EL AÑO PELIGROSO DE ERDOGÁN
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 31.05.14
El presidente ha
dicho que quien quiera conmemorar las manifestaciones de hace un año será
tratado como
hace un año. A palos
hace un año. A palos
Participación
Tres millones y medio de personas se manifestaron el año pasado Once muertos
En las 11.000 manifestaciones hubo además 8.000 heridos
En las 11.000 manifestaciones hubo además 8.000 heridos
Hace un
año una manifestación pacífica en contra de un proyecto urbanístico en el
parque Gezi junto a la plaza Taksim en Estambul concluyó a palos con la
policía. Al día siguiente se repitió. Con igual resultado. Así comenzó una avalancha
de movilizaciones en Turquía en la que participaron más de 3.5 millones de
turcos, murieron al menos once manifestantes en más de 11.000 manifestaciones
relacionadas con el movimiento y se produjeron más de 8.000 heridos, muchos muy
graves. Ha sido la mayor movilización de las clases medias urbanas y
educadas habida jamás en Turquía.
Al final fracasó,
porque ya no pretendía parar una especulación inmobiliaria sino derribar al
primer ministro Recep Tayip Erdogán. Pero Gezi cambió Turquía porque dejó
definitivamente sin careta conciliadora a Erdogán. Los tics autoritarios que
había mostrado hasta entonces el primer ministro y dirigente del partido
islamista AKP, pasaron a formar un perfil claro de personalidad enconada, de
reacción violenta a cualquier crítica y vocación despótica y megalómana. Ha
sido el año más duro para Erdogán.
El hombre con más
poder que el fundador Mustafa Kemal «Atatürk» comenzó su enfrentamiento total
con los turcos urbanos y educados que quieren una democracia europea y ven cómo
el sueño se aleja. Después tuvo que luchar contra la parte de la administración
que no controla y que expuso la inmensa corrupción de su partido, el AKP, pero
sobre todo de su familia y entorno. Ya está claro que los islamistas roban con
tanto entusiasmo, dedicación y eficacia como los gobiernos laicos. Y mucho más
que los militares turcos que gobernaron después de golpes de Estado en el siglo
XX.
El escándalo de las
grabaciones en las que las voces reconocidas por el propio Erdogán, su hijo y
otros fieles, hablaban de dinero, comisiones y favores literalmente como Al
Capone, no lo habrían sobrevivido en ningún país europeo. Ni en España
siquiera. También hubo otro escándalo, éste internacional, con los preparativos
de la simulación de un ataque sirio para una intervención en el país vecino. Y
recientemente se ha producido la catástrofe de Soma, en el oeste del país. El
13 de mayo una explosión en una mina de carbón subterránea causó 301 muertos en
el peor accidente de la historia de la minería turca que no anda escasa de
ellos. Las condiciones en la mina eran lamentables y lo fueron en el rescate.
La arrogancia de Erdogán y el despliegue de soberbia de su gente durante la
gestión de la crisis fue tal, que provocó indignación general. Hasta entre
las víctimas, gente humilde rural y votantes del AKP.
Pero a todo ha
sobrevivido Erdogán. Y en las elecciones municipales de marzo reafirmó su
mayoría en todo el país. Erdogán dice que le atacan los judíos, los antiturcos
y los enemigos del islam. Así de fácil. Y quiere ser elegido presidente en
agosto. De momento ha dicho que quien hoy intente conmemorar las manifestaciones
de hace un año, será tratado como hace un año. A palos.
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