EL CANCILLER HEROICO - Helmut Schmidt (1918-2015)
Por HERMANN TERTSCH
ABC Miércoles,
11.11.15
Durante muchísimos años ha sido el alemán más apreciado por
sus compatriotas
Finalmente
no ha podido fumar sus pitillos cumplidos los 100 como ya le auguraban algunos.
Pero a los 96 muy avanzados sí ha llegado, aun fumando y con una extraordinaria
lucidez hasta hace muy poco. Helmut Schmidt, quien fuera canciller alemán entre
1974 y 1982, ha muerto en su amada ciudad natal de Hamburgo, cuya hanseática y
anglófila elegancia siempre representó con orgullo cuando no con coquetería.
AFP
Con Schmidt muere un
político duro, un economista solvente y un intelectual riguroso, exigente y
también impaciente, eso que muchas veces se considera arrogante. Pero
desaparece ante todo quien mejor representó la firmeza de la Alemania
occidental de la segunda mitad del siglo XX, el hombre que encarnó la
inquebrantable voluntad de defender la democracia frente a todas sus amenazas
internas y externas. En una cancillería sin duda heroica. Fue el último
canciller que vivió como joven adulto el nazismo. Tuvo sus convicciones nazis
como la inmensa mayoría de los jóvenes alemanes de su edad, combatió en la
guerra, obtuvo una Cruz de Hierro de II Clase y sobrevivió al frente ruso. Como
prisionero de guerra entendió que habían servido a un monstruo. Estudió
Economía, ingresó en el SPD y pronto se casó con Loki su inseparable mujer con
la que vivió hasta la muerte de ella en 2010. Su carrera política comenzó
pronto en el gobierno de la ciudad de Hamburgo y allí dio su primer alarde de
gestión de crisis y competencia en las terribles inundaciones de febrero de
1962.
Su popularidad se
disparó y pronto gobernaba la ciudad hanseática. Pronto dio el salto a la
entonces capital federal de Bonn donde se reveló como eficaz y mordaz
parlamentario. Con la victoria de Willy Brandt en 1969, Schmidt entra al
gobierno como ministro de Defensa. Después pasaría a ocupar el cargo del
superministerio de Economía y Hacienda.
El gobierno de
Brandt, espectacular en sus proyectos políticos, ante todo la Ostpolitik,
habría de tener un fin abrupto en 1974 al descubrirse que el espionaje de la
RDA, la Stasi, tenía a su servicio al secretario personal del canciller,
Günther Guillaume. Y así se vio en la cancillería un Helmut Schmidt que no
aspiraba a ese cargo y que estaba básicamente interesado en la Economía. Y sin
embargo, el economista Schmidt tuvo sus páginas de gloria en la historia en
relación con cuestiones políticas de defensa de la democracia, una frente al
enemigo interior, el brutal terrorismo de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) y
otra frente a una Unión Soviética en pleno rearme con misiles de medio alcance
en Centroeuropa. Es cuestionable que el brillante pero inestable Brandt hubiera
tenido la dureza necesaria para la cruel lucha antiterrorista y la firmeza para
hacer frente a la ofensiva pacifista, en parte apoyada por su propio partido,
que quería impedir a la OTAN restablecer el equilibrio armamentista roto por
Moscú.
La
cancillería de Schmidt, que puso también los cimientos para el Sistema
Monetario Europeo y la institucionalización de las cumbres de la CE, concluyó
cuando los liberales del FDP decidieron en 1982 cambiar de socio y aliarse con
el democristiano Helmut Kohl. Schmidt lo consideró una traición que nunca
perdonó. Schmidt ejerció después como editor del gran semanario «Die Zeit» y
siguió escribiendo y aun en silla de ruedas aparecía en las televisiones
alemanas. Durante muchísimos años ha sido el alemán más apreciado por sus
compatriotas. Schmidt fue en ese sentido el canciller heroico habido en
Alemania.
Helmut Heinrich Waldemar Schmidt nació el 23 de diciembre de
1918 en Hamburgo, donde ha muerto el 10 de noviembre de 2015. Fue ministro de
Defensa, ministro de Economía y Finanzas y canciller de la entonces Alemania
Occidental. Fue un economista keynesiano. Desde 1983 hasta su muerte fue editor
del semanario «Die Zeit».
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