POROSHENKO QUIERE CONTROLAR ANTES DE UN MES EL ESTE DE UCRANIA
Por HERMANN TERTSCHEnviado especial a Kiev
ABC Miércoles, 28.05.14
Los combates en el
aeropuerto de Donetsk provocan más de cincuenta muertos
Nuevo
secuestro. Se teme que cuatro observadores de la OSCE hayan sido secuestrados
por rebeldes prorrusos
El
presidente Petro Poroshenko está decidido a sofocar la actividad armada de los
separatistas rusos en las próximas semanas. Lo ha prometido públicamente pero
además ha acordado con sus íntimos colaboradores que esta es la máxima
prioridad de aquí al verano. Como primer resultado de esta decisión, debe
considerarse la rápida y masiva respuesta militar a la toma del aeropuerto de
Donetsk por separatistas rusos la noche del domingo.
AFP Milicianos prorrusos retiran a sus combatientes muertos en Donetsk
Poroshenko ordenó la intervención de
aviones y helicópteros artillados. No dejó apenas tiempo a las fuerzas
ocupantes para instalarse. Los asaltantes sufrieron numerosas bajas, que
fuentes separatistas cifraron en cincuenta, aunque se llegó ayer a hablar de
doscientos muertos. Los combates convirtieron la zona del aeropuerto Donetsk en
zona de guerra. La situación podría complicarse y nadie sabe cual será la
situación cuando Poroshenko se encuentre, cara a cara, con Vladímir Putin el 6
de junio en los actos de celebración del 70 aniversario del desembarco en
Normandía.
Poroshenko llegará a
Francia directamente desde Varsovia, donde visitará al vecino polaco. Con el
presidente polaco, Bronislaw Komorowski, viajará a los actos en lo que se
convertirá en la presentación de Poroshenko en una cumbre con asistencia de
Barack Obama, Angela Merkel, François Holland, David Cameron, Putin y otros
dignatarios mundiales.
Rusia protesta
Rusia ha protestado
por la reacción ucraniana al asalto y ocupación separatista del aeropuerto.
Kiev rechazó la protesta e insiste en que el deseado diálogo con Rusia no puede
afectar a la pacificación y el restablecimiento de la ley en las zonas que
controlan los grupos rusos. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov,
quería condicionar el diálogo a una especie de reconocimiento de facto de esos
territorios de los separatistas que han dado en llamar «Nueva Rusia» en los
distritos de Donetsk y Lugansk. Eso ya está claro que no sucederá. Dos días
después de ser elegido, Poroshenko ya ha cambiado dramáticamente la estructura
de la denominada «lucha antiterrorista». Ha retirado a unidades de la Guardia
Nacional de voluntarios ineficaces y sin formación. Y enviado al este a grupos
especiales del cuerpo presidencial. Todos los grupos de elite del maltrecho
Ejército de Ucrania estarán volcados en estas operaciones. Que las actividades
separatistas no van a parar lo revela también la captura en Lugansk de decenas
de camiones con munición procedentes de Rusia y el aparente secuestro de cuatro
observadores de la OSCE.
Los separatistas
rusos han demostrado haber sufrido un serio revés con este cambio cualitativo
en la fuerza de combate del ejército ucraniano, pero también en la posición de
los oligarcas de la región en favor del estado unitario. Ayer fue destruido por
un incendio el estadio de hockey sobre hielo de Maurice Koleshnikov, un socio
del mayor oligarca, Ritan Ajmetov. Este, tras meses de ambigüedad, ha declarado
la guerra a los separatistas rusos, muchos creen que presionado por gobiernos
de países occidentales en los que tiene gran parte de su fortuna. Los
separatistas han amenazado con quemar el impresionante campo del equipo de
fútbol de su propiedad, el Shajtar de Donetsk. Cuenta en Kiev gente que conoce
a Ajmetov que nadie puede prever cómo reaccionaría si le queman su orgullo y la
niña de sus ojos, que es uno de los campos más sofisticados de Europa. En el
entorno del presidente se da por seguro que estamos ante unas semanas muy duras
en las que habrá bajas.
Tragedia artificial
En lo que no es una guerra civil. Al menos aún y pese a los
esfuerzos de algunos por presentarla como tal desde hace meses. Dentro de esa
eficaz campaña difamatoria de la propaganda rusa que logró trasladar el mensaje
de que el Gobierno de Kiev era una fuerza de ultraderecha. Los dos candidatos
ultranacionalistas en las elecciones han recibido juntos menos del 3% del voto.
Es la batalla en el Donbass una tragedia artificial en la que los diversos
protagonistas chocan sin tener ninguno pleno control. Todos son piezas de un
juego geoestratégico por el que Putin, que no puede permitirse ocupar esta
región –un pozo negro de gastos de mineros y siderúrgicos hambrientos–, como
hizo con Crimea, quiere hipotecar a largo plazo la política e independencia de
Ucrania. En medio, una población de mezcladas identidades y sin otras lealtades
más firmes que las de hijos y padres, familias a cuidar y alimentar en una
región de industria ruinosa, de pobreza subvencionada. En los que la agitación
y propaganda de guerra que Rusia genera masivamente desde hace seis meses ha
convencido a muchos. Y a muchos otros los convence la mera presencia
amenazadora de esos grupos armados de hombres, muchos de los cuales nadie
conoce.
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