CAZA A LA VERDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
28.07.17
Las democracias occidentales son prisioneras de la hegemonía
neomarxista
EL semanario alemán Der Spiegel ha decidido retirar de su
lista de éxitos de ventas al libro «Finis Germaniae de Rolf Peter Sieferle»
porque tiene demasiado éxito para su gusto. Es una medida escandalosa aunque no
sorprende desde que los medios decidieron hacer frente común con Angela Merkel
cuando la crisis de los refugiados amenazaba con llevársela a la tumba política.
Merkel desvió la atención con la amenaza de la extrema derecha. Hace unas
semanas en Hamburgo se vio que la amenaza, más allá del yihadismo, está en una
extrema izquierda que logró paralizar la segunda ciudad de Alemania y arrebatar
durante días el monopolio de la violencia al gobierno de Merkel. En esa extrema
izquierda es más peligrosa que los alemanes difamados como nazis por
manifestarse por la ley, contra la impunidad y por la nación. Estos que temen
que sea destruida por una inmigración incontrolada de enemigos de la sociedad
abierta. Tienen a todos los medios en contra. Y la censura avanza. Uno de sus
sumos sacerdotes, el ministro de justicia, Heiko Maas, del SPD, ha impuesto una
ley mordaza en las redes sociales que han cogido como modelo la Rusia de Putin
y la Bielorrusia de Lukashenko. Todo un mérito. La campaña contra Sieferle
viene de lejos. Vetado, injuriado y difamado en círculos académicos como
mediáticos, el autor se quitó la vida en septiembre pasado. Ahora no quieren
que venda libros después de muerto. No se atreven a llevar el libro a los
tribunales para ver si es tan ultraderechista y antisemita como pretenden.
«Finis Germaniae» es un alegato histórico en contra de esa
corrección política ha impuesto en Alemania y toda Europa por medio de todos
los grandes partidos parlamentarios. Sieferle acusa al consenso socialdemócrata
y posmoderno, y en especial a Merkel, de atentar contra la propia existencia de
la nación alemana, haber convertido a la sociedad en una masa aborregada,
liquidar sus referencias y valores e imponer una multiculturalidad que
destruirá la nación y la cultura alemana y europea. Era un profesor,
historiador y sociólogo en Mannheim y St.Gallen, respetado y celebrado hasta
que se enfrentó con el pensamiento único y chocó con toda la cultura oficial y
mediática. Der Spiegel no quiere que los alemanes lean este libro ni sepan que
se lee. Por miedo –y no solo de Der Spiegel–, de que el libro de Sieferle
convenza con su descripción de realidades que los demás intelectuales, políticos
y sobre todo periodistas ocultan. Miedo a que los alemanes crean más a «Finis
Germaniae» y menos las letanías de los medios sobre la sociedad ideal
multicultural y el bondadoso gobierno de Merkel. Malos tiempos en todo
Occidente para las verdades que choquen con la ideología posmoderna del
«antifascismo» que denunciaba Sieferle.
En EE.UU. no dejan hablar ni a Richard Dawkins en las
universidades, tomadas por la corrección política del neomarxismo. En Suecia,
Francia o Inglaterra callan los delitos de inmigrantes por miedo a ser tachados
de racistas. Han logrado con el sesentayochismo instalar una plena hegemonía
marxista en la educación y la cultura. Que la derecha política acata con
sumisión y complicidad dentro del consenso socialdemócrata. Quieren inventar
presente y pasado a conveniencia. Ahora ya combaten verdades evidentes y
realidades clamorosas. Y a quien se rebela lo quieren aplastar. En España
algunos somos condenados por publicar lo que antes se había publicado sin
enmienda ni condena. Corremos peligro de que, con un poco más de presión de la
jauría izquierdista en los medios y de cobarde colaboración de quienes debían
impedirlo, pronto se dicten sentencias condenatorias por recordar a víctimas y
autores de la matanza de Paracuellos.
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