EL GOLPE PERMANENTE
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 16.01.16
Maduro pretende ganar tiempo con desesperación e intenta
impedir que la nueva mayoría ejerza su papel constitucional
Cada tres días una
invención para violar sus propias leyes. Cada semana una ocurrencia para
bloquear las actividades políticas constitucionales de la Asamblea Nacional.
Cada momento una trampa que añadir al inmenso repertorio para evitar que el
fracaso le devore. No es la Revolución Permanente que vendía Trotsky lo que perpetra
el presidente Nicolás Maduro desde que el pasado día 6 de diciembre el pueblo
venezolano lo repudiara con su voto masivo a la oposición. Pero sí es un
Autogolpe de Estado permanente con el que pretende ganar tiempo con
desesperación e intenta impedir que la nueva mayoría parlamentaria ejerza su
papel constitucional. Y abra el camino para un cambio que acabe con el régimen
chavista y con el presidente Nicolás Maduro.
El Parlamento había
aceptado la enésima trampa de Maduro y sus belicosos jueces chavistas del
Tribunal Supremo, que era la suspensión provisional de credenciales a tres
diputados amazónicos que daban la mayoría de los 112.
Así el presidente por
fin acudía ayer a pronunciar su discurso ante el Parlamento en un atisbo de
normalidad aunque fuera fingida. Pues horas antes tenía que sacarse de su
chistera un Estado de Emergencia para todo el país con el que asume poderes
especiales añadidos. Para su guerra abierta contra la voluntad popular y una
situación económica que de terrorífica amenaza con ser pronto de catástrofe
humana.
La economía se
desmorona cada vez a mayor velocidad y la caída libre del precio del petróleo
deja al país con unos ingresos ridículos frente a sus inmensas necesidades. En
los próximos meses podíamos tener ya regiones con hambre en el país
iberoamericano de mayores riquezas naturales y, ante todo, con las mayores
reservas de petróleo del mundo.
Así, Nicolás Maduro
asume poderes especiales con los que perseguir a la oposición y hacer la vida
más difícil al Parlamento. Para poco más le van a servir. La única salida
habría estado en una aparición ante el Parlamento para pedir perdón y dar un
giro de 180 grados a todo lo hecho en los pasados tres lustros. Pero eso habría
sido honradez. Y eso no se le puede pedir al hampa.
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