ORBAN ARROLLA Y SE ABRE PASO PARA UN TERCER MANDATO
Por HERMANN
TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
ABC Lunes, 09.04.18
Elecciones en Hungría
El primer ministro tendrá una cómoda mayoría de dos tercios
en el Parlamento
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, consiguió ayer un
arrollador triunfo frente a toda la oposición de derechas e izquierdas y frente
a la campaña internacional contra su persona y su política. Sin resultados
definitivos al cierre de esta edición, claro está que Orban contará de nuevo
con esa abrumadora mayoría de dos tercios en el Parlamento que le permite mano
libre para gobernar y legislar. Al final, los resultados son abrumadores. Sin
ser definitivos otorgan 134 de los 199 escaños a Fidesz; 26 a la extrema
derecha de Jobbik, cuyo líder dimitió nada más conocer la victoria de Orban; 20
escaños a los socialistas del MSZP; 8 a los Verdes, y otros, sueltos.
Orban compareció cerca de la medianoche en la fiesta junto
al Danubio, en el Centro Balna. «Hemos ganado», comenzó su alocución ante una
multitud entusiasmada con los resultados que aparecían en la gran pantalla
cerca de la tribuna. Entre cánticos y banderas húngaras, el jefe del Gobierno
dio las gracias «a todos los que habéis rezado por nosotros y a los que habéis
rezado por mí. Esta es una victoria importantísima porque nos da los medios
para defender con eficacia a la patria». Después del himno de la revolución de
1848 y del nacional, se despidió con un «Larga vida a Hungría» y, en latín,
«Soli deo gloria».
Los húngaros habían ido a votar como nunca con una
participación que llevó a muchos a descartar esa mayoría de dos tercios de los
199 escaños del Parlamento húngaro. La altísima participación disparaba las
esperanzas de la oposición de acabar también con la mayoría absoluta de la
alianza de Fidesz y los democristianos de KDNP. No obstante, si hubo
movilización en Budapest del voto urbano anti Orban, se dio una inmensa
afluencia a los colegios en todo el país y al final Orban sale muy fortalecido
en Hungría y fuera.
La actitud hostil de Bruselas, de muchos gobiernos europeos,
de la inmensa mayoría de los medios de comunicación occidentales y todas las
ONG izquierdistas, muchas pagadas por el gran enemigo de Orban y también
protagonista de la campaña, George Soros, no han logrado cambiar el escenario
político. El resultado tendrá también consecuencias para el conflicto entre
Orban y la UE, especialmente por la firmeza de su oposición a toda cuota de
inmigrantes o refugiados.
Altísima participación
La participación sorprendió a todos. Se siguió votando
pasada la hora del cierre en muchos locales en Budapest que tenían aún largas
colas, y en las embajadas húngaras también se registró una afluencia sin
precedentes. Unos decían que por fin muchos húngaros se habían dado cuenta de
que tenían que votar para derribar Orban, y otros señalaban que los
llamamientos del primer ministro a darle el apoyo para combatir a la UE y sus
intentos de imponer cuotas de inmigración tendrían sus frutos. Así ha sido. Sin
los dos tercios aún podía gobernar Orban con comodidad. No sin la mayoría
absoluta. Porque todos los partidos de la izquierda y la extrema derecha de
Jobbik descartaban apoyar al actual primer ministro.
Orban había votado con su mujer en su barrio y llamado a
todos los húngaros a votar porque, según él, también «está en juego el destino
de Europa», que ve en Hungría una forma alternativa de afrontar el futuro. El
primer ministro ha conseguido, a pesar de liderar un país tan pequeño, un
altísimo perfil en el debate ideológico actual en Europa y se ha convertido en
un referente para muchas nuevas fuerzas de la derecha que han surgido tanto en
Centroeuropa como en Europa occidental.
Como líder político en el grupo de Visegrado con Polonia,
Chequia y Eslovaquia, el primer ministro húngaro ha destacado en presentar un
discurso político alternativo al de Berlín y París y sobre todo al de su gran
adversario, Bruselas. Esto, y los furibundos ataques que recibe desde el
exterior, fortalecen su imagen de padre protector de la patria.
Orban se presentaba como el único capaz de impedir que las
fuerzas exteriores impongan a Hungría unas medidas que nadie, ni la oposición,
quiere, como son las cuotas de inmigración. El primer ministro acusaba a la
oposición de seguidismo de las «fuerzas mundialistas» que quieren traer a Hungría
la sociedad multicultural que existe en los países occidentales. Orban siempre
cita a Alemania o Suecia como la amenaza directa que solo él y su partido son
capaces de neutralizar. El resultado dispara su prestigio entre los sectores de
la derecha europea que se ha alejado de las cristianodemocracias asimiladas a
la socialdemocracia en muchos países y en especial en Alemania.
El candidato del partido socialista MSZP- Dialog, Gergely
Karacsony, aún manifestaba por la tarde a ABC que estaba feliz con la alta
participación. Tanto que advirtió al presidente de la República, Janos Ader, de
que no podría encargar a Orban la formación de gobierno sin la mayoría
absoluta, porque todo el resto de partidos le niegan el apoyo. Al final,
Karacsony dimitirá como enésimo rival que devora el animal político que es
Orban.
Dos húngaros vestidos de húsares votan ayer en la localidad de Vac
En cifras
69,13% participación
es la mayor registrada en Hungría desde la caída del Muro de
Berlín
48,9% para Orban
de los votos emitidos fueron a parar a la alianza Fidesz, de
Viktor Orban
134 diputados
obtiene el partido de Orban sobre los 199 que forman el
Parlamento. En 2014 logró 117
VIKTOR ORBAN PRIMER MINISTRO
Enemigo del multiculturalismo
Viktor Orban ha sido primer ministro tres legislaturas. Este
abogado de Szekesfehervar que con 25 años fundaba el partido Fidesz, aún bajo
el régimen comunista, ya irrumpió en la historia con su memorable discurso ante
cerca de un millón de húngaros en el homenaje y entierro en 1989 de Imre Nagy,
el primer ministro que lideró el levantamiento de 1956 contra el régimen
comunista y la URSS y ejecutado por ello. Estaba aún en pie el muro de Berlín.
Orban exigió elecciones libres, la retirada de las tropas soviéticas y el fin
del Pacto de Varsovia. Todo se cumpliría. Fue el interlocutor favorito de los
occidentales en la transición. Receptor de una beca de George Soros para
estudiar en Oxford, no sabía entonces el multimillonario que fomentaba la
carrera de su peor enemigo. Porque Orban se hizo un político de la derecha que
busca la lucha frontal con la izquierda para batirla en la urna y en la batalla
cultural e ideológica. En 1998 ganó las elecciones y, según cuenta él, se
precipitó tanto que las perdió cuatro años después. Volvió Orban y ha gobernado
ocho años con éxitos económicos innegables. Pero su postura ideológica y su
rechazo a la sociedad multicultural le han generado inmensa hostilidad en el
exterior. Cada vez tiene más seguidores entre una creciente derecha que se
distancia del centrismo social democratizante.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home