The Unending Gift

domingo, mayo 06, 2018

PUTSCHBERG EN EL HOTEL PALACE


Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 06.05.18

De cómo se fragua en Madrid el derrocamiento de una Merkel nonagenaria

IMAGINEN que este fin de semana, mientras Carles Puigdemont recibe a sus golpistas en Berlín, se celebrara en el Hotel Palace de Madrid una convención del Partido del Socialismo Germano, gran formación nacionalsocialista alemana, surgida de la fusión del viejo partido nazi con la ultraizquierda del Bloque Negro, cuyos estatutos establecen como principal objetivo la destrucción de la República Federal de Alemania y la creación de una amplia federación nacionalsocialista en los estados federados del este y del sur. Con demandas territoriales también para un poder totalitario hitleriano en regiones de Polonia, Chequia, Eslovaquia, Austria y Hungría. Imaginen que esa convención ha sido convocada oficial y públicamente por el líder del PSG, Karl Putschberg, que está en busca y captura en Alemania acusado de alta traición (Hochverrat). Imaginen que España es un aliado leal de Alemania en la OTAN, en la UE y en decenas de organizaciones de cooperación política, económica, policial, judicial y criminal.
Putschberg se ha instalado en Madrid. Y el gobierno español, después de recibir la solicitud de entrega de este peligroso delincuente que supone una amenaza directa, permanente e inminente para la seguridad, integridad y convivencia pacífica en Alemania, decide que ni tanto ni tan calvo. Y deja la decisión en manos de un juez de Leganés. Este juez, aficionado a la historia, se plantea que, con lo enfadados que están en Berlín con Putschberg y conociendo la historia de Alemania del siglo pasado, esos son capaces de darle matarile. Sabe el juez que no hay peor fascista que el antifascista. Pero además, Putschberg ha empezado a salir en revistas y acude a tertulias con su español primitivo, pero simpático. La prensa española ya especula sobre los beneficios, desaparecida la UE, de que haya no una ni dos sino varias Alemanias y enfrentadas entre sí.
Con la acusación de Hochverrat, Putschberg es prófugo por un delito castigado con la mayor pena existente en Alemania, prevista en el artículo 81 del código penal. «Quien se proponga con violencia o amenaza de violencia modificar la integridad de la República Federal de Alemania o cambiar el Orden constitucional basado en la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania será castigado con una pena de privación de libertad de por vida (lebenslang/cadena perpetua) o con una pena de privación de libertad no inferior a diez años».
El final del cuento lo dejo a libre elección del lector. Putschberg podría ser entregado en contra de la opinión del juez de Leganés. Sacado a rastras del Palace y entregado a Berlín. Y Alemania y España podrían renovarse con gobiernos capaces que defiendan los intereses comunes de las dos casas de Carlos I. Pero Putschberg también podría finalmente orquestar con éxito desde el Palace el derrocamiento de Angela Merkel, ya nonagenaria, ciega y sorda, en su décima legislatura de gobierno del partido llamado GrosseKoalition, único partido parlamentario en Alemania desde la conversión de la socialdemocracia en religión de Estado.

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