LOS JUNCKERS Y MOGHERINIS
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 09.12.16
Los junckers y las mogherinis simbolizan esta UE que cada
vez más europeos desprecian
LA UE ha anunciado el solemne entierro de la posición común
sobre Cuba. La comisaria de política exterior y seguridad, Federica Mogherini,
ya el símbolo del cinismo y la frivolidad de la Comisión del inefable Juncker,
ha anunciado que los países europeos van a tratar a Cuba como un país normal,
como a Suiza, por ejemplo. Como si no hubiera presos políticos, como si no
hubiera torturas, como si no hubiera represión y terror, como si no hubiera
dictadura. ¡Qué menos después de haber despedido a Fidel Castro como un héroe a
veces incomprendido! No vayan a creer que la posición común era un cruel bloqueo
a la dictadura. Fue acordada hace más de veinte años, por iniciativa de España,
cuando se pensaba que era lógico que, si todo el este de Europa había logrado
acabar con el comunismo y gozar de las libertades de Occidente, Cuba debía
lograr su libertad. Había que lanzar el mensaje a los cubanos de que también
ellos son merecedores de libertad, democracia y derechos. El mensaje incluía la
clara advertencia de que los europeos, por fin todos unidos en libertad tras el
hundimiento de la tiranía comunista, no consideramos normal un régimen como el
cubano que encarcela, tortura y mata a los discrepantes. Y que ha condenado a
los cubanos a vivir en una jaula miserable durante los pasados sesenta años o
arriesgar la vida en la huida. Era un mensaje de dignidad: las democracias
europeas condenaban al régimen cuya principal característica es tiranizar a un
país convertido en una jaula en la que se malvive sin libertad y en miseria.
Ahora la UE tratará al régimen cubano –como esa vergüenza de
Obama– como un país normal en el que las torturas, las palizas y las
desapariciones son normales. Los junckers y las mogherinis simbolizan esta UE
que cada vez más europeos desprecian. La que insulta a Orban, primer ministro
de Hungría que lleva dos mayorías absolutas, pero honra al asesino Castro como
un campeón revolucionario. La que llama ultraderechista y nazi al candidato
Norbert Hofer, vicepresidente del Parlamento austriaco e impecable demócrata de
un partido que ha gobernado con impecable respeto constitucional, pero no tiene
una mala palabra para comunistas y separatistas que llevan a cabo un golpe de
Estado en Cataluña y pisotean la Constitución española, que violan a diario y
públicamente llaman a destruir. Es la UE, tan conciliadora con las FARC,
narcoterroristas traficantes de cocaína, violadores de mujeres y niños,
asesinos de decenas de miles de inocentes como arrogante y hostil crítica hacia
el nuevo presidente de los EE.UU. La UE amiga de Timochenko, pero enemiga de
Trump y llena de desprecio para sus votantes. La Europa que permite, facilita y
en algunos organismos promociona el antisemitismo del Boicot, Desinversión y
Sanciones (BDS) a Israel. Pero persigue y censura como islamofobia las verdades
que revelan antisemitismo, violencia masiva contra la mujer y agresiones contra
los no musulmanes, así como las sociedades paralelas de un multiculturalismo
que dinamita la igualdad ante la ley y anula la vigencia del Estado de Derecho
y las constituciones nacionales en tantos rincones del continente.
Europa tira sus principios por la borda, secuestrada por un
relativismo que vive hoy como un yonqui de la hipodérmica de dinero de Draghi,
de la mentira de la corrección política y la continuidad de las guaridas de
privilegiados que son Bruselas y los grandes partidos del consenso. Difícil
creer que con el mero recurso de llamar populistas y extremistas a quienes se
quejan, indignan y muestran su desapego puedan prolongar esto indefinidamente
esos extremistas del ultrarrelativismo que son tantos junckers y mogherinis.
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