The Unending Gift

lunes, noviembre 02, 2015

LA ANGUSTIA PERONISTA

 Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Sábado, 31.10.15

De golpe se ha abierto la posibilidad de un desmantelamiento rápido del poder peronista

El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del día 25 ha sido un mazazo en la vida política argentina, que se arrastra desde hace muchos lustros entre la desesperanza y la resignación, entre mediocres sobresaltos, corrupciones y mezquindades. De golpe se ha abierto la posibilidad real de un desmantelamiento rápido del poder peronista y, ¡quién sabe! un intento de llevar a Argentina hacia orillas de racionalidad económica, política y social casi ya olvidadas. Que el kirchnerismo de Néstor primero y su viuda después ha sido una larga farsa que ha generado a Argentina muchas más desgracias y rémoras que ventajas es algo que solo puede negar el peronismo más fanatizado. Se sabía que el país se despedía de una era. Pero se esperaba una transición suave hacia otra realidad, con un peronismo pragmático que fuera desmantelando las furibundas maneras de Fernández y su tropa. Pero el fin ahora podría ser mucho más contundente y abrupto.
De repente, toda la realidad política ha quedado descuadernada con el éxito del candidato Mauricio Macri en impedir el paseo victorioso de la mayoría absoluta en primera vuelta de Daniel Scioli, candidato oficialista y reticente protegido de Cristina Fernández de Kirchner.
Scioli intentó desmarcarse del izquierdismo de las fuerzas kirchneristas para alejarse de una opción ideológica desacreditada y cada vez más rechazada por la clase media. Pero el revés electoral lo ha dejado muy debilitado y en la picota para dichos sectores del peronismo más izquierdista.
De claro favorito a muy probable perdedor, Scioli queda descolocado en la carrera, con el tercero en liza en la primera vuelta, Sergio Massa, inclinado al voto a Macri. Y rumores de todo tipo, incluido que Cristina podría forzar a Scioli a abandonar. El 22 de noviembre queda aún lejos y la escena política está en plena efervescencia. Pero en Argentina se mueven cosas. Y ante la angustia peronista, por fin, no solo para mal.

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