MERKEL AFRONTA LA MISIÓN CASI IMPOSIBLE DE CONCILIAR A VIEJOS ENEMIGOS POLÍTICOS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 26.09.17
Debe poner de acuerdo a los liberales del FDP y a unos
verdes izquierdistas bajo la presión de sus socios bávaros que piden un giro
decidido a la derecha
Retirada a tiempo Muchos creen que Merkel se equivocó al no
retirarse a tiempo y presentarse a una segunda reelección
Pérdida del aura La crisis de los refugiados rompió el aura
de la canciller como mujer imbatible en la política
Un día después de unas elecciones en Alemania que han sido
un terremoto político de imprevisibles consecuencias todos los líderes
políticos intentan hacerse una composición de lugar en la nueva situación.
Entre los escombros del consenso político que ha regido durante décadas. En su
mayoría tienen además que valorar los daños. Hay un hecho de enorme
trascendencia para todo el continente que algunos aun no alcanzan a ver y es
que Alemania ha perdido este 24 de septiembre de 2017 su estabilidad política. La
que ha caracterizado al estado federal alemán desde 1949.
Hasta la supuesta vencedora, Angela Merkel, que de nuevo ha
hecho historia al ganar las elecciones por cuarta vez consecutiva, sabe que
todo ha cambiado en el Bundestag, en Berlín, en Alemania y también lo habrá
hecho para Europa como pronto se demostrará. El próximo gobierno, cuando lo
haya después de unas negociaciones que pueden ser muy largas y complejas,
estará previsiblemente presidido por ella, pero será un gobierno frágil,
cuajado de contradicciones insolubles, que intentará hacer política con
ministros de ideologías hostiles entre sí. Ayer, no pocas voces decían que
Merkel se ha equivocado, como le pasó a Helmut Kohl en 1994, y no ha sabido ver
el último momento en que podía irse por decisión propia.
Duro golpe
Con su enorme revés al perder casi nueve puntos en un
momento de cima de la coyuntura económica con el mínimo desempleo del 5,7%
Merkel ha recibido un golpe del que parece claro que no podrá ya recuperarse.
Muy significativo fue que ya en la noche electoral se preguntara abiertamente
en televisión a su ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, en presencia de
su jefa, la canciller, si estaría dispuesta ella a asumir el relevo. Merkel se
ha recuperado de situaciones muy graves. Pero el desgaste personal por la
polarización en torno a los refugiados ha roto el aura de la mujer imbatible.
No ha sido la economía. Las elecciones han sido un plebiscito sobre una
política de inmigración y seguridad absolutamente personal que ella ha defendido
con una firmeza que ahora se entiende como obcecación.
Merkel se queda sin elección y sin opciones. Por mucho que
aun intente tender puentes al SPD. Ayer dijo que abriría conversaciones con los
liberales (FDP) y Los verdes, los únicos partidos que están dispuestos a formar
coalición para hacerla de nuevo canciller. Pero insistió en que también quería
hablar con el SPD. La respuesta fue contundente por parte de quien parece que
seguirá de momento de líder del SPD pese a su humillante derrota.
Aparato del SPD
Martin Schulz dijo que no tiene nada de que hablar con
Merkel. Que use el tiempo en hablar con otros. Schulz había anunciado el fin de
la coalición y su paso a la oposición minutos después de saber que solo había
alcanzado el 20,5%. «La colaboración con la CDU/CSU se da por concluida con
efectos inmediatos». Probablemente Merkel apele al aparato socialdemócrata
interesado en mantener sus cargos en la coalición. Un aparato para el que el
anuncio de Schulz fue sorpresa desagradable. Muchos creen que Merkel sabe que
gobernar con la «coalición Jamaica» con los retos inmediatos no es un proyecto
realista.
La canciller parecía creer que podía mantener
indefinidamente la estrategia de fagocitar los lemas, temas y políticas de la
izquierda, el ecologismo y el pacifismo con su política de inmigración y
aceptación de la sociedad multicultural. Se equivocaba. Los alemanes han dejado
de seguirla por esa senda. La inmigración ha polarizado la sociedad hasta
límites no conocidos. Y el rápido deterioro de la seguridad que nadie ha
querido reconocer y se ha intentado ocultar ha sido una afrenta añadida.
Analistas alemanes sugieren que si el AfD hubiera tenido una dirección unida y
un líder con carisma, hoy posiblemente no se hablara del 13% de la AfD, sino
del 25%.
Más de un millón de votantes de la CDU/CSU y medio millón de
votantes socialistas se han ido al AfD, al que los demás partidos descalifican
como ultraderechista pero que insiste en su lealtad constitucional y en que
«estamos donde estaba la CDU», en la derecha democrática que Merkel abandonó.
Las desavenencias en el AfD no han cesado por su triunfo.
El gobierno de la célebre «coalición Jamaica», negra por la
CDU, amarilla por los liberales y de terceros los verdes, será una incógnita
tanto en su política interior como en la exterior. Pero será una losa para
una política europea común con Emmanuel Macron cuando más necesario se antoja a
algunos la revitalización del eje francoalemán.
Reformas aparcadas
Las reformas de la UE, atascadas a la espera del nuevo
mandato de Merkel, podrían quedar bloqueadas sin fecha. No parece haber
posibilidad alguna ni para la mutualización de la deuda ni otras cuestiones de
unificación y corresponsabilidad financiera. Y desde luego no va a haber nadie
que mande sobre la economía alemana que no sea alemán.
El capitulo del presidente del Banco Central Europeo, Mario
Draghi, que se da por felizmente concluido no tendrá continuidad. Habrán de
convivir en el tripartito un partido liberal de rigor y libertad económica con
unos Verdes intervencionistas hasta el hastío. Esos mismos verdes decididos a
«mantener una política de asilo humana» que viene a ser poco menos que las
puertas abiertas, frente a una CSU bávara que quiere el mismo cierre de
fronteras y fin de la inmigración subvencionada que exige la Alternativa por
Alemania (AfD) el partido que lo ha esquilmado en votos y que podría hundirle
en Baviera en las elecciones el próximo año.
Dos ensayos «jamaicanos»
La coalición Jamaica –llamada así por el negro de CDU/CSU,
amarillo de los liberales y los Verdes– es un experimento entre tres fuerzas
ideológicamente muy dispares que fracasó estrepitosamente en el pequeño estado
del Sarre en 2012 y se intenta de nuevo ahora en el land septentrional
Schleswig Holstein. Que vaya a funcionar para el gobierno federal con las
inmensas tareas que este tiene pendientes en el interior y el exterior es
cuestionado por muchos. Las negociaciones serán largas y difíciles. La CDU, en
especial su asociado bávaro CSU quiere firmeza frente a la inmigración y recuperación
de valores conservadores para combatir a su rival el derechista AfD. Choca
radicalmente con los Verdes. Estos quieren acabar con el motor de explosión en
la industria del automóvil. Y los liberales no admiten corresponsabilidad
financiera en la UE. Puntos irrenunciables de unos son inaceptables para otros.
Merkel está ante una misión que muchos creen imposible.
LAS LÍNEAS ROJAS
Liberales
Christian Lindner
El FDP pide el Ministerio de Finanzas y bajadas de impuestos. Rechaza una solidaridad financiera europea en un presupuesto de la UE, una puesta en común del sistema de garantía de depósitos de los bancos y todo lo que huela a mutualización de la deuda. Quiere un sistema de inmigración por puntos, como Canadá. Con los verdes tiene diferencias en el área medioambiental.
Verdes
Sus líderes, Göring-Eckardt y Cem Özdemir, adelantaron ayer
que llevarán a la negociación mejoras de política medioambiental que chocan
frontalmente con los deseos de los liberales, así como asuntos de justicia
social que no precisaron y reivindicaciones para una Europa solidaria. Pero no
mencionaron una negativa tajante al aumento del gasto en Defensa hasta el 2%
del PIB del programa de Merkel.
Socialcristianos bávaros
La proximidad de las regionales de Baviera, donde AfD ha
logrado uno de los mejores resultados del país, obliga a la CSU a reafirmarse
en su reivindicación de un tope anual de admisión de refugiados, que Horst
Seehofer desea fijar en 200.000. También pedirá hacer más visibles decisiones
tomadas, como la prolongación de los controles fronterizos y la expatriación de
refugiados.
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