LA VICTORIA LIBERAL SACA A HOLANDA DE LA SOMBRA POPULISTA
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a La Haya
ABC Viernes,
17.03.17
La coalición de gobierno ha caído y el liberal Rutte tendrá
que buscar una alianza con democristianos, centristas y otras fuerzas muy
heterogéneas
Concluido el recuento se confirmó ayer, con correcciones
menores, el resultado de los sondeos a pie de urna. El primer ministro, el
liberal Mark Rutte, logró que su partido, el VVD, quedara como el más votado
con 33 escaños y dejó atrás con 20 a su principal rival, el derechista Geert
Wilders, que había liderado las encuestas hasta días antes de las elecciones.
Este resultado, que otorga a Rutte automáticamente el
encargo de iniciar negociaciones de gobierno, ha sido recibido con alivio por
el resto de partidos al margen de su propia suerte. Y con entusiasmo nada
disimulado en las capitales europeas y en la UE donde había pánico a que
Wilders pudiera ratificar los sondeos de hace unas semanas y convirtiera a su
partido en el más votado.
Dentro y fuera del país se había hecho campaña contra
Wilders para que Holanda no fuera «otra pieza en el dominó del populismo
después del Brexit y de la elección de Donald Trump», tal como decía Rutte y la
inmensa mayoría de la prensa nacional y extranjera. La Comisión Europea estaba
tan preocupada por Rutte que en la misma jornada electoral en el Parlamento
Europeo desfilaron todos los mandos para defender el papel del gobierno de
Holanda en la crisis con Turquía, lo que no era otra cosa que un gran capote
electoral al primer ministro.
Este ha sabido aprovechar la escalada del conflicto verbal y
diplomático con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan para arrebatarle a
Geert Wilders el papel de adalid de la defensa de la soberanía de Holanda. Con
firmeza frente a las pretensiones de Turquía como país islámico y con dureza
policial frente a las manifestaciones de inmigrantes turcos.
El primer ministro ha sabido así sacar máximo beneficio a
cinco días de brutal intercambio de golpes verbales entre Ankara y La Haya.
Erdogan llegó a niveles inauditos. Tachó a Holanda de guarida de nazis y
amenazó con usar contra el pequeño ejército holandés a sus 400.000 turcos
inmigrantes que vino a considerar abiertamente su quinta columna en el país
anfitrión. Rutte había expulsado a dos ministros turcos que, pese al veto
expreso del gobierno holandés, habían intentado celebrar mítines en favor de la
nueva constitución autoritaria de Erdogan. Este conflicto retransmitido
permanentemente por todas las televisiones dio un impulso a la presencia del
primer ministro como gestor de la crisis que ha sido a la postre decisivo.
Decepción
Wilders reconoció que este resultado está lejos «de los
treinta diputados que esperaba» pero advirtió a Rutte de que erraba si creía
que podía olvidarse de él. Lo cierto es que frente al entusiasmo que fuera del
país se ha apoderado de líderes políticos y medios que han titulado con
rotundas afirmaciones como «Holanda pone freno al populismo» o «El populismo se
acaba en Holanda», las cosas son algo más complicadas. Que tuviera éxito en
arrebatarle a Wilders el protagonismo en el pulso con la prepotencia de Erdogan y de cierta inmigración
nacionalista turca no puede ocultar la realidad terca que es el colapso de la
coalición gobernante presidida por Rutte.
Largas negociaciones
El partido del primer ministro ha perdido ocho escaños de
los 41 que tenía y su socio socialdemócrata el PvdA se ha hundido y pasa de 38
escaños a 9. Es decir, la coalición gobernante ha perdido prácticamente la
mitad de sus escaños y ha muerto. Aunque en ese estado puede tener que seguir
mucho tiempo porque la negociación para una mayoría de gobierno podría ser muy
complicada, de difícil encaje y tener como resultado un gobierno muy frágil e
inestable. Tendrá que sumar al menos cuatro o cinco partidos, lo que lo hará
poco operativo y siempre tendrá enfrente a Wilders y su PVV que será
previsiblemente el beneficiario de los problemas que se anuncian cuantiosos.
Han entrado nada menos que trece partidos en el parlamento de
150 escaños y para la mayoría de los 76 harían falta o los cuatro más votados o
cinco o incluso seis si uno de ellos, como es el caso del segundo, el PVV de
Wilders, no es invitado a participar. O si otro se niega. Esto ya es una
referencia para entender el grado de dificultad que va a tener Rutte para
conseguir hacer un gobierno que funcione y no estalle en la primera dificultad.
Un hecho importante que muchos olvidan con su entusiasmo con que el «populismo» no fuera la fuerza más votada es el colapso de la izquierda. La
socialdemocracia tradicional del PvdA sucumbe perdiendo tres cuartas parte de
sus votos y escaños. El socialista PS también retrocede. Suben, eso sí, de
forma espectacular los verdes de Groenlinks dirigidos por el joven Jesse Klaver
que tenían 4 y llegan a 14. Los animalistas tienen escaño y la minoría turca,
atención, logra entrar en el parlamento con tres diputados.
Geert Wilders (i) y Mark Rutte,hoy en el Parlamento
holandés - REUTERS
La sorpresa narrada en tono épico
Perfil
Ni él, Mark Rutte, soltero, que a sus 50 años vive con su
madre, se creía los adjetivos épicos que le ponían a su triunfo en los medios
extranjeros. Parecía haber nacido un gran héroe tras una victoria arrolladora,
cuando en realidad el primer ministro y su Partido de la Libertad en Democracia
(VVD) solo habían perdido menos de lo previsto. Y ha tenido la fortuna de que
su rival directo, Geert Wilders, del PVV, había crecido menos de lo esperado.
Como el miedo a Geert Wilders era tal en toda Europa, el
resultado se ha recibido como gran gesta. En realidad se ha hundido la
coalición. Rutte perdió 8 escaños y su socio socialdemócrata del PvdA nada
menos que 29. Si sumaban al principio de la pasada legislatura 79, cuatro por
encima de la mayoría absoluta, se habían quedado juntos en 42. Y la distancia
entre el propio Mark Rutte y Geert Wilders, que era de 26 escaños, pasa ahora a
ser de 13.
En todo caso, el primer ministro tendrá una empresa titánica
para formar gobierno. Necesitará cuatro o cinco partidos. Él insiste en que no
tendrá contacto con Wilders. No deja de ser curioso que fuera Wilders el que
dio la jefatura de gobierno a Rutte, en 2010, con apoyo desde fuera a su
coalición. Y fue él quien hizo caer el gobierno en 2012.
Entonces Rutte ganó en plena crisis y formó la coalición que
se ha hundido ahora. Ha sabido arrebatarle a su rival el lenguaje combativo
frente al islam y de dureza hacia la UE. Ahora le queda lo difícil.
Radiografía de los partidos más votados
Partido Liberal, VVD
Mark Rutte
La formación del primer ministro Rutte bajó en número de
escaños respecto a las elecciones de hace cinco años, pero ha sido ganador por
partida doble: es el que más escaños tendrá en el nuevo gobierno, y sobre todo
no ha sido superado por la extrema derecha.
Extrema derecha, PVV
Geert Wilders
El partido antiinmigración y xenófobo de Geert Wilders ha
subido notablemente desde los últimos comicios, y demuestra que el «peligro
populista» sigue vivo en Holanda. Pero es el gran derrotado moral, porque tuvo
en su día la posibilidad de haber sido el más votado.
Democristianos, CDA
Van Haersma
Los buenos resultados democristianos han sido también una de
las sorpresas electorales, y parecen garantizar que habrá una coalición más
conservadora que la anterior. La CDA aprovechó bien la ola de nacionalismo que
recorre Holanda, desde posturas moderadas.
Centroizquierda, D66
Alexander Pechtold
Los escaños conseguidos por el centroizquierda le señalan
como uno de los candidatos para la futura coalición de gobierno que cortejará
Rutte. El político socioliberal Alexander Pechtold ha reformado con éxito el
partido tras el desastre electoral de 2002.
Verdes, GroenLinks
Jesse Klaver
El partido ecologista ha multiplicado por cuatro su
representación parlamentaria, y confirma su progresión desde posiciones muy
minoritarias. La opción por los Verdes fue vista en estas elecciones como un
voto de protesta frente a los partidos tradicionales.
Socialistas, SP
Emile Roemer
Los socialistas de Emile Roemer, que no estuvieron presentes
en la anterior coalición de centroizquierda, aguantan el tirón, pero no
lograron erigirse en la voz del cambio que –según ellos– exigía la ciudadanía,
Todo indica que seguirán alejados de la coalición.
Socialdemócratas, PvdA
L. Asscher
Son los grandes derrotados de estos comicios holandeses. Han
sufrido un gran varapalo al pasar de 38 escaños en el Parlamento a solo 10.
Además del «desgaste de poder» con los liberales, experimentan la crisis de
identidad del socialismo europeo.
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