EL DIPLOMÁTICO TOTAL Hans-Dietrich Genscher (1927-2016)
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 02.04.16
Ocupó el Ministerio
de Exteriores de Alemania 18 años con los socialdemócratas y los democristianos
REUTERS
Hans-Dietrich Genscher nació el 21 de marzo de 1927 en
Reideburg, Sajonia Anhalt, y ha muerto el 31 de marzo de 2016 en
Wachtberg-Pech. Era ministro del Interior cuando la matanza de los atletas
israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich y fue después ministro de
Exteriores entre 1974 y 1992, siendo uno de los artífices de la reunificación
alemana.
Calculador y frío por
un lado pero apasionado con su trabajo como pocos y siempre con empatía para
quienes tuviera enfrente en la mesa de negociación que fue el auténtico
escenario de sus éxitos y sus satisfacciones políticas. Hans Dietrich Genscher,
que murió ayer a los 89 años en su casa en las afueras de Bonn, fue el
negociador absoluto y el diplomático total en la política interior y en las
relaciones internacionales. Nadie que no fuera canciller ha marcado de forma
tan significativa la historia alemana reciente como este hombre, ministro 23
años seguidos, primero de Interior con el SPD y después 18 años como ministro
de exteriores tanto con el SPD como la CDU de Helmut Kohl. Su frenética
actividad creó aquella imagen de la que se bromeaba, de los dos aviones que se
cruzan sobre el Atlántico y Genscher va en ambos.
La frase más
importante de su vida es una que no pudo concluir. La que pronunció en el
balcón del palacio Lobkowitz en Praga, embajada de la RFA en Checoslovaquia:
«He venido para decirles que sus visados de salida…». El entusiasmo de los
miles de alemanes orientales que le escuchaban y su propia emoción impidieron
que terminara la frase que sellaba el principio del fin de la división de Alemania
y Europa. Era el 30 de septiembre de 1989. Cinco semanas después caía el muro.
Genscher era un hombre nacido en lo que tras la guerra sería la República
Democrática Alemana, en la ciudad de Halle en 1927. Como todos los varones de
su generación fue llamado a filas siendo un niño para batirse en una guerra ya
perdida. Tras dos años de ayudante en las fuerzas aéreas estuvo apenas dos
meses en un campo de prisioneros en 1945. Estudia derecho en Leipzig y Halle
pero antes de la muerte de Stalin en 1952 huye al Oeste, se instala en
Hamburgo, concluye allí sus estudios y comienza su meteórica carrera política
con su legendaria agilidad de pensamiento. Diputado del FDP en Bonn en 1965, en
1969 entra en el Gobierno social-liberal de Willy Brandt como ministro del
Interior. Sufrió allí el peor trauma de su vida política –como siempre
reconoció– que fue la matanza de los Juegos Olímpicos de Múnich. «Que
volvieran a morir asesinados judíos en suelo alemán era una tragedia
incalificable». Cinco años más tarde cae Brandt por el escándalo del espionaje.
Genscher entra al Gobierno de Helmut Schmidt ya a asumir el cargo para el que
parecía haber nacido, Exteriores. Estuvo 18 años en él, tenía relaciones
personales con centenares de ministros de todo tipo e ideología en todo el
mundo y fue clave para hacer de Alemania, estigmatizada por el pasado, un socio
democrático fiable. Supo tener a su pequeño partido liberal FDP en el poder.
Tuvo muchos enemigos y su fama de arrogante no era injustificada, especialmente
con la prensa. Pero nadie entendió y cultivó como él las relaciones personales
en la diplomacia entre Estados. Y aún hoy es difícil imaginar que alguien
hubiera podido cumplir mejor su tarea que este patriota liberal volando por el
mundo sin descanso.
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