EL MURO COMO AYUDA PARA EL RECUERDO
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Berlín
ABC Domingo, 09.11.14
Se lanzaron sobre el Muro en
cuanto vieron que no los mataban por hacerlo. Aquella misma noche del 9 de
noviembre, hace 25 años, centenares de miles lo saltaron y miles comenzaron a
roerlo, demolerlo, romperlo con picos, palas, martillos y azadones. Todo lo que
había a mano servía para arrancar unos pedazos o dejar en una plancha los
alambres del forjado al descubierto. Aquel símbolo del miedo y la represión, de
la falta de libertad y de verdad, merecía desaparecer de la faz de la Tierra.
Hoy, un cuarto de siglo después, los pocos tramos que quedan del Muro de Berlín
son monumento nacional y están protegidos. Algunos tramos son, además de
arqueología política de máximo valor, también unas obras de arte por toda la
emocionada y divertida creación que han ido acumulando en estos años. Pero el
Muro que queda es también necesario para que todos recuerden. Como Auschwitz o
Mauthausen son imprescindibles, físicamente, sobre la Tierra, para que no haya
nunca nazis que nieguen el Holocausto. El Muro debe estar ahí para que los
comunistas de nuevo cuño jamás se atrevan a negar los crímenes de su ideología.
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