CUESTIÓN DE CONFIANZA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 21.11.15
Se acabó el sueño del espacio libre europeo. Porque ha
fallado la defensa de las fronteras externas, porque ha fallado la confianza
Cuando se llega por
primera vez a una zona que da a un frente lo que más llama la atención son los
controles. Hay controles militares, policiales, milicianos o civiles en las
carreteras, en las calles, en los cruces, en los puentes, en las estaciones y
en los hoteles si los hay. Nadie debe poder moverse sin control. Es cuestión de
confianza. En las últimas décadas, Europa se había convertido en la comunidad
internacional con el mayor despliegue de confianza jamás habido en la historia
y en el mundo. Un gaditano podía irse en coche a fumar un canuto a la frontera
oriental de Estonia, casi en los suburbios de San Petersburgo, sin temor a que
nadie le pidiera un pasaporte o carnet de identidad, le registrara el equipaje
o le preguntara si tenía algo que declarar. Eso pronto será imposible. Nadie
sabe si para siempre. Un jefe de Interior de Alemania me decía hace días que
Schengen será historia este año. Días antes visité controles en la frontera
germanoaustriaca. Y en autopistas alemanas. Cosas que no se veían en décadas.
Las causas son dos
que se funden en una por mucho que moleste: la inmigración y el terrorismo. La
confianza se ha quebrado. Por la amenaza del terrorismo islamista y por el
miedo a millones de seres humanos que, en países remotos islámicos, emprenden
camino hacia Europa. El miedo es rampante en Europa. De repente hay controles
por todas partes porque en todas se adivina el frente. En París y en todas las
ciudades europeas. Y también en los pueblitos alemanes trastornados por la
abrupta llegada de centenares de jóvenes musulmanes que rezan en la plaza
pública. Hay miedo. Se ha esfumado el inmenso caudal de confianza que el
continente europeo había acumulado en décadas de avances. Ahora llega el peor
revés. Se acabó el sueño del espacio libre europeo. Porque ha fallado la
defensa de las fronteras externas. Porque ha fallado la confianza. Y porque el
enemigo está dentro.
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