LOS SONDEOS DAN LA VICTORIA A MERKEL EN EL BASTIÓN DEL SPD
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Dortmund
ABC Sábado, 13.05.17
Los socialdemócratas temen que una derrota en Renania del
Norte sea el preludio de un descalabro a nivel estatal en septiembre
El domingo puede darse un paso de gigante hacia el colapso
de la socialdemocracia europea si, como sugieren ya las encuestas, el SPD
pierde ante la CDU en Renania del Norte–Westfalia, el principal poder
territorial que tiene. El SPD que afrontaba la primavera electoral con
optimismo, ha naufragado estrepitosamente en el Sarre en marzo y en Schleswig-Holstein el domingo pasado y cedido ambas plazas a la CDU. Si pierde el SPD en
este estado se plantearía la inminencia del fracaso de Martin Schulz como
candidato a la cancillería. Y eso a cuatro meses de las elecciones federales
del 24 de septiembre. El drama estaría servido. Tras las catástrofes de los
socialistas en Holanda y Francia, partidos fundamentales del sistema, cuyos
resultados en las pasadas elecciones cayeron hasta cifras de un dígito,
anunciado como está el naufragio de Corbyn con los laboristas en las elecciones
de junio en el Reino Unido y en crisis profunda el PSOE, podría llegar el turno
del padre de todos los partidos obreros socialdemócratas europeos, el SPD.
Hannelore Kraft es la presidenta del Estado de Renania
Westfalia, el más rico, poblado y poderoso de Alemania. Y nadie dudaba hace
unos meses de que lo seguiría siendo porque el candidato de la CDU, Armin
Laschet, parecía poco rival para ella. A las elecciones en este estado federado
las llaman coloquialmente las «pequeñas federales», (kleine Bundeswahl) porque
son con diferencia las más significativas. La presidenta Kraft es una líder
socialdemócrata enérgica que gobierna con solidez, en contraste con la
debilidad del SPD en la política federal. Gobernó bien en crisis y también
ahora que la economía alemana vuelve a sus plenos poderes, con un récord de
exportación tras otro, en los que Renania Westfalia juega un papel capital.
Hace dos meses nadie dudaba de que Kraft renovaría el mandato. Y de que esa
sería la señal para el retorno de la socialdemocracia al poder en Berlín.
Martin Schulz con ayuda de Kraft iba a acabar con la era Merkel y abrir una
nueva de izquierdas.
Angela Merkel llegaba a una primavera electoral de 2017 en
principio muy complicada después de un año en que se había tambaleado por los
efectos de la crisis de los refugiados. Y el SPD contaba ya con su carta
ganadora que era Schulz. El expresidente del Parlamento Europeo había decidido
dar el paso de volver a la política nacional y de golpe se convirtió en la gran
esperanza. Los sondeos le otorgaban cifras de aprobación que no se veían desde
Gerhard Schröder.
Nuevas esperanzas
Y, de repente, se comenzó a correr la voz de que volvía el
SPD por fin y que el viejo partido de Willy Brandt y Helmut Schmidt sería el
encargado de desmentir la agonía de la socialdemocracia en el continente. Así,
en enero los socialdemócratas alemanes vivían experiencias desconocidas en esta
generación. A las sedes del viejo partido SPD con sus más de 150 años de
liderazgo de la socialdemocracia europea entraba gente joven a inscribirse como
miembros. Todo era inaudito a principios de año en el SPD. Llegaban jóvenes y
volvían los viejos a las reuniones, muchos tras ausencias de lustros. En la
cuenca del Ruhr, donde los cambios industriales y la inmigración y sus
problemas tanta desesperanza ha creado, el SPD volvía a verse capaz de ganar.
Se respiraba un optimismo que no se recordaba ya, de antes
de las tres legislaturas de Angela Merkel. Aunque el SPD lleva dos legislaturas
gobernando en Berlín en una gran coalición con Merkel, los socialdemócratas
alemanes asumen esta labor cada vez más como un deber patriótico no deseado,
molesto y dañino para el partido. Todos los beneficios de una gran coalición
van al partido de la canciller, muchos de los costes de la tarea de gobierno
recaen en el SPD. Así las cosas, en enero había entusiasmo en el SPD y por
primera vez en muchos años en las encuestas una mayoría de los encuestados
llegó a preferir una cancillería de SPD a la de Merkel.
Hoy una encuesta del Instituto Allensbach da unos resultados
demoledores para Schulz que se ha hundido en expectativa de voto y preferencia
a escala estatal. Hoy la preferencia suma 63 puntos para Merkel y 42 para
Schulz. Y en un voto directo Merkel recibiría el 49% y Schulz el 36%. La CDU vuelve a estar en un sondeo federal en el 37% y el SPD en 27%. Mañana a las
18.00 horas se sabrá si el SPD ha logrado estabilizarse a última hora o si,
como en las dos elecciones anteriores, lanza el mensaje de que Martin Schulz no
es un líder ganador sino ya un lastre insoportable.
Reuters
Reuters
La candidata del SPD por Renania, Hannelore Kraft, con Schulz
Sondeo sobre las elecciones en Renania del Norte-Westfalia
Renania del Norte-Westfalia, el estado en el que más crece
la extrema derecha
Renania-Westfalia fue durante décadas el poderosísimo
bastión de la socialdemocracia alemana. Con su fuerza económica, su tamaño y
población, la densidad de la sociedad civil y tradición política, sindical y
asociativa popular que existe en las cuencas del Rin y del Ruhr aquello parecía
inexpugnable. Con su larga y dura tradición siderúrgica y minera, hace medio
siglo e incluso menos, el SPD tenía en algunas partes de la cuenca del Ruhr
hasta el 80% de los votos. Hoy las cosas han cambiado. Porque allí no poco de
su voto es ya de la extrema derecha de AfD. Las frustraciones con los grandes
partidos, la desindustrialización, la inmigración, la inseguridad ciudadana, el
miedo por las pensiones o la globalización, son las mismas causas que han
hundido a la socialdemocracia en otros países europeos.
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