EL LUTO INMADURO
Por HERMANN TERTSCHABC Jueves, 24.03.16
Llanto tras la matanza
Multitudinario minuto de silencio en la Plaza de la Bolsa de Bruselas
Tras la matanza del martes, volvemos a asistir en Bruselas
al ritual del lamento, elevado por los medios de comunicación, y las
televisiones en especial, hasta cotas difícilmente soportables. Nos sucede ya
con todas las tragedias que han irrumpido con el siglo XXI en una Europa que
creía no tener más que problemas contables y que hoy se sabe muy frágil, tan
confusa y malhadada. Nos pasa cada vez que un zarpazo del terrorismo islamista
nos revela nuestra vulnerabilidad. A esta sociedad que se creía con derecho a
la seguridad y presume de ignorar la muerte.
El espectáculo del sentimiento se ha convertido en un
permanente reality show que impide todo debate racional, y así la toma de
decisiones por unos gobernantes que se saben bajo el ojo fiscalizador del Gran
Hermano de la Bondad Infinita Irresponsable. La sociedad moderna ha convertido
la escenificación del sentimiento de la compasión en el espectáculo
permanentemente de moda. Las televisiones tienen a sus sumos sacerdotes
oficiantes en esta ceremonia, en la que se compite en llorar a muertos
desconocidos y explicar la existencia del monstruoso enemigo. En explicaciones
que, lastradas por la necesidad de aparentar la bondad suprema ante el publico,
acaban siempre muy cerca de la empatía con el enemigo. Vacua solemnidad y mucha
melancolía con la necia regla de que el más doliente tiene más razón.
Al final, toda esta orgía plañidera adolescente de
gobernantes y gobernados en Europa es lo contrario al luto adulto, ese que
genera consciencia y exige responsabilidad y consecuencia en los actos para
evitar que el dolor se repita y prolifere.
Los Reyes de los Belgas, flanqueados por el primer ministro y la titular de Sanidad de su Gobierno, siguen las explicaciones de los médicos que atienden a las víctimas de los atentados
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