BENDITO DESASTRE EL SUYO
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 07.10.16
Vuelve a haber esperanzas razonables de que no nos volvamos
todos locos en España
LA dinamitación del PSOE de Rodríguez Zapatero se ha
consumado. Ese inmenso favor a los españoles, la liquidación de la peor amenaza
para el régimen democrático, se lo debemos a Pedro Sánchez. Nadie vio las
inauditas cualidades destructivas del dirigente socialista cuando llegó hace
dos años al mando. Pero ha hecho un gran servicio de voladura y demolición. Su
desastre es nuestra bendición. Tiene sentido que fuera el líder socialista más
polarizador y al tiempo más obtuso de su historia el que llevara las
contradicciones de la vetusta organización más allá de sus límites de
tolerancia. Y nos liberara así de tan perverso artilugio que había permitido
combinar en su juego de poder la pretensión legitimista con el asalto
revolucionario y anticonstitucional. Mientras armaba y nutría a los enemigos
del Estado en sus diversas formas separatistas y totalitarias. El sábado pasado
reventó hecha añicos la organización que, desde esa pretendida lealtad a la
Constitución de 1978, ha alimentado desde antes ya del 2004, año negro para la
historia de España, la permanente agresión a las estructuras institucionales, a
las leyes y al orden político y económico de España y Europa. Con Sánchez ha
estallado el PSOE de las cabezas, dos almas y dos colas. Zapatero lo creó y
Sánchez lo ha dinamitado.
Al posarse el polvo y disiparse el humo ha hecho aparición
un hombre sereno para decir las verdades necesarias para neutralizar tantas
mentiras acumuladas desde hace tres lustros y en su apoteosis estos dos pasados
años. Javier Fernández, un miembro socialdemócrata del PSOE que no pide perdón
por considerarse un defensor del sistema democrático, ha expresado esa verdad
evidente que hizo inevitable la voladura. El PSOE está podemizado porque lleva
muchos años secuestrado por quienes han querido hacer del bloque de izquierda
una formación guerracivilista enemiga de la constitución y de la ley, en la que
nunca puede gobernar la moderación. Porque el mensaje revanchista totalitario
cuajó en gran parte de su militancia, especialmente en la joven, cuanto más
ignorante más adoctrinada en el frentepopulismo. Los cuadros democráticos del
PSOE son pocos y débiles por muchas razones. Entre otras porque la derecha ha
entregado los medios disponibles a la izquierda radical para destruir todo
atisbo de moderación en una guerra mediática inaudita.
No va a ser fácil salvar lo que queda de PSOE de ser arrastrado
definitivamente al odio revolucionario de Podemos y a la aventura destructora
del separatismo en Cataluña. Sus muchos militantes «podemizados» son resultado
de esa incansable agitación ideológica radical cuyo único motor real de
voluntad política es el odio al PP, a la derecha «franquista» imaginaria y a la
propia idea de España. Pero precisamente porque Podemos y sus satélites no son
una opción democrática, sino totalitaria y violenta, hay espacio en España para
una izquierda democrática. Que puede ocupar la linde izquierda del centro mucho
mejor y con mejor derecho que esos sucedáneos socialistas que le salen al PP y
que sistemáticamente traicionan al voto recibido con actitudes y políticas
ajenas. Podemos puede inicialmente beneficiarse de la frustración de verse
alejar el gobierno de un Frente Popular que creían ya hecho. Pero si se
racionaliza el debate político entre partidos democráticos, se renuevan sus
cúpulas y se entierran ciertos discursos, puede darse la oportunidad de acabar
con la grotesca anomalía de los extremismos comunista y separatista. Se puede
refundar un acuerdo nacional que muestre al separatismo sus límites en las
fronteras inamovibles del territorio y el Derecho. Y afrontar los duros tiempos
europeos que se vienen encima. Gracias a las inmensas insuficiencias de
Sánchez, vuelve a haber esperanzas razonables de que no nos volvamos todos
locos en España.
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