The Unending Gift

sábado, julio 13, 2013

"ESPIONAJE ALICIA"

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 13.07.13


Cuando se toma una decisión como la que él ha tomado, ha de saber que tendrá graves consecuencias

Poner coto al espionaje. Pero no a costa de dinamitar unos servicios de inteligencia que salvan muchas vidas

Edward Snowden ha hecho probablemente más daño a los sistemas de seguridad y defensa de EE.UU. y el resto de Occidente que el matrimonio Rosenberg, Kim Philby y Aldrich Ames juntos. Y lo sabe. Por eso no deja de ser grotesco que reúna a la prensa internacional en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo para llorar su suerte. Y lamentar de que ni a él ni a sus potenciales cómplices se les trata desde Washington con amabilidad. Resulta irrelevante si es puro «pensamiento Alicia» o cinismo ese pretenderse ofendido después de infligir semejante daño a las estructuras de la defensa nacional de la primera potencia mundial. Cuando se toma una decisión de tales consecuencias para el mundo debe uno tener muy claro que tendrá consecuencias para uno mismo. En todo caso, para formular esta queja lastimera por la persecución que muy ciertamente tiene garantizada, dijo Snowden que quería rodearse de ONGs y defensores de los derechos civiles. Mal sitio Moscú para eso. Con nuevas leyes que condenan como agentes a miembros de cualquier organización con vínculos internacionales. Al amparo de un poder que tiene presos de nuevo en Siberia, Snowden condena los excesos de la defensa occidental. Los otros «amigos» que le ofrecen asilo son Venezuela, Nicaragua y Bolivia, otros ejemplos defectuosos de la probidad democrática y el respeto a la intimidad y libertad, cuya defensa fue, según Snowden, la causa de su traición. Ahora dice el joven que sí aceptaría el asilo de Rusia. Lo había rechazado hace diez día cuando el presidente Putin lo condicionó a que «no siguiera dañando los intereses de nuestros amigos los Estados Unidos».

Rechazó la oferta porque no quería tener las manos atadas en la gestión de las bombas de información de que dispone. La zona de tránsito de ese aeropuerto moscovita le ha convencido de que no tiene nada mejor. Pasada en las sociedades occidentales la oleada de sincera indignación desde la profunda hipocresía, los gobiernos europeos tratan con la administración norteamericana los abusos que más preocupan. Que afectan al espionaje industrial y comercial. La voracidad en la recolección de datos es un exceso consustancial a los servicios de información. Hay que ponerle coto. Pero no a costa de dinamitar unos sistemas de información que evitan muertos y defienden desde la oscuridad a las sociedades abiertas.


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