EL TECHO DE CORBYN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado,
05.05.18
Jamás gobernará el Reino Unido por mucho que los
conservadores se despedacen entre sí
Creía Jeremy Corbyn que se iba a comer el mundo en estas
elecciones municipales parciales, el primer pulso serio a la opinión pública
desde las pasadas elecciones generales. Estaba convencido de que para el perro
flaco de Theresa May todo serían pulgas. Y de que un éxito laborista en el
total de concejalías disputadas y con la conquista de ciertos consejos
municipales dispararía sus expectativas tras unas elecciones generales en las
que los conservadores habían perdido la mayoría absoluta. Pero lo cierto es que
la socialdemocracia, incluso la muy específica británica, agoniza en toda
Europa y en esto el Reino Unido es más europeo de lo que cree. El fiasco
laborista es contundente. Los liberal-demócratas suben un poco. El UKIP se
hunde, ya que el Brexit lo ha vaciado de contenido y hasta de dirigentes. Esto
ha ayudado a los conservadores a mantenerse mejor de lo previsto.
El liderazgo laborista no puede ocultar el fiasco de sus
expectativas. Corbyn fracasa en el momento de mayor debilidad de los
conservadores. Cuando le acaba de dimitir a May el cuarto ministro en seis
meses. Con un serio problema para explicar el injusto e inmoral maltrato con el
amago de deportación a la generación Windrush de inmigrantes de colonias
caribeños llegadas tras la guerra. Con la agitación izquierdista, la baja
popularidad de la primera ministra y serios líos dentro del partido conservador.
Pues no ha logrado quitarle a los conservadores ni Kensington en Londres, pese
a la catástrofe del incendio del edificio Grenfell con sus 71 muertos y el eco
de la chapuza de su reforma y gestión.
Cada vez parece estar más claro que el laborismo
«podemizado» en el izquierdismo mantiene en el liderazgo a un Corbyn que jamás
gobernará el Reino Unido por mucho que los conservadores se despedacen entre
sí. Con la economía boyante pese a todos los agoreros que hablaban del
hundimiento tras el Brexit, la dirección izquierdista e ideologizada de Corbyn
parece tener un techo. Que puede haber bajado además con actitudes odiosas de
antisemitismo que han manchado al laborismo desde la misma llegada de Corbyn,
pero muy especialmente en estos pasados meses.
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