DE ÉPICA, DELITO Y FIASCO
Por
HERMANN TERTSCH
Barcelona
ABC
Martes, 10.11.15
«No se acercaron a festejar ni los vecinos del Born, que
andaban por allí de terrazas»
Los parlamentarios de Junts Pel Sí aplauden a Artur Mas,
ayer , en el Parlamento de Cataluña – Efe
Una mañana radiante del veranillo de San Martín unificaba
ayer España. Brillaba tanto el sol este 9 de noviembre en la Concha de San
Sebastián como en la Castellana en Madrid, en el monumento a la Constitución de
1812 en Cádiz como en los jardines de la Ciudadela ante el Parlamento autónomo
de Cataluña en Barcelona.
Las masas tenían por tanto ayer un día que invitaba a
actividades al aire libre como manifestaciones y agitación de banderas. Ocasión
ideal para demostrar que son capaces de una manifestación espontánea al margen
de incentivos oficialistas del régimen nacionalista en Diada. Para apoyar a sus
parlamentarios separatistas en el difícil compromiso de cometer un delito con
la aprobación de una resolución que viola abiertamente la legalidad de la
Constitución Española. Pues no se animaron a acercarse a festejar ni los
vecinos del barrio del Born. Que no lejos de allí llenaban tiendas, bares y
terrazas.
Ante la sede parlamentaria apenas había 200 hinchas con las
banderas estrelladas que coreaban el grito de «In-de-pen-den-cia» y «Adeu
España». Separados de ellos por un cordón de mozos, otros 40 barceloneses con
banderas nacionales gritaban «Viva España» y«Fuera sediciosos». Era
escasa por tanto la escenificación del enfrentamiento que han logrado Artur Mas
y su gente durante esta larga y costosísima campaña de agitación.
Voto gregario
No hacía justicia la desangelada imagen del exterior a la
solemnidad que algunos querían imponer en el debate y votación. Pero tampoco
allí hubo épica. La votación no fue nominal en contra de lo pedido por los
constitucionalistas. Querían que todos se retrataran. Pero se votó primero
sobre la votación y los separatistas prefirieron el voto gregario. Punto
por punto de la resolución todos fueron aprobados por 72 a 63 votos. Prevé la
resolución iniciar en el plazo de 30 días la «tramitación de leyes del proceso
constituyente». E ignorar las leyes y las órdenes de instituciones españolas.
Ahí es nada.
Así, ya nadie puede ignorar que los partidos que han votado
por el sí a esta resolución se han situado al margen de la ley. Ni
siquiera el Gobierno español puede ya ignorarlo, este «prusés» que según muchas
opiniones es delictivo y debió ser perseguido y atajado hace mucho.
Multitudes de periodistas en las salas que retransmitían las
escenas del hemiciclo y en los pasillos aportaban su granito de arena en
convertir aquello en el acto extraordinario que no acababa de cuajar. La mayoría
son parte del inmenso rebaño de periodistas nacionalistas e izquierdistas
que han jaleado la deriva separatista y desacreditado toda crítica al mismo.
Los más engañados que creen que en la Cataluña independiente
piensan además que lo será gratis. «Creen que esto será un inmenso simpa», me dice un periodista amigo. No es que no haya nadie, que no lo hay, dispuesto
a sacrificar su vida o sangre. Es que no sacrificarían ni el aperitivo.
En la tribuna de oradores no hubo sorpresas. Los
separatistas desgranaron sus agravios imaginarios contra la pérfida España que
impide a Cataluña ser un jardín habitado por una población de millonarios
ejemplares y felices. Xavier Albiol, del PP, tuvo una sentida apelación a
la nación común e Inés Arrimadas, de Ciudadanos, con un magnífico discurso
agravó aun más el deteriorado aspecto de Mas cuando le acusó de
haberse embarcado en este ridículo y peligroso proceso por una esperanza de
evitar la cárcel por otras cuestiones mucho más prosaicas de corrupción.
Por la tarde Mas reiteraría su desvarío sin evitarse la
humillación de ver como la ultraizquierda de la CUP tumbaba su candidatura. Los
cómplices en el delito por la mañana, le daban un corte de mangas por la tarde.
El día 9 de noviembre es una fecha sagrada por un inmenso crimen y tragedia de
la Noche de los Cristales Rotos en 1938 y por el triunfo de la libertad con la
caída del muro en 1989. Quede claro que el de 2015 en Barcelona queda en la
categoría de triste farsa y no les hará sombra.
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