LA CATARSIS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
15.10.17
Urge enmendar el terrible error de Rajoy de no intervenir la
autonomía
MANUEL Delgado Ruiz, doctor antropólogo y profesor del
Instituto Catalán de Antropología, está preocupado como separatista que es ante
la posibilidad de que finalmente el gobierno español, que durante años ha
mirado hacia otro lado mientras la Generalidad preparaba hasta en sus detalles
el golpe de Estado, tome alguna decisión para poner fin a la mayor agresión que
sufre España desde la guerra. Ha dicho este Manuel Delgado Ruiz, que no es un
sucio niñato de las CUP sino un miserable de edad avanzada, que «la única
opción que tiene el estado español es gasear a la mitad de los catalanes». Sí,
tienen razón quienes piensan que un disparate así no debiera utilizarse
siquiera como pretexto para una columna. Y sin embargo, permítanme que utilice
a este tiparraco para argumentar por qué el grado de victimismo a que ha
llevado el paranoico relato nacionalista hace inevitable y urgente que se
asuman los sacrificios inevitables para acabar con la pesadilla separatista.
Hay que rescatar a los catalanes sanos que son la mayoría y poner bajo custodia
a los que como Manuel Delgado Ruiz son un peligro inmediato para los demás y
para sí mismos.
El gobierno debió acabar con esta deriva hace mucho. Antes
de que Manuel Delgado Ruiz, un satisfecho miembro de una de las comunidades
humanas más privilegiadas del mundo, sí, del mundo, que es Cataluña, creyera
estar prisionero en un transporte hacia un campo de concentración para ser
llevado a una cámara de gas. No hablemos de la inmensa ofensa para las víctimas
del Holocausto. Ni del grado de necedad y vileza que revela la frase. Tampoco
se asuma que todos los enfermos de ese victimismo hayan llegado a la cota de
depravación moral de Manuel Delgado Ruiz. Y quede claro que el gobierno español
tiene culpa de que este hombre y otros hayan caído tan bajo.
Dicho eso, ahora urge la enmienda. La catarsis que será
dolorosa. España está ante su prueba más dura desde su Guerra Civil. Pero menos
que si se posterga una vez más por falta de coraje u otros cálculos interesados
que puedan estar haciendo quienes en ese gobierno con tan poco éxito se han
dedicado hasta ahora a «solucionar» la cuestión catalana. Cierto que deberían
haber dimitido por su espantoso fracaso, la vicepresidenta Soraya Sáenz de
Santamaría la primera. Pero a estas alturas no se espera de este gobierno
ejemplaridad de ningún tipo. Sino esa corrección de sus errores que tanto daño
han hecho al no intervenir antes la autonomía catalana. Que cumpla de una vez
por todas con su obligación de defender la unidad de España y proteger a la
mayoría de los catalanes del peligro de gentes como Manuel Delgado Ruiz, Anna
Gabriel, Oriol Junqueras y Carlos Puigdemont. Estos enemigos de España están
enajenados. El Estado ha de imponer el orden antes de que ellos nos impongan su
pesadilla y el caos.
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