The Unending Gift

martes, julio 01, 2014

PEROGRULLADA SINIESTRA

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 01.07.14


Conozco la historia de Europa del siglo XX. Lo impensable hoy, lo inconcebible, puede mañana ser realidad de espanto

«HEMOS fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte». Esta frase del comandante Che Guevara ante la Asamblea General de la ONU no revelaba nada nuevo. El régimen había llegado al poder seis años antes. Y no hacía pausa en la continua liquidación sangrienta de todas las personas sospechosas de desafección al régimen. El exterminio de la oposición organizada ya se había consumado para entonces. Todo entre rotundas afirmaciones de su líder, Fidel Castro, de que nadie quería implantar en Cuba una dictadura comunista. Que decir aquello era una feroz insidia. Hasta que no hizo falta la careta y quedó claro que se fusilaría mientras hiciera falta para el exterminio revolucionario de la reacción y el imperialismo. Así se hizo. Más de medio siglo después la dictadura cubana se mantiene, con su casta dirigente –-eso sí que es casta-– que hace vida de millonarios yanquis, mientras el pueblo cubano subsiste en triste miseria cotidiana. Generaciones no conocen sino pobreza, postración y miedo ante los poderosos. Campesinos, obreros e intelectuales murieron a miles ante el paredón y en las cárceles. Por el bien de la nueva sociedad sin explotadores ni explotados.

En España, millones escuchan y creen ahora cada vez más a una serie de personajes, omnipresentes en la televisión, que tienen sus referentes en el Che, en Fidel y en Chávez. Dicen que tienen una propuesta radicalmente nueva y moderna para un sistema justo e igualitario que sustituirá a esta «democracia corrupta». Lo cierto es que son agentes del sistema más viejo de todos los fracasados en el siglo XX. El nazismo es responsable del Holocausto, un crimen único en su sofisticación y perversión que costó la vida a seis millones de judíos y casi el mismo número de otras minorías. Pero el comunismo, con más de cien millones de muertos en su cuenta criminal, es el mayor y más activo asesino habido en la humanidad. Y ahora vuelve, metamorfoseado en protesta social y juvenil. Con muchas razones reales, como también las tenían los comunistas y los nacionalsocialistas cuando destruyeron la república de Weimar. En España cosechan ahora mismo un éxito fulgurante, gracias a una democracia débil, sin defensas, vaciada de convicciones e ideas por la mediocridad y la corrupción. Por traiciones toleradas y acatadas. La izquierda se desmorona ante su empuje. Son unos intelectuales comunistas que se han ganado bien la vida como asesores de regímenes bolivarianos en Latinoamérica, siempre bajo la coordinación de Cuba y sus servicios de información y la financiación de los petrodólares de Chaves y Maduro. Dicen que quieren una nueva democracia por vía pacífica. Pero sus manuales son los de aquel Fidel Castro que decía lo mismo. Cualquiera que haya leído un poco sobre las tragedias del siglo XX sabe reconocer en ellos toda la osada y taimada estrategia de quienes planean, de nuevo, el gran experimento social con seres vivos. Con seres humanos vivos. Dicen pretender una sociedad en la que no haya el mal de la explotación. Por lo que nadie representa el mal con más claridad que quienes nos oponemos a sus planes. Para alcanzar su meta han de acabar con ese mal, el discrepante. Castro lo hizo. Como todo comunista en el poder. Es perogrullada. Jamás se ha dado el Estado comunista que no haya matado y encarcelado a parte de su población. Todo es una cuestión de poder, como muy bien dice Pablo Iglesias. «Un disparate», me reprochan cuando digo que ellos repetirían los crímenes si pudieran y lo vieran necesario. Conozco la historia de Europa del siglo XX. Lo impensable hoy, lo inconcebible, puede mañana ser realidad de espanto.

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