MUERE ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO, EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Jueves, 01.03.18
NECROLÓGICA
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO (1927-2018)
Redactó un proyecto rupturista de Constitución y fracasó al
ser arrollado por las fuerzas reformistas
Eran las once en esta noche de perros cuando sonó el
teléfono, vi en la pantalla quién era y me pregunté qué querría Antonio
García-Trevijano a esas horas. No era él sino su fiel ayudante Elena que me
anunciaba que el maestro, como le llamaban y seguirán llamando sus muchos discípulos,
acababa de morir. Por complicaciones con el implante de un catéter. No se puede
improvisar de madrugada la necrológica de un coloso, de un hombre completo como
surgen muy pocos en una nación en un siglo. Hoy la mayor parte de los españoles
apenas conocen la figura de este inmenso intelectual y pensador, pero también
hombre de acción que tuvo inmensa relevancia en esa transición política
española tan manoseada y usurpada tantas veces por personajes menores.
Antonio García-Trevijano nació el 18 de julio de 1927 en
Alhama de Granada y falleció ayer, 28 de febrero. Desde su formación como
jurista y su identidad republicana destacó por su activismo contra la dictadura
a través de la Junta Democrática de España y la Platajunta.
Antonio García-Trevijano Forte, nacido en Granada el 18 de
julio de 1927 en una familia de juristas, funcionarios e intelectuales, estudió
Derecho, aprobó notarías en cinco meses por tranquilizar a su padre y se lanzó
a una vida trepidante y fascinante, merecedora de decenas de ensayos,
biografías y novelas. Lo leyó todo, lo conoció todo, lo viajó todo y como
abogado ganó fortunas. Pero su pasión eran el pensamiento político y España.
Jugó un papel tan importante en los años del tardofranquismo y transición que
nadie quiere recordarlo. Ha pasado cuarenta años en el ostracismo por ser el
hombre que sabía demasiado. Desde su papel como hombre de confianza de Don Juan
desde Estoril, su trato con el Rey Juan Carlos desde épocas de la Academia
Militar de Zaragoza, su liderazgo en los planes primero de crítica y oposición
real al régimen de Franco y después en la transición elegida. Creó la Junta
Democrática de España, protagonizó su fusión con la Plataforma de Convergencia
Democrática para la Platajunta. Redactó un proyecto rupturista de Constitución
y fracasó al ser arrollado por las fuerzas reformistas. Todos se conjuraron
contra él tras el pacto de Adolfo Suárez con Santiago Carrillo y Felipe
González y lo metieron en la cárcel de Carabanchel para que no entorpeciera los
pactos. Estuvo en la operación del diario «Madrid». Y pudo haberse quedado con
«El País», cuyos directivos lo consideraron siempre el enemigo número uno. Como
los servicios de información de Carrero. Para la CIA era «Maverick», la única
oposición real y seria al franquismo.
No se dio por vencido tampoco tras su derrota en la
transición. Tuvo un papel clave como jefe del llamado «sindicato del crimen» en
la caída de Felipe. Escribió algunas de las obras más importantes de
pensamiento político publicadas en lengua española. Y muchos de nuestros males
serían menores de habérsele hecho un poco de caso. Con una cultura
enciclopédica, hacía vida de sabio patricio, marginado por la España oficial y
admirado por un sinfín de estudiosos e intelectuales. Su legado además de sus
libros y una vida arrolladora llena de fuerza, espíritu y tesón creador es el
Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC), que pretende
reformar el régimen de la partitocracia a una democracia representativa. Su 90
cumpleaños, celebrado por un nutrido grupo de admiradores suyos en Santo
Domingo de la Calzada el pasado verano, resultó ser su gran despedida de un
mundo en el que pudo serlo todo de haber querido comerciar con sus ideas.
Republicano combativo como era, con serios desencuentros con Juan Carlos I,
queda en la memoria su precioso llamamiento al Rey Felipe VI a ponerse enfrente
de la manifestación de la Nación para salvar la Corona y a España ante la
amenaza separatista. Descanse en paz un grandísimo español al que la patria no
correspondió su inmenso amor desplegado.
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