EL JEFE MILITAR DE LA MATANZA DE SREBRENICA MORIRÁ EN LA CÁRCEL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Miércoles,
22.11.17
El Tribunal de La Haya condena a cadena perpetua por
genocidio a Ratko Mladic
El general Mladic en Belgrado en 1993 - REUTERS
Hoy llegó por fin una sentencia que no puede ser consuelo para
nadie pero que permite sentir la tenue satisfacción de un atisbo de justicia.
El general serbio bosnio Ratko Mladic ha sido condenado a cadena
perpetua. Tras seis años de juicio, 530 sesiones y la comparecencia de más de
600 testigos, el Tribunal Penal Internacional para la extinta
Yugoslavia dictaba hoy la última de las sentencias contra los principales
responsables del genocidio perpetrado durante la guerra de los Balcanes. El
caudillo militar de los serbios en Bosnia, cerebro de las operaciones militares
de asedio de Sarajevo, Bihac y otras ciudades, el autor de la limpieza étnica y
principal acusado de la matanza de más de 8.000 varones musulmanes en la
localidad bosnia de Srebrenica, morirá en la cárcel.
Los jueces del TPIPY le declararon culpable de 10 de
los 11 cargos de que era acusado, incluidos exterminio, asesinato, persecución
y ejercicio del terror contra población civil, deportación forzosa y actos
inhumanos. El caudillo civil de aquella guerra de exterminio de la población
musulmana y croata en Bosnia, Radovan Karadzic, fue condenado el pasado
año a 40 años de cárcel. El jefe de ambos y máximo líder de aquella guerra para
la creación de una Gran Serbia sobre la mayor parte de la colapsada
Yugoslavia, Slobodan Milosevic, murió en la cárcel en La Haya sin
concluirse su juicio.
Ratko Mladic, el general sonriente, adorado por sus
subordinados, tenía ayer inicialmente buen aspecto cuando entró a la sala
contigua al salón de audiencias. Después se ausentó -su abogado dijo que sufría
una subida de tensión con peligro de muerte- pero volvió para gritar que todo
era mentira y aquello una farsa por lo que fue expulsado antes de la lectura de
la sentencia. Este tribunal quedará disuelto próximamente. Se creó con objeto
de organizar la investigación, persecución y juicio de los principales
criminales de guerra del conflicto de los Balcanes que durante gran parte de la
década de los noventa desató las peores matanzas habidas en Europa desde
la Segunda Guerra Mundial.
Lo que empezó con las tensiones entre las repúblicas
yugoslavas por sus diferentes criterios a la hora de afrontar el colapso del
comunismo en toda Europa oriental escaló pronto hasta una guerra étnica,
religiosa y civil en la que el ejército federal yugoslavo se transformaba en
fuerza militar a las órdenes del líder y presidente de Serbia, Slobodan
Milosevic. Su proyecto era crear una Gran Serbia en todos los
territorios con población de su etnia por grande que fueran la presencia de las
otras etnias. Ocupó partes de Croacia en Eslavonia oriental y la Krajina para
expulsar en campañas de terror a la población croata. En 1992 comenzaba la
misma operación en Bosnia. Toda la parte oriental fue objeto de una oleada de
terror e inmensa crueldad para generar un masivo movimiento de población en
fuga ante las fuerzas de Karadzic y Mladic.
Fuerzas regulares y paramilitares ejecutaban y torturaban
pública y masivamente a civiles de todas las edades, mujeres eran secuestradas,
violadas y retenidas como esclavas sexuales, la mezquitas sistemáticamente
destruidas en las escenas de peor vesania bélica solo comparables a las de
tropas nazis o ejército soviético en la Segunda guerra Mundial. Europa,
conmocionada ante la brutalidad de la guerra y del largo asedio a la capital
bosnia, evidenciaba su total impotencia. La intervención de fuerzas de
interposición solo facilitaron la limpieza étnica serbia como pusieron en
terrible evidencia las tropas holandesas que permitieron a Mladic
capturar a los 8.000 musulmanes que asesinó en Srebrenica. Esta matanza
hizo intervenir militarmente a EE.UU. a la cabeza de la OTAN. El general Mladic
el triunfador de la guerra patriótica que iba a liberar y redimir a los serbios
de todas sus derrotas y sinsabores de siglos pasados comenzó entonces su ocaso
que concluye ahora con la certeza de que jamás volverá a su pueblo Bozanovici,
donde le adoran y considerarán siempre un héroe de la patria.
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