LA ANGUSTIA PERONISTA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 31.10.15
De golpe se ha abierto la posibilidad de un desmantelamiento
rápido del poder peronista
El resultado de la
primera vuelta de las elecciones presidenciales del día 25 ha sido un mazazo en
la vida política argentina, que se arrastra desde hace muchos lustros entre la
desesperanza y la resignación, entre mediocres sobresaltos, corrupciones y
mezquindades. De golpe se ha abierto la posibilidad real de un desmantelamiento
rápido del poder peronista y, ¡quién sabe! un intento de llevar a Argentina
hacia orillas de racionalidad económica, política y social casi ya olvidadas.
Que el kirchnerismo de Néstor primero y su viuda después ha sido una larga
farsa que ha generado a Argentina muchas más desgracias y rémoras que ventajas
es algo que solo puede negar el peronismo más fanatizado. Se sabía que el país
se despedía de una era. Pero se esperaba una transición suave hacia otra
realidad, con un peronismo pragmático que fuera desmantelando las furibundas
maneras de Fernández y su tropa. Pero el fin ahora podría ser mucho más
contundente y abrupto.
De repente, toda la
realidad política ha quedado descuadernada con el éxito del candidato Mauricio
Macri en impedir el paseo victorioso de la mayoría absoluta en primera vuelta
de Daniel Scioli, candidato oficialista y reticente protegido de Cristina
Fernández de Kirchner.
Scioli intentó
desmarcarse del izquierdismo de las fuerzas kirchneristas para alejarse de una
opción ideológica desacreditada y cada vez más rechazada por la clase media.
Pero el revés electoral lo ha dejado muy debilitado y en la picota para dichos
sectores del peronismo más izquierdista.
De claro favorito a
muy probable perdedor, Scioli queda descolocado en la carrera, con el tercero
en liza en la primera vuelta, Sergio Massa, inclinado al voto a Macri. Y
rumores de todo tipo, incluido que Cristina podría forzar a Scioli a abandonar.
El 22 de noviembre queda aún lejos y la escena política está en plena
efervescencia. Pero en Argentina se mueven cosas. Y ante la angustia peronista,
por fin, no solo para mal.
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