LLEGAN TIEMPOS DUROS
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 17.10.15
Casi ningún país se adhiere ya totalmente a la política de
Merkel y el reparto equitativo de la inmigración ha fracasado antes de intentarse
Hungría terminó ayer
el vallado de su frontera con Croacia. Ya lo tenía en la frontera con Rumanía.
Son hechos consumados, graves y rotundos, dentro de una Europa que ha vivido
como su gran sueño hecho realidad la inexistencia de fronteras internas. Ha
dejado de ser cierto. Hace unos años se reaccionó con estupor y escándalo
cuando un gobierno de Dinamarca tomó esta medida de forma transitoria. Hoy
tenemos controles en decenas de fronteras internas. Pero el fin de Schengen,
con ser un grave y triste revés, no es lo más grave que puede pasar. Porque las
tensiones que ha creado la crisis de los inmigrantes desde su estallido este
verano van en aumento, ya superan en mucho las habidas con la crisis financiera
o el dilema de Grecia y tienen un potencial de conflicto casi infinito.
No son los Gobiernos
los protagonistas. Lo son las sociedades. Y quien haya visto las
manifestaciones contra toda inmigración musulmana en diversos países del este
sabe que no se trata de posiciones políticas sino de miedos y sentimientos
profundos que, fuera de control, pueden arrollarlo todo a su paso, incluida la
moderación, el europeísmo y, en ultimo extremo, la democracia. En Alemania, el
entusiasmo del buenismo y la épica filantrópica ya se ha enfriado.
El cambio en el humor
popular puede ser rápido y las demandas de dimisión de Angela Merkel, hace
semanas una perfecta extravagancia, ya no lo son aunque sean aún minoritarias.
Casi ningún país se adhiere ya totalmente a la política de Merkel y el reparto
general equitativo de la inmigración ha fracasado antes de intentarse. Vienen
tiempos durísimos para Merkel, Alemania y toda Europa.
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