SENTENCIAS CONTRA EL SILENCIO DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA
Por HERMANN TERTSCHABC Domingo, 28.02.16
Largas condenas para la red de esclavitud sexual infantil
ocultada en Rotherham por temor a acusaciones de racismo
Un tribunal de
Sheffield emitió el viernes sentencias contra los principales implicados en el
escándalo de violaciones y abuso sexual continuado que estalló en 2014 en la
localidad británica de Sheffield. El caso salto a la luz cuando una
investigación forense presentó un informe según el cual Policía, ayuntamientos
y servicios sociales habrían ocultado durante más de una década las actividades
de una red de prostitución y esclavitud sexual infantil que entre 1997 y 2013
habría violado al menos a 1.400 niñas. La banda, liderada por una familia –pero
muy extensa– y con una vista red de clientes actuó con libertad y absoluta
impunidad pese a protestas y acusaciones. Y lo hizo porque tanto los miembros
de la banda como la clientela eran paquistaníes. El miedo a acusaciones de
racismo y a verse implicados en conflictos legales con musulmanes había llevado
a todos los organismos públicos, Policía incluida, a mirar hacia otro lado.
La estupefacción y el
horror inicial por la monstruosidad de los delitos y la cantidad de niñas
abusadas dieron paso a un considerable debate sobre las causas de una inaudita
pasividad a la que se vieron arrastrados sobre todo por miedo a conflictos con
una minoría inmigrante musulmana como la paquistaní. El gobierno municipal de
Rotherham dimitió en pleno al estallar el caso y fue sustituido por una gestora
nombrada por Londres.
Penas de hasta 35 años
La banda de paquistaníes que dirigía la red de prostitución infantil de Rotherham fue condenada con penas de 19 a 35 años de cárcel
El jefe de la red,
Arshid Hussain, fue condenado a 35 años de prisión, sus hermanos Basharat y
Bannara a 25 y 19 años respectivamente. Otros miembros de la misma familia han
sido condenados a penas de doce. También han sido condenadas mujeres que
prestaban la viviendas para las sesiones de violaciones y atrocidades cometidas
a niñas habitualmente de entre diez y trece años. Han quedado probados al menos
50 delitos sexuales de los miles que se acumulan en un sumario repleto de
terroríficos abusos a menores. Se trata en este escándalo que conmocionó a todo
el Reino Unido de al menos 1.400 niñas que a lo largo de todos esos años fueron
violadas, vejadas, alquiladas, compradas y vendidas entre estos grupos de
paquistaníes más o menos acomodados. Las niñas procedían de familias británicas
blancas y pobres, muchas de ellas desestructuradas. Aunque la red era conocida
en la policía y los servicios sociales nada se hizo para acabar con las
atrocidades. Por un lado se temían las habituales acusaciones de «racismo» que
acaban siempre en perjuicios a los funcionarios. Por otro lado se temía el
poder y la fuerza intimatoria de los clanes paquistaníes musulmanes. El
Gobierno ha dado un paso más y estudia quitar la nacionalidad británica a los
condenados para poder expulsarlos del país.
De Rotherham a Colonia
Primero se intentó ocultar el
delito. Por muchas denuncias que aparecieran. Por evidentes que fueran ya las
pruebas de que no se trataba de casos aislados. Cuando ya no se pudo ocultar el
delito, se quiso ocultar la identidad de los autores. Porque el hecho de que
fueran extranjeros y musulmanes generaba graves problemas a los denunciantes.
Los exponía a la sempiterna acusación de «racismo» por parte de los propios
autores y de los guardianes de la corrección política. Sucedió en el escándalo
de los abusos sexuales en Colonia y en el mucho más terrible de Rotherham.
Protagonista es el miedo. A cumplir la ley frente a fuerzas extrañas. Y a la
reacción de la población ante delitos protagonizados por inmigrantes.
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