CONJETURAS
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 01.01.16
Es más verosímil que una España frentepopulista le
dé la puntilla al proyecto europeo a que la UE sepa salvar a España de su propio delirio
HACE unos meses, un tren de San Sebastián a Madrid paró en
campo abierto en la provincia de Burgos. Una voz amable de mujer explicó por
los altavoces que el tren había tenido que parar por una imprevisible y atroz
incidencia. Se había atropellado a «una persona o una cabra». Tiempo después la
misma voz aclaraba que la arrollada era un humano. Y mucho después, se supone
que por esa tardanza, la señora se sintió obligada a volver al micrófono. Tras
lamentar una vez más la incidencia y el consabido retraso, explicó que el juez
ya se había personado. Que se procedía al levantamiento del cadáver. Pero que
no podía concluirse porque no aparecía la cabeza. Al parecer el nuevo diseño de
trenes aerodinámicos favorecen ese fenómeno. Las locomotoras tradicionales te
llevaban por delante. Las nuevas te envían al quinto y al sexto infierno.
Tronco y cabeza por separado. El colofón habría emocionado a Julio Camba. La
voz que tenía al tanto a un público que oscilaba entre espanto con humor negro
volvió a resonar para pedir más excusas, explicar que se alargaba la búsqueda
de cabeza perdida y añadir «según mis conjeturas, se ha quedado por la curva».
Al final, se encontró. Las conjeturas, amigos.
La enorme perplejidad de ver a España deslizarse hacia un
gobierno de Frente Popular, hace brotar mil conjeturas, sobre el futuro como
sobre el pasado. Las ucronías están de moda. Unas dicen que un congreso honrado
y autocrítico, un candidato no carbonizado y la retirada de Mariano Rajoy
habrían bastado para una mayoría bien sólida del PP para gobernar con poquitos
diputados de Ciudadanos. También que el colapso del PSOE bajo Pedro Sánchez
habría sido el mismo con Eduardo Madina. Que los barones son injustos, porque
todos fueron cómplices de la culpable agonía del PSOE, Zapatero, que puede
considerarse a todos los efectos el fundador de Podemos con Hugo Chávez y su
servicial criado español, Juan Carlos Monedero. Pero las conjeturas más
peligrosas son las hechas de cara al futuro. Pueden confundir mucho.
Especialmente dos. Una es la de quienes son partidarios de que se forme un
gobierno de Frente Popular con PSOE, Podemos y el desecho de tienta separatista
que quiera apuntarse. Mantienen que en muy poco tiempo tendrá unos resultados
muy saludables para el panorama político español. Porque demostrará la
incapacidad para gobernar de la ultraizquierda de Podemos. Y además
escarmentará a un PSOE que, cuando el gobierno se hunda, se arrepentirá de la
deriva izquierdista, emprenderá la senda de la socialdemocracia en armonía con
la democracia occidental y rechazará para siempre utopías socialistas y la
llamada superación del sistema capitalista. Esa insensatez invita a abrir el
camino al Frente Popular con la necia conjetura de que el poder perjudicará a
quienes lo tienen. En absoluto. Es menos conjetura que certeza augurar a los
comunistas de Podemos, en alianza con el PSOE, un uso del poder mucho más
eficaz para su propia preservación y fortalecimiento que el demostrado por el
PP. Y nadie dude de que la capacidad de instalar e infiltrar a enemigos del
Estado en la administración se multiplicaría y se usaría. Si hemos tenido un
Jemad con simpatías bolivarianas para alarma de la OTAN, la entrada del
chavismo español en la administración espantaría. La otra conjetura está en que
Europa no permitirá a un gobierno del Frente Popular hacer ningún disparate
irreversible. Craso error. Lo cierto es que Europa está profundamente
debilitada tanto en su Comisión como en el único líder que merecía tal nombre,
Angela Merkel. Y que es más verosímil hoy que una España frentepopulista le dé
la puntilla al proyecto europeo a que la UE sepa salvar a España de su propio
delirio.
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