EL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO HA MUERTO
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 16.10.18
Sánchez se lleva al PSOE al socialismo totalitario, el único
posible
SI no fuera por la brutal amenaza que supone para la
libertad, la seguridad y el bienestar de los españoles, tendría hasta cierta
gracia ese fenómeno políticamente rocambolesco de un gobierno chavista en
Madrid que lleva la contraria a todos y a todo lo que sucede en Europa. Que
pretende utilizar estos tiempos de confusión para lanzar a dichos españoles por
un túnel del tiempo y del horror hacia una febril realidad con retórica y
práctica de socialismo caribeño. En la que todos los días hay que hacer culto
al resentimiento y a la agitación contra las «fuerzas reaccionarias», «las
derechas» y «el fascismo». No solo oímos ya todos los días mensajes que parecen
de otros tiempos que se creían acabados tras la caída del muro de Berlín, que
proceden unas veces de socialistas, otras veces de comunistas de Podemos, pero
nunca son desautorizados. También sorprende una proliferación sin precedentes
de ademanes autoritarios y obscenamente sectarios en el jefe del Gobierno como
en sus ministros. Que son alarmantes en sus abiertas manifestaciones de
desprecio hacia las opiniones discrepantes y hacia quienes demandan al Gobierno
explicaciones por sus acciones y conductas. Demandas que, por supuesto, jamás
son atendidas y mucho menos satisfechas.
Hay quienes dicen que Pedro Sánchez, aunque agrio y
autoritario, no cree en monsergas revolucionarias y solo utiliza esa radicalización.
Temo que la alianza de intereses es más profunda y perfecto «el maridaje» entre
la ambición y falta de escrúpulos de Sánchez, las intenciones totalitarias de sus
socios comunistas y las expectativas para golpistas separatistas. Sánchez es un
regalo providencial para los enemigos de la Corona, de la Constitución y de
España, y como tal lo van a tratar, aunque le repliquen o pongan condiciones.
Puede que Sánchez tenga razón. Que el PSOE tenía que dejarse
arrastrar a ese proyecto personal radical. Es posible que fuera de esta
radicalización el PSOE ya hubiera avanzado mucho en el proceso general europeo
que condena a la socialdemocracia tradicional a la extinción. El socialismo
democrático se muere. Desapareció hace mucho el PSI en Italia, el PSF vende sus
locales en toda Francia y es muy posible que estemos asistiendo ya a la agonía
final del padre de la socialdemocracia europea que es el partido
socialdemócrata alemán, el SPD. El domingo, el SPD cayó por primera vez por
debajo del 10% en un estado federado alemán. En los sondeos para toda Alemania
está en el 16% y cayendo.
El partido socialdemócrata de masas ya ha desaparecido.
Porque la política socialdemócrata está ya firmemente en manos del centrismo
burgués y la democracia cristiana. Quienes quieren medrar o luchar por
proyectos socialistas han de volver a las vías revolucionarias, que son las que
se habían entregado a los comunistas, inicialmente con la creación de la III
Internacional pero de forma radical y definitiva en Bad Godesberg en 1959. El socialismo
democrático se hunde en la irrelevancia de todos los países donde una derecha
real le presenta la batalla ideológica. Que comienza a ser en toda Europa. El
fenómeno se adelantó en países con experiencias totalitarias recientes. En
Polonia, la alternativa al poder conservador es liberal. En Hungría, es otra
derecha. En Austria, el histórico SPÖ nunca estuvo tan lejos del poder, y en
Alemania, Los Verdes y la derecha se meriendan al SPD. Así las cosas, la huida
del PSOE con Sánchez al regazo ideológico del chavismo de Podemos puede no ser
mero fruto de una constelación maldita de factores inducida por la
determinación irresponsable y la falta de escrúpulos de un obseso de sí mismo.
Sino ganas de sobrevivir, muerto el socialismo democrático, en el totalitario
que, la experiencia lo confirma, siempre es capaz de renovarse.
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