LA LIBERTAD EN RETIRADA
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 02.02.16
La España constitucional, abandonada por supuestos
defensores, está a punto de verse arrollada por un proyecto frentepopulista
UNA hora de rueda de
prensa celebró ayer Pablo Iglesias en el Congreso a la vuelta de su entrevista
con el Rey Felipe VI en La Zarzuela. Una hora de incontables preguntas
reiterativas de una inmensa legión de periodistas que atiborraban la sala sobre
las diversas posibilidades de «un gobierno de progreso». El líder carismático
tuvo por ello ocasión de ponerse también reiterativo en subrayar la inmensa
generosidad y paciencia que él y su partido tienen con Pedro Sánchez para que
espabile de una vez y se pongan a gobernar juntos. Dejó constancia de que
espera el reconocimiento socialista de esa generosidad paciente, aunque también
repitió varias veces que sus ingentes sacrificios los motiva exclusivamente «el
bien de España». Llamativo fue el poco interés de los periodistas por las
nuevas y tremendas revelaciones sobre la financiación de Podemos y sus líderes
por regímenes criminales como los de Irán y Venezuela. A nadie se le oculta ya
que los dirigentes de Podemos han recibido cuantiosas partidas de dinero de
regímenes hostiles a nuestra alianza de defensa, la OTAN. Para fomentar unos
intereses contrarios a la integridad y seguridad nuestras y de nuestros
aliados. Más allá de las ilegalidades. Pero los periodistas, la mayoría
desbordantes de simpatía hacia Iglesias –«dinos, Pablo»–, no tenían interés en
cacofonías sobre sucios dineros de narco, de petróleo y de sangre. Menos cuando
el líder escenificaba su papel más coqueto y amable, el del político moderado y
preocupado, con su máscara de humildad y hablando de «España». Ni la avezada
periodista señalada en su día por su abrigo de pieles supo ir más allá de la
merengada cortesía en que compite la prensa ante este personaje.
Iglesias es un
político que ha dejado grabado muchas veces y con total seriedad que quiere
acabar con los medios periodísticos privados porque en manos del Estado están
libres de manipulación. Es un político que ha estado a sueldo de un régimen
brutal que mantiene encarcelada y torturada a parte de la oposición con cargos
falsificados. Y aun hoy él se niega a condenarlo. Iglesias simpatiza públicamente
con regímenes que han asesinado y torturado mil veces más que Pinochet. Y sin
embargo, con pocas excepciones, la tribu periodística española oscila entre la
muy comprensiva empatía y el fervor cuando se acerca al líder comunista. Hubo
un osado que se atrevió ayer a preguntar por los pagos de Irán y la agencia 360
GloboMedia. Esa que tanta pinta tiene de ser pieza en el entramado de los
servicios iraníes Vevak, que igual pueden hacer taparse el escote a una
tertuliana en Madrid que matan a un iraní en París y torturan a miles en las
cárceles de los ayatolás. Iglesias respondió que está muy satisfecho de su
programa de televisión, muy plural, al que van políticos y analistas de todos
los partidos. Punto. Manzanas traigo. No hubo repregunta. Nadie más quiso saber
nada al respecto. La inmensa mayoría, porque quiere proteger a Iglesias. Gente
salida de la universidad, convencida de que los buenos tienen que ganar ahora
la guerra en la revancha. Otros, por temor a ser señalados con alguna
referencia a su abrigo o a su medio. Porque Iglesias y sus amigos no te dicen
allí: «Sabemos dónde vives». Pero te hacen saber que lo saben. Y dejan que sean
sus jaurías en las redes sociales las que te señalen. La batalla por la
libertad se pierde día a día, casi sin percibirse. Hasta que se echa en falta.
La España constitucional, abandonada por tantos supuestos defensores –cobardes,
corruptos, necios e indiferentes–, está a punto de verse definitivamente
arrollada por un proyecto frentepopulista que tiene fuerza y objetivos y es ya
el amo del miedo.
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