EL RIJOSO IRREDUCTIBLE
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 03.08.13
Pocos
titulares han sido tan frecuentes y son por ello tan ridículos como el de
«Berlusconi contra las cuerdas». Pero siempre caen las redacciones en la
tentación de pensar que ahora, esta vez, por fin, va la vencida. Y que ya es
hora de dar carnaza a todos los enemigos de «Il Cavaliere». A los honradamente
escandalizados por toda su conducta y trayectoria pero también a la sarta de
hipócritas que sueñan desde hace lustros con destruirlo.
Por el
odio acumulado en las mil humillaciones que han sufrido todos a manos de este
animal político, tan incombustible hasta hoy como irreductible seguramente
hasta el final. Berlusconi ha sido procesado 34 veces en veinte años. La
inmensa mayoría quedó en nada. Porque algo sucedió siempre para que así fuera.
Pero ahora le ha llegado su primera condena en firme. Cierto, por una cuestión
de vulgar dinero. Ni siquiera cuestiones de sexo ni de poder. Una mera estafa
con los derechos de películas del imperio de Mediaset. Y llegan más. Unos creen
que aquí está el «rubicón». Otros recuerdan decenas de rubicones cruzados
Berlusconi. Tras los que iba a hundirse. Y él siguió gozando de magnífica salud
y muchísimo humor para todo tipo de guateques. Y de ese regalo de los dioses que
es su capacidad de comunicación. Porque lo tiene. Un vídeo de siete minutos de
un anciano de 76 años con veinte estiramientos de piel, pelo falso teñido,
célebre por su rijosidad, condenado por estafa, reo de prostitución de menores,
que pide socorro a la ciudadanía ante una conspiración de los jueces, debería
ser un espectáculo grotesco. Pues no lo es.
A este
hombre lo derribó toda la UE con Merkel a la cabeza. Y volvió. Es un monstruo y
no sólo en el mal sentido. Berlusconi puede mentir mucho. Pero también dice
verdades allá precisamente donde los otros políticos se creen obligados a
ocultarla.
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