DOS OLIGARCAS, MUCHAS MENTIRAS
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 10.06.14
Las mentiras de esta democracia son hoy ya mayores que las
mentiras del franquismo. Amplificadas y multiplicadas en los medios
LA inmensa mayoría de
los españoles no consumen ni saben que subsisten en una vida marginal unas
revistas que se autodenominan falsamente como satíricas y de humor y son en
realidad un permanente vómito de mal gusto que solo hace humor zafio por medio
la denigración, ridiculización y humillación de personas públicas o no. Nada
tienen que ver con aquellas revistas de ingenio como la legendaria Codorniz o
después el Hermano Lobo. Son pura agresión y transgresión de cochambre amoral,
habitualmente hiriente hacia la religión católica (con otras no se atreve) e
ideología de extrema izquierda. Una de esas revistas cambió la pasada semana su
portada en la que insultaban al Rey, al Príncipe y a la Corona. Lo hizo por
orden estrictamente privada de su propietario. Era una injuria menor comparada
con otras muchas que se han publicado en esa y otras revistas de similar
calaña. A partir de ahí todo han sido denuncias contra «el secuestro» de la
revista. Denuncias todas ellas acompañadas de la portada retirada, con lo que
tiene una difusión muy superior a la que jamás habría tenido en su miserable distribución
y venta habitual. Las grandes televisiones privadas han lamentado mucho el
secuestro que nunca existió. Y se ha repetido mil veces la patraña. La
solidaridad es lógica. Porque dichas televisiones que no cesan de verter basura
de la misma especie sobre los Reyes presentes y futuros y sobre la Monarquía.
Y, de paso, sobre todos los españoles que pudieran preferir esa forma de Estado
a la reedición de una II República que, según pretende, fue un régimen
impecable e ideal. Cuando, a los pocos años de su existencia, su principal
cualidad era la tolerancia para el asesinato de que gozaban los rufianes de la
soldadesca del Frente Popular.
Las cuatro grandes
televisiones privadas se las reparten nuestros dos oligarcas de la tele. Uno es
un español de Barcelona. Es el que marca tendencia en la agresión permanente y
los esfuerzos deslegitimadores. El otro es italiano. Viendo el éxito del
anterior es ya fiel emulador. Nuestros dos oligarcas son los dueños de todo el
cortijo por obra y gracia de Zapatero y de Rajoy. Cada uno tiene una televisión
generalista en la que pretenden tener algún escrúpulo y otra de combate en la
que presumen de carecer de ellos. Imponen sus criterios publicitarios gracias a
que Zapatero les entregó la parte del pastel de RTVE. Fue a cambio de una
entusiasta complicidad en este proceso de encanallamiento general que nos ha
traído a los españoles adonde estamos. El Gobierno actual ha respetado todas
estas tropelías de Zapatero. Como todas las miserables leyes ideológicas del
zapaterismo. Así, las mentiras del revanchismo se han hecho tan fuertes como la
mentira del secuestro de la revista basura. Y las televisiones bombardean con
basura ideológica a diario y sin pausa a la ciudadanía. Las mentiras de esta
democracia son hoy ya mayores que las mentiras del franquismo. Omnipresentes,
amplificadas y multiplicadas en estos medios, son «verdad revelada» para una
sociedad cada vez más manipulable. El Gobierno mientras parece más dedicado a
perseguir a los críticos y a quienes les recuerdan sus compromisos incumplidos.
La extrema izquierda, creen algunos, acabará beneficiando al PP. Hay que
cultivarla. Los españoles acabarán votando PP aterrados ante las barbaridades
de la extrema izquierda y la amenaza del Frente Popular. Y en caso de que falten
escaños y ante la presión de la ultraizquierda y el separatismo, el PSOE
presionado por Europa y en un alarde de patriotismo, renunciará al Frente
Popular para hacer una gran coalición con la derecha. En fin. Hay quien acusa a
este Gobierno de no creer en nada. Si creen que así se salvan nos hacen pensar
que creen hasta en los Reyes Magos.
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