BARCELONA, CAPITAL DE ESPAÑA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
08.10.17
No puede haber diálogo entre legalidad y crimen
ESTE domingo tenemos todos los españoles, también los que no
estén allí, una gran cita con la historia en Barcelona, hoy capital de España.
Con una manifestación en defensa de la unidad de España, del Estado de Derecho
y el pluralismo. Comienza al mediodía y debiera marcar el principio del fin del
control de las calles catalanas por el miedo impuesto por el régimen
nacionalista. Y también el regreso a Cataluña de la España institucional y de
la propia idea de la nación española. Porque España ha estado ausente de
Cataluña, los españoles han estado sometidos al terror blando de instituciones
convertidas en órganos separatistas.
Esta manifestación que cuenta con masivos apoyos de la
oposición catalana, fuerzas políticas españolas y apoyo del Gobierno de Madrid,
llega después de una oleada de manifestaciones que tenían los mismos fines pero
no la misma suerte. Fueron boicoteadas y difamados por los partidos, los medios
y el Gobierno. Pero allí estuvieron muchos millares de españoles que en
ciudades y pueblos salieron los primeros a defender a los catalanes de la
sevicia nacionalista. Su movilización contra la humillación, contra la pasividad
del Gobierno y en favor de acciones en defensa de la unidad y la Constitución,
recibió el gran espaldarazo del histórico discurso del Rey. Esa ha sido la
primera reacción, espontánea, profunda, de la nación, que hoy debiera tener su
expresión colosal en Barcelona. Que no estropeen ese inmenso capital del pueblo
español en marcha, los cálculos de partidos, intelectuales y negociantes.
La cita de hoy suma muchas adhesiones de muchos rincones
geográficos e ideológicos. Hasta el PSC, uno de los grandes culpables de la
tragedia separatista, deja ir a sus militantes. Se verá si ampliar el espectro
no desdibuja los fines. Si no se debilitará la necesaria radicalidad contra el
nacionalismo en beneficio de tibias fórmulas de acuerdos con unos separatistas
en retirada ordenada. Muchos temen que a la cabeza de esa vía de
«reconciliación entre la legalidad y el crimen» esté Mariano Rajoy que desde el
discurso del Rey no deja de intentar debilitar el diagnóstico real. Los
golpistas que han de pagar por sus actos. La impunidad de la cúpula sediciosa
hundiría a España en el desgobierno y el caos. Esta búsqueda de «diálogo» para
no cumplir la ley solo prolonga la deriva al desastre total. Cuando hay una
oportunidad histórica para la general enmienda de las perversiones del sistema.
La defensa de España implica la lucha contra el nacionalismo para derrotarlo,
deslegitimarlo y neutralizarlo como factor decisivo en la política española.
Son días estos que pasarán a la historia de España, nadie sabe si como punto de
partida hacia una gran enmienda histórica que fortalezca a España, su
democracia y su Estado de Derecho o hacia su definitiva quiebra, desarme y
destrucción. Lo que nos jugamos es todo. Esperemos que hoy en una manifestación
sin precedentes en Barcelona se reafirme la idea de una nación movilizada en
defensa incondicional de su unidad y sus leyes cuya mejor expresión fue el
discurso del Rey.
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