MACRON, TRUMP Y ORIENTE MEDIO
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 23.12.17
Los árabes suníes colaboran con Israel y EE.UU. e
irán a Francia de compras. Así es la vida
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, visita
París en busca de consuelo y apoyo del presidente Emmanuel Macron en su campaña
contra la decisión de EEUU de trasladar su Embajada a Jerusalén. Con Angela
Merkel sin gobierno, Francia es el mejor país para escenificar esta protesta en
Europa. Cuenta Abás con la ambición de Macron por encontrar un papel
internacional propio en Oriente Medio. Se esfuerza el presidente por devolver a
Francia alguna relevancia allí. Donde se escenifica ahora el gran choque entre
Arabia Saudí e Irán. Hecho es que Francia y toda Europa apenas pintan hoy nada
en Oriente Medio. Más allá de su dinero siempre malversado tanto en Cisjordania
como en Gaza.
Macron coincidió con Abás en que el presidente Trump se
margina en la región por cumplir ahora lo que ya había decidido el Congreso de
EE.UU. por abrumadora mayoría en 1995. Nadie se margina por cumplir lo
acordado. Ni en Francia ni en Palestina dijo nunca nadie que EE.UU. se
marginaba en 1995 como mediador. Tampoco cuando Clinton, Bush y Obama
confirmaron todos ellos la condición de Jerusalén como capital del Estado de
Israel y localización lógica de la Embajada.
Trump ha cumplido la decisión del Congreso y la promesa de
sus tres antecesores. Y el fariseísmo celebra ahora jornadas gloriosas. Pero la
realidad es otra. EE.UU. es y será pieza capital en el tablero. Mientras el
papel de los europeos hoy parece limitarse al de acoger refugiados árabes y despachar
judíos –muchos franceses– hacia Israel que emigran por el nuevo antisemitismo
musulmán en Europa. Macron lo sabe. Mostrar solidaridad con los palestinos es
un ritual barato en el que son expertos europeos y árabes. Incluso así Macron
le ha dicho a Abás que no a reconocer al Estado Palestino. Ni para compensar la
supuesta afrenta de Trump. Que pronto eclipsarán los intensos intereses de
momentos críticos. Y mostrarán a los europeos la cruel realidad. Los árabes
suníes colaboraran con Israel y Estados Unidos. Y a Francia y Europa irán a
invertir y de compras. Así es la vida.
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