UN PREMIO MENTIROSO
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 08.10.16
Sin gloria Se premia a Santos para evitar su final político
No hay que ser muy malpensado para albergar la convicción de
que el premio Nobel que ayer le dieron a Juan Manuel Santos por un Acuerdo de
Paz rechazado por su pueblo iba en principio a ser compartido. Y que solo el
alarde de coraje cívico y dignidad de Colombia, que votó mayoritariamente «no»
a la impunidad del crimen, impidió que recibiera también el Premio Nobel el
jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, Timochenko. Y quizás también Raúl Castro, el
anfitrión y maestro de ceremonias de las negociaciones y del acuerdo de paz
fallido. Acuerdo fallido, porque los colombianos entendieron que su principal
objetivo era blanquear el crimen y legalizar sus conquistas bajo la permanente
amenaza de la reanudación de la violencia criminal contra la democracia
colombiana. El veredicto de los colombianos hacía muy difícil premiar a todos
los responsables del acuerdo rechazado. Por lo que se premia a Santos para
evitar su final político y lograr que las negociaciones sigan bajo la batuta de
un director tan comprensivo hacia las exigencias de los mandos del
narcoterrorismo instalados con su amo protector en La Habana. A la
socialdemocracia europea le gustan mucho los experimentos sociales exóticos. Es
la permanente debilidad por Castro, por Chávez, por Timochenko. Lejos de su
casa, claro. El premio Nobel de la Paz fue siempre controvertido. Pero ya ha
derivado en lo que parece la elección anual de un personaje u organización como
símbolo de la bondad de intenciones de toda la corrección política. Junto a
personalidades sin duda muy dignas se ha premiado a izquierdistas comprometidos
con las peores causas enemigas de la libertad y se llegó al ridículo con el
Premio en 2009 a un presidente Barack Obama cuando su único mérito era ser
presidente medio negro. Ayer tampoco se cubrió el Nobel de gloria. Aunque
gracias al pueblo colombiano se evitó lo peor.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home