza étnica en el este europeo que generó millones
de refugiados. Pero no eternamente. Y no puede contar con el resto de países
europeos. Muchos no se ven en condiciones de asumir una carga que nunca
concluirá y tras la que adivinan cifras horrendas. Hay millones esperando en el
sur. Si reciben satisfacción, muchos otros millones querrán seguirles.
El reto es inmenso. Y
nadie lo dude: del control de este fenómeno hoy descontrolado depende nuestro
futuro. Toda solidaridad actual se tornará hostilidad y violencia si no se
controla pronto. Otros problemas también amenazan a Europa. Pero ninguno como
este. Sin respuestas racionales y eficaces puede ser el principio del fin del
sueño europeo. Y el comienzo de una pesadilla. Que por cierto los vecinos
suizos ya no excluyen.
El ejército suizo va
a celebrar maniobras del 16 al 25 de septiembre bajo el nombre de « Conex 15 »
. El escenario imaginario, según queda expuesto en la página oficial de la
Confederación Helvética, parte de una Europa sumida en el caos, fracasada la
unidad, con nuevos países, nuevas fronteras, una profunda crisis económica y
graves tensiones y conflictos por materias primas, asaltos, colapso de orden
público, organizaciones criminales, sabotajes, saqueos de depósitos de
alimentos y combustible. «Y fuertes tensiones étnicas que llevan a grandes
movimientos de refugiados a través de Suiza», concluye.
Los 5.000 soldados
suizos se ejercitarán en la protección de almacenes e infraestructuras de
suministros y comunicación, defensa de fronteras y operaciones hostiles
internas, coordinación con defensa y protección civil. Los planificadores militares
suizos no son ni agoreros ni frívolos catastrofistas. Hacen previsiones.
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