The Unending Gift

viernes, abril 29, 2016

SIN CAMBIO NO HAY SALIDA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 29.04.16


España tiene hoy la izquierda más primitiva de Europa

LA hegemonía ideológica de la izquierda en los medios españoles ha alcanzado una contundencia con la que todos sus muchos beneficiarios se pueden ya permitir todo. Nada les está vetado. Desde declarar culpables a meros acusados y perpetrar permanentemente el «asesinato civil» hasta exonerar y proteger a delincuentes o promover políticamente a terroristas, todo es ya posible en los medios izquierdistas en España. Después de cuatro años de mayoría absoluta del Partido Popular, el poder ideológico izquierdista ha logrado su máximo control sobre el discurso, las prioridades y la agenda en la política nacional. Con muy pocas excepciones de obstinada resistencia como es este diario, los medios en radio, televisión, prensa y digitales, incluidos los públicos nacionales, se guían por la agenda de contenidos y directrices de una especie de triunvirato que, en solo aparente paradoja, forman el duopolio televisivo privado, el gobierno de España y toda la inmensa caterva de jenízaros mejor o peor pagados de la nueva izquierda comunista.

Bajo el aznarismo fracasaron los últimos intentos de crear un grupo mediático de la derecha liberal, libre de condicionamientos y complejos ante la supremacía del izquierdismo cultural. De ese grotesco anacronismo que pesa como una losa sobre el desarrollo de la cultura política en España y ha impedido una sociedad libre, madura y exigente de responsabilidad. Llevado por Zapatero hasta un guerracivilismo obsesivo, ha liquidado con aterradora eficacia todos los avances de la reconciliación nacional durante la transición y hecho un infinito daño a la convivencia. Pero además han impuesto unos tabúes –desde la exigencia de la verdad del 11-M hasta la aplicación de los recursos lícitos para poner fin al golpe de Estado permanente en Cataluña– que, una vez acatados por el PP, han impedido toda corrección eficaz de la deriva política, territorial y cultural de España. El PP renunció a romper ese monopolio del discurso político de alta toxicidad. La dirección del partido o parte fundamental del mismo decidió por el contrario incorporarse al monopolio para fortalecerlo y cultivar desde dentro sus particulares agendas políticas. No es un consuelo saber que, si logran sus objetivos las fuerzas izquierdistas y separatistas marginarán y destruirán la influencia y los intereses de quienes tan útiles les han sido desde posiciones políticas distantes y supuestamente opuestas. Dado el daño que hacen a toda posibilidad de cambiar de rumbo y sacar a España de su peligro existencial, poca confianza merecen quienes, después de acceder a cargos con los votos de un electorado movilizado por un discurso nacional, integrador y liberal, han demostrado que jamás tuvieron intención de aplicarlo. Y además combaten implacablemente los tímidos intentos dentro y fuera de su partido de pedir lealtad y compromiso a la palabra dada. Como de llevar a cabo una regeneración que ha de suponer por fuerza la desaparición de los protagonistas de esta pasada etapa. Algunos intentan volver a engañarnos con las nuevas elecciones y una legislatura normalizada que es imposible sin dicha regeneración. España tiene hoy, gracias a la involución guerracivilista que ha cuajado en la juventud, la izquierda más primitiva, resentida y antimoderna de Europa. Tras quince años de bombardeo ideológico revanchista, no alimenta idea más fuerte que la emulación del Frente Popular de la Guerra Civil con todo su proyecto totalitario. La fuerza y la inercia de la supremacía cultural izquierdista son hoy tales que cualquier imponderable puede dar a esas fuerzas una mayoría que hundiría a España para generaciones. Ese peligro colosal no lo puede conjugar una dirección de la derecha prisionera de mezquindades y mentiras del pasado reciente. Aunque logre transitoriamente precarios equilibrios para mayorías. Urge por ello el cambio para la supervivencia. No solo de una opción conservadora, liberal y civilizada. De la propia democracia.

martes, abril 26, 2016

DIE GLIENICKER BRÜCKE

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 26.04.16

MONTECASSINO

Cabe esperar que en este desolador panorama de la confusión los europeos sepan encontrar el retorno a la defensa de la verdad y la ley, único dique frente a la barbarie

STEVEN Spielberg ha estrenado hace poco una película llamada «El puente de los espías», con una trama de espías de la Guerra Fría. Y su título es una referencia al puente Glienicker que cruza el río Havel y une la ciudad de Potsdam con la gran isla del parque y el palacio Glienicker, no lejos del Palacio de Cecilienhof en Potsdam, donde se celebró la Conferencia de los tres aliados vencedores en 1945, Stalin, Churchill y Truman tomando posesión del mar de escombros que era Alemania. Siempre me emocionaron los escenarios del drama. He sentido desde joven la historia europea del siglo XX como algo parecido a una patria sentimental. El efervescente principio del siglo cultural que siempre me lleva a Viena, la gran guerra, el hundimiento del viejo orden y los imperios, el surgimiento de comunismo, nazismo y fascismo como ideologías redentoras, la segunda guerra, los abismos del mal del Holocausto, las democracias, sus triunfos, las tiranías y la guerra fría son parte del mundo que he vivido siempre con emoción desde el después. Suele decirse que el XX fue un siglo breve de tres cuartos o 75 años. Que comenzó el día de san Vito, 28 de junio de 1914, en Sarajevo y culminó el 9 de noviembre de 1989, caída del Muro de Berlín. Por lo que fui inmensamente afortunado entonces –y feliz ahora que lo evoco– de poder presenciar sobre el terreno de la Europa cautiva los estertores de la Guerra Fría en la década de los ochenta. Que comenzó con el fin de la resignación y la pujanza de la fe y la libertad en Polonia. E hizo que pronto cayera como un castillo de naipes todo el imperio soviético conquistado por el Ejército Rojo en 1945.

En aquella década que viví entre Viena, Bonn y Varsovia recorrí sin parar la región epicentro de la inmensa tragedia. En todos estaba la historia a flor de piel. No había cotidianidad vital que lograra distraer. Ni prosperidad que evitara recordarla. Fui testigo de los últimos capítulos de aquella larga historia de la Europa en llamas, horror, escombros, humos humanos, terror y tiranía. 1914-1989. Tocaba a su fin ya casi la Guerra Fría cuando aquel helador 11 de febrero de 1986 pude asistir en el Glienicker Brücke al último gran canje de prisioneros de la Guerra Fría. Había entre los liberados por EE.UU., además de espías menores, uno de peso, Karel Koecher, un agente checoslovaco del STB que, con una lograda leyenda de supuesto perseguido y exiliado en 1965 a EE.UU., penetró las entrañas de la CIA. La URSS liberaba a unos espías, pero sobre todo a un hombre, Nathan Sharanski, que ya era un héroe para el mundo libre. Ahí estaba expuesta la superioridad de la idea vencedora, la verdad, el sacrificio y la resistencia a la mentira de Sharanski frente al engaño del soldado de la tiranía que era Koecher. Allí estaba el abismo moral entre las dos fuerzas que se enfrentaban en el Telón de Acero. Treinta años se han cumplido ahora y el prestigio de la democracia se ha marchitado a una velocidad que asusta. La mentira es ahora el arma llamada corrección política en manos de unos demócratas paralizados que no se atreven a decir verdades. El continente que entonces se fundía está a punto de saltar hecho añicos, por falta de valor y verdad de los gobiernos ante sus pueblos. La cobardía y la mentira hacen resurgir y nutren los viejos proyectos totalitarios y los resentimientos y las debilidades y la amenaza exterior. Solo cabe esperar que en este desolador panorama de la confusión los europeos sepan encontrar el retorno a la defensa de la verdad y la ley, único dique frente a la barbarie.

LA INJERENCIA ABSOLUTA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 23.04.16

Obama ha advertido de que Washington no solo desaprueba el Brexit, sino que está decidido a castigarlo


El presidente Barack Obama ha venido a Europa a ver a sus almas gemelas del final de su mandato que son David Cameron y Angela Merkel. Llega decidido a ayudar a ambos, que se han metido en serios problemas. Cameron se enfrenta a un referéndum en el que se juega pasar a la historia como el líder del primer país que rompe con la Unión Europea. Y Merkel sufre las consecuencias con una política de refugiados que ha generado una crisis que ya es una amenaza directa a la cohesión europea. En Londres, Obama no ha pecado de timidez al intervenir en el debate nacional británico ante el referéndum del 23 de junio sobre la permanencia o no del Reino Unido en la Unión Europea. Su injerencia en la campaña ha sido tan clara, muchos han dicho que brutal e impertinente, que ha generado mares de indignación entre los antieuropeístas. Ha hecho incluso perder los nervios al alcalde de Londres y líder del Brexit, Boris Johnson, que ha farfullado una arrogancia más propia de sus círculos upper clasistas como estudiante que de un político adulto. Johnson aludió al origen keniano de Obama como origen de su supuesta fobia antibritánica.

Obama no dejó duda de que su principal objetivo en Londres, además de comer con la Reina Isabel para celebrar su 90 cumpleaños, era hacer campaña masiva contra el Brexit ante un referéndum cuyo resultado no está ni mucho menos claro. Y lo ha hecho con una descarnada advertencia de que Washington no solo desaprueba el Brexit, sino que está decidido a castigarlo y advirtió que no habrá trato especial para un acuerdo comercial preferencial con EE.UU. en caso de salida de la UE. Despreciando la relación especial histórica a la que aludían los antieuropeístas para ello. El atropello tiene su riesgo. Porque habrá británicos que se decidan por el Brexit contra Obama. Pero también es cierto que por primera vez, con esta injerencia, les llueven a los británicos los argumentos sólidos y racionales que desaconsejan salirse de un club en el que apenas sufren los inconvenientes y gozan de todas las ventajas.

viernes, abril 22, 2016

EL MIEDO MIENTE, LA MENTIRA DEVORA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 22.04.16


Los gobiernos europeos parecen creer que la islamofobia se combate vetando la verdad por ser peligrosamente islamófoba

EL ministro belga del Interior, el nacionalista flamenco Jan Jambon, se ha tenido que defender de un gravísimo delito y pecado, ahora que el juicio moral vuelve a tener una vigencia que no se había alcanzado en Europa desde la Ginebra de Calvino. Jambon ha sido puesto en la picota por lo peor que se puede ser hoy en día en nuestro continente, la suprema herejía, lo único que no tiene excusa y que hace merecedor de todos los castigos, males y desprecios: la islamofobia. Los terroristas yihadistas siempre cuentan con atenuantes, por sanguinarios que sean, por bárbaras y crueles que hayan sido sus matanzas. Si son de Oriente Medio, porque allí la vida es muy dura. Si son de Europa, porque su vida aquí muy dura. Lo cierto es que el atractivo de esta vida europea tan dura es grande. Algunos países han logrado hacer tan apetecible la existencia parasitaria en el frío norte que son de facto aliados de los traficantes que seducen a tantos a pagar grandes sumas para el viaje y arriesgar la vida. «Allá adonde te llevamos, te pagan por no trabajar y te pagan por cada hijo que tus mujeres paran». Es una oferta difícil de rechazar.
Claro que es un caso extremo el del matrimonio afgano en Viena cuya solicitud para una inseminación artificial ha levantado ampollas en el Hospital General de Viena. No porque sean allí crueles como para negarle ese gasto y así la paternidad y maternidad a la pobre pareja. Sino por el hecho de que sería su décimo hijo. Ya tienen nueve, por los que cobran al mes 5.682 euros, además de la asistencia social propia. Cuando se ahorra en calefacción en las residencias de ancianos. Nadie se atreve a quejarse, por miedo a la omnipresente acusación: islamofobia. El ministro belga había dicho que parte de la comunidad musulmana belga celebró con bailes los atentados en el aeropuerto de Bruselas. Le han hecho rectificar y ha tenido que reconocer que no vio a todos los miembros de la comunidad islámica de 600.000 miembros bailando de alegría al saber del baño de sangre. Como un Galileo, se resignó a aceptar la amonestación, pero añadió su especial «eppur si baila». Policía y servicios de información le habían pasado abundantes testimonios de que sí se bailó de alegría y de odio. Aunque parte de la sociedad no quiera saberla y las autoridades europeas la combatan, la verdad existe y es terca. El miedo no deja de mentir. Y la mentira nos deja inermes.

La doctrina imperante en la Europa de la corrección política establece ya que los europeos son responsables de la felicidad y el bienestar de todos los musulmanes que ya viven en Europa y de todos los que quieran venir. Por eso se les permite arrollar y violar fronteras, desobedecer a policías y ejércitos, despreciar soberanía y leyes de esos países que cruzan para llegar al sistema de vida del matrimonio afgano. Los gobiernos europeos parecen creer que la islamofobia se combate vetando la verdad por ser peligrosamente islamófoba. Que por eso hay que ocultar las estadísticas de delitos, desde robos a violaciones, el clima de miedo y terror en barrios y ciudades y la realidad sobre esta inmigración que cambia la vida de naciones enteras. Pretenden que los llegados vienen a integrarse en una sociedad abierta, plural occidental. Muy pocos son así. Los demás vienen, con toda su buena fe, su intensa fe, a vivir el islam y extenderlo y obedecer al Corán y vencer a los infieles cuando haya que hacerlo. Vienen a islamizar Europa y dan gracias a Alá por las buenas condiciones que les damos para ello.

martes, abril 19, 2016

DE LA SUMISIÓN AL SUICIDIO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 19.04.16


Así es el actual liderazgo en Europa: Débil hasta la más obscena y vergonzante sumisión ante la fuerza exterior

TIENE el solemne cargo de Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad la joven italiana Federica Mogherini, pero hace dos días en su visita a Irán se había tapado tanto a la hora de vestirse, con tanta obsequiosidad y obediencia a los hábitos de sumisión femenina del islamismo, que parecía un ridículo cortinaje con cara. Las mujeres persas, que desde hace 40 años sufren la implacable dictadura de los clérigos, han ganado con osadía y obstinación y muchas veces castigo, centímetro a centímetro, cotas de exposición física de rostro y pelo. En su lucha por la libertad y dignidad. Y llega a Teherán la máxima representante de la Europa supuestamente libre y se cubre más que una esclava sexual en venta en alguna provincia del Yemen. Mogherini es la representante perfecta de una Europa vergonzante y cobarde que no se atreve ya a creer en nada por miedo a tener que defenderlo. En Cuba, en plena oleada de detenciones y miserables actos de repudios contra disidentes, Mogherini se declaraba feliz de lo fantástico que era todo allí.
Mientras la italiana aparecía sumisa en Teherán, la alemana Angela Merkel anunciaba que daba luz verde a un proceso judicial contra el humorista Jan Böhmermann por injurias a un jefe del Estado. Este es Recep Tayyip Erdogan, el presidente islamista de Turquía, que lleva muchos años dedicado a transformar la democracia turca en un régimen autocrático. Ahora que lo ha conseguido y que tiene pudriéndose en la cárcel a periodistas, humoristas, intelectuales y políticos opositores, le ha tocado a Erdogan la lotería con la señora Merkel. Y se puede permitir la censura fuera de casa. Porque la insensatez de la canciller alemana, con su política de demagogia sentimental en otoño pasado, ha llevado a Europa a una postración absoluta ante el presidente turco. Erdogan tiene ahora en su mano dosificar la llegada de refugiados y el chantaje permanente. Como también Vladimir Putin, instalado en Siria gracias a Barack Obama, ese perfecto caballo de Troya para la seguridad occidental que hemos padecido ocho años. En sus manos está provocar o impedir oleadas de refugiados capaces de desestabilizar Europa y sembrar el caos. Ya han cambiado las formas de vida en partes de Alemania y Suecia. Sin que nadie consultara a sus habitantes. Y que no protesten. Porque se les tacha de xenófobos, racistas y nazis por medios monopolizados por la corrección política.

Así es el actual liderazgo en Europa: Débil hasta la más obscena y vergonzante sumisión ante la fuerza exterior y con puño de hierro para cualquiera que critique de forma fundamental la deriva general que han llevado a un estado general de zozobra, incertidumbre y miedo. La crisis de los refugiados y su solución sentenciarán el futuro de la UE. Una de las escasas dosis de racionalidad en el discurso la aporta el filósofo alemán Peter Sloterdijk al advertir que los Estados que no controlen sus fronteras corren el peligro de ser Estados fracasados. Advierte Sloterdijk que hay que preparar a Europa para momentos duros porque se hará necesario defender la soberanía y las fronteras de los estados europeos cuando lleguen las oleadas no ya de Siria sino de África y en toda su intensidad. Sloterdijk que procede de la izquierda, se declara defensor del estado nacional y de medidas racionales de protección de nuestra sociedad. Preguntarán algunos cuánto habrá que esperar para que la nueva inquisición de la corrección política tache de ultraderechista a Sloterdijk. Nada. Ya se ha hecho. La jauría de cancerberos de la hegemonía del pensamiento débil no descansa. Empeñados como están en que bajemos todas las defensas y nos suicidemos con buena conciencia.

domingo, abril 17, 2016

LA REVOLUCIÓN CONSERVADORA DE ORBAN FRENTE A LA CORRECCIÓN POLÍTICA DE BRUSELAS

Por HERMANN TERTSCH
BUDAPEST
ABC  Domingo, 17.04.16


El discurso socialdemócrata que manda en Europa encuentra un dique de contención en una Hungría que protege los valores tradicionales y se opone a la inmigración

Gergelys Gyulas, vicepresidente del Parlamento 
«Nosotros no queremos más inmigración, sino más hijos en familias estables y socialmente protegidas. Queremos la misma tolerancia para los nuestros»

Otro modelo de sociedad «Si Alemania quiere una sociedad multicultural, con guetos, que no nos la imponga», asegura Zoltan Kovacs, portavoz del Gobierno húngaro

Cualquiera que lea mucha prensa alemana llega a Hungría con el temor de adentrarse por un túnel del tiempo en un país bajo un régimen autoritario, antiguo, ultraderechista, agresivo, xenófobo, antisemita y antieuropeo. Algo así como una pequeña Rusia de Vladimir Putin, pero sin los beneficios cariñosos que desde Alemania siempre se albergan para Rusia. Quien pase después unos días en Budapest de paseo, encuentros y entrevistas con gente diversa, saldrá de Hungría con la convicción de que algo grave sucede en Alemania y especialmente en sus medios de comunicación cuando los prejuicios hostiles le hacen proyectar una imagen tan maniquea de Hungría. Y es que no se trata de una cuestión de filias o fobias. Estamos en el comienzo de una fascinante batalla ideológica en Europa. Los medios alemanes, homogéneos y compactos en la corrección política, son la artillería de esa fortaleza de la hegemonía cultural socialdemócrata que se creía incuestionable y que se halla en abierta retirada. Es la artillería encargada de castigar las posiciones avanzadas de las fuerzas que vienen a disputarle una hegemonía en el discurso político y cultural que ha sido absoluta desde 1945. En esa vanguardia está el Gobierno de Viktor Orban que desafía el discurso único en la UE y rechaza «las pretensiones absolutistas del liberalismo socialdemócrata y la corrección política». El discurso socialdemócrata hegemónico tiene en Europa hoy una suma sacerdotisa que es Angela Merkel con su política de apaciguamiento sistemático en las crisis. El choque está servido. De su solución dependerá en gran medida el futuro, si lo hay, de la Unión Europea.

                              REUTERS
Viktor Orban, a su llegada a una cumbre del Grupo de Visegrado

Orban es la figura más destacada de un fenómeno político cultural que cristalizaba ya desde hace años en Europa oriental, pero que se ha manifestado abiertamente con la crisis de los refugiados. Su figura se ve además reafirmada con un éxito económico innegable que ha devuelto a Hungria al crecimiento, a un paro por debajo del 8% y al pago ya total del rescate del FMI de 2008, a la estabilidad política y una normalidad institucional y cotidiana que contrasta con los convulsos tiempos en otros países. Así se ha erigido en el símbolo de la afirmación de una política conservadora de derechas que no se esconde tras eufemismos y que no acepta la hegemonía cultural de la socialdemocracia y el sesentaiochismo, que defiende la supremacia de la ley y combate el relativismo. Aunque con considerables diferencias de país a país y sin ninguno con un liderazgo de la proyección de Viktor Orban, está presente en todo el este de Europa. Y tiene sus reflejos en movimientos que surgen en Europa occidental y que invariablemente las fuerzas dominantes descalifican como extrema derecha, lo sean o no.
Dice Gergely Gyulas, el joven vicepresidente del Parlamento y un hombre fuerte de Fidesz, que las elites en Europa occidental han impuesto un discurso único a las mayorías y armados con la corrección política combaten toda posibilidad de debate racional. Gyulas señala a la prensa alemana como un ejemplo de falta de pluralidad y discurso único en la cuestión de refugiados. Una prensa que desacredita a todo discrepante tachándolo de nazi o ultraderechista y que oculta a la población problemas reales de la crisis de inmigración como las agresiones de Colonia. «Nosotros consideramos que no proteger y despreciar los valores tradicionales es un error y no lo vamos a hacer. Nosotros no queremos más inmigración sino más hijos en familias estables y socialmente protegidas. Son conceptos diferentes. Solo queremos la misma tolerancia para los nuestros que para los demás».

Liberalismo absolutista
Zoltan Kovacs, el portavoz de su gobierno en su despacho junto al Parlamento, va más allá. «Estamos ante una cuestión filosófica, ante unas diferencias fundamentales. En Europa occidental rige una especie de liberalismo absolutista. Antes era ilustrado. Ahora no. Y exige a todos que asuman unas directrices de corrección política que no son racionales. Que es reduccionista, destruye el debate e impone la censura. Nosotros somos conservadores y creemos en la nación y queremos que siga siendo la base de la democracia. Si Alemania o Suecia creen que la nación ha sido superada, nosotros no. Si quieren una sociedad multicultural con guetos y leyes paralelas, nosotros no objetaremos a que la tengan, pero nos resistiremos a que nos la impongan. Es una cuestión de tolerancia que Europa debe respetar».
El gobierno húngaro se parecen mucho más a los demás gobiernos de la UE de lo que sus enemigos pretenden. A pesar de su abrumadora mayoría de dos tercios que han mantenido durante dos legislaturas y que perdió por solo dos escaños en elecciones parciales. Tiene miedo a la opinión pública, tiene debilidad por la demagogia, tiene muy serios problemas de corrupción, tiene un aluvión de oportunistas y tiene los inevitables ejércitos de pelotas que buscan cercanía al jefe. Esto último puede ser especialmente intenso con el que hoy es el liderazgo más brillante y carismático de Europa. La personalidad de Orban ha actuado como catalizador de un mapa político que, eso sí, no tiene hoy parangón en Europa. La izquierda y los liberales se han fraccionado hasta la irrelevancia. Con los socialistas del MSzP, que sacaron el 26% en las pasadas elecciones, con mucho menos hoy en los sondeos, están ya todos ellos sumidos en una impotencia casi melancólica. La única oposición real en el Parlamento con un 20% es Jobbik, la ultraderecha, que comenzó como un partido cuasi nazi y se ha moderado en sus manifestaciones. Mantiene su atractivo entre juventud poco cualificada y antisistema en antiguos feudos comunistas. Gergely Pröhle, que fue embajador en Alemania, y lleva la vicesecretaría de Estado de relaciones con la UE, dice que Orban tiene además de convicciones, un talento político y comunicador inmenso. «Y puede defender lo uno y lo contrario». Lo demostró cuando impuso una tasa en internet y se le echó la gente a la calle. La retiró sin más, como si hubiera sido siempre su deseo. Ahora acaba de anular una ley que hizo aprobar hace tan solo unos meses inducido por aliados democristianos y la Iglesia católica. Obligaba a cerrar los domingos a los comercios. Vio que no gustaba y antes de que creciera el malestar se apuntó como liberador de su propia ley.

Un grupo de refugiados se precipitan para subir al tren en Hungría



HUNGRÍA COMO NACIÓN CRISTIANA, MULTIÉTNICA, PLURAL Y TOLERANTE
La primera vez que gobernó Viktor Orban perdió tras una legislatura pese a sus éxitos económicos. Estuvo ocho años en la oposición y cuando volvió al poder llegó con la agenda política cargada. Hoy es ya un mensaje cultural para toda Europa y preocupa mucho en cancillerías europeas y en Bruselas donde se llega a cotas grotescas en la demonización del líder húngaro. Los puntos básicos del discurso político cultural de Orban en primera persona están aquí: «Hungría es una nación cristiana, una nación multiétnica, plural y tolerante. Siempre ha sido un sitio de paso, abierto y hospitalario. Pero Bruselas quiere imponer una sociedad como las que hay y se están formando en el Reino Unido, en Francia, en Suecia, Holanda o Alemania, en las que haya barrios a los que solo pueden ir unos y no otros, en la que las leyes y las costumbres se tengan que adaptar a los musulmanes. En detrimento y desprecio de leyes y costumbres propias. Nosotros no queremos. Creemos que eso es el fin de la democracia y significa importar la catástrofe de los lugares de procedencia de los inmigrantes. Háganlo otros, pero no intenten obligarnos. Los países con colonias tuvieron que aceptar como metrópoli la llegada de sus leales en la descolonización. Tenemos la suerte de poder ver hoy lo que ha pasado en esos países. Aprender de experiencia ajena. Y lo queremos evitar. Queremos ayudar a los musulmanes a que se queden en los países musulmanes y seremos solidarios. La crisis de valores es la peor de las muchas crisis que tenemos hoy en Europa. Todos los populismos peligrosos que surgen en Europa se deben a la falta de una alternativa conservadora de derechas frente a la hegemonía total de la corrección política, básicamente socialdemócrata. Los húngaros, como todos los que vivieron bajo el comunismo, son más conscientes que nadie de la necesidad de estar unidos los europeos en el mundo globalizado. Pero la UE no puede imponer la destrucción de su nación a sus miembros porque no lo sobreviviría».

HUNGRÍA
El argumento del miedo
El gobierno conservador de Viktor Orban, cuyo país recibió una oleada de refugiados –160.000 el año pasado– que iban camino de Europa occidental, observó que «los ciudadanos (húngaros) tienen miedo, inseguridad», y encabeza el frente contra el reparto de cuotas.

ESLOVAQUIA
Solo refugiados cristianos
Para el gobierno eslovaco del primer ministro socialdemócrata Robert Fico, el proyecto impulsado por la UE de «introducir mecanismos automáticos es inaceptable para los cuatro de Visegrado». Eslovaquia sólo está dispuesta a acoger a 300 familias, preferentemente cristianos de Siria.

POLONIA
Cambio de rumbo
La primera ministra polaca, la conservadora Beata Szydlo, ha afirmado que Polonia no puede permitirse acoger más solicitantes de asilo «en las circunstancias actuales», tras los atentados de Bruselas. Polonia se había comprometido antes a aceptar una cuota de 7.000 refugiados.

sábado, abril 16, 2016

HUNGRÍA LIDERA EL FRENTE DE PAÍSES CONTRA LAS CUOTAS DE REFUGIADOS

Por HERMANN TERTSCH
BUDAPEST
ABC  Sábado, 16.04.16


Iniciativa Budapest podría convocar en junio un referéndum sobre las cuotas

Hungría podría convocar ya en junio el referéndum sobre las cuotas de refugiados que la Unión Europea intenta imponer y que cuentan con el rotundo rechazo del gobierno de Viktor Orban. El gobierno de Budapest se erige en vanguardia de un amplio frente de rechazo a la inmigración en toda Europa central y oriental. Como ha anunciado a ABC el portavoz del Gobierno, Zoltan Kovacs, en su despacho en Budapest, aunque en principio se planteaba para septiembre, no se descarta adelantarlo a la vista de la actitud de Bruselas que intenta imponer un acuerdo de los ministros del Interior que implica la obligatoriedad de dichas cuotas frente a la voluntariedad que se había establecido en el Consejo Europeo.
                                                                                                   AFP
Refugiados llegados a Italia que serán repartidos por países europeos

Estas cuotas han sido calificadas del todo inaceptables tanto por Hungría como por Polonia y Eslovaquia. Los tres países han acudido al Tribunal de Estrasburgo para presentar una demanda al respecto. Una demanda de incierto desenlace pero cuya sentencia podría encontrarse ya con una decisión de la consulta popular que llevaría al Parlamento a presentar una ley para prohibir explícitamente dichas cuotas. Nadie duda de que en el referéndum, sea cual sea el planteamiento de la pregunta, una gran mayoría de húngaros apoyará la posición de su gobierno. Este referéndum sería otro fuerte revés a la autoridad de Bruselas y a la cohesión de la UE y, de celebrarse en junio coincidiría con el referéndum sobre el Brexit, la propuesta salida del Reino Unido de la UE, en la estela del referéndum en Holanda contra el Acuerdo de Asociación de la UE con Ucrania.
El Gobierno húngaro lidera esa resistencia a los acuerdos de la UE respecto a cuotas e inmigración en general. Los acuerdos fueron tomados bajo la presión de la necesidad creada en Alemania por la llegada de mas de un millón de refugiados en una oleada descontrolada durante meses. Hungría fue duramente criticada por intentar hacer cumplir la ley de la Unión Europea sobre registro de refugiados sin permitir su paso incontrolado.

Y por construir una valla en su frontera verde para impedir el cruce ilegal de la misma. Se atacó duramente al primer ministro Orban por ello, pero es un hecho que ocho meses después todos los países en la ruta balcánica, incluida Austria, han imitado a Hungría y construido vallas para evitar el flujo incontrolado de refugiados e inmigrantes en general. Austria, cuyo canciller federal Fayman, fue uno de lo más duros críticos de Orban, tiene ya valla en la frontera eslovena y construye otra en el Brenero en la frontera con Italia. La política de cuotas y de inmigración en general, y muy especialmente la musulmana, cuentan con un rechazo frontal de gobiernos y oposición en lo que cada vez se perfila más como una rebelión cultural contra la política multicultural y de corrección política de los miembros occidentales de la UE.

viernes, abril 15, 2016

ANDRASSY 60

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 15.04.16


Europa Central y Oriental tiene la historia a flor de piel y son innumerables los lugares testimoniales del horror nazi

LA avenida Andrassy es el más bello, largo y señorial de los bulevares de Budapest. Y su más representativa arteria arbolada que une el antiguo centro histórico de Pest con la plaza de los Héroes, épica celebración monumental del milenio de la llegada de los húngaros a Panonia. Su nombre original se lo debe al conde Gyula Andrassy, uno de los principales estadistas magiares del Imperio Austro-Húngaro en el siglo XIX. Durante los más de 40 años de régimen comunista se llamó, como mandan los cánones, Nep Köztarszasag, avenida de la República Popular. El número 60 de la avenida Andrassy es uno de los majestuosos edificios del ensanche decimonónico construido en los tiempos en los que Budapest competía en todo con Viena. Cuando comenzó la II Guerra Mundial había estrenado nuevos inquilinos. Siniestros personajes. Desde 1937 se había instalado allí uno de los movimientos extremistas más violentos, los Cruces Flechadas, de ideología filonazi y salvajemente antisemitas. Se harían pronto célebres por una brutalidad que llegó a escandalizar a los propios nazis alemanes. Desde allí, su Casa de la Lealtad, impartía órdenes para sus bárbaros pogromos su líder, Ferenc Szalasi, y allí hizo este su «Informe a la nación», tras el golpe con Hitler para descabalgar a Miklos Horthy en 1944, que desataría la masiva deportación de judíos a Auschwitz y brutales matanzas en la ciudad. «Para lograr el sitio que merecemos en una Europa nacionalista y socialista, la nación ha decidido la total movilización, la radical liquidación del viejo orden y el establecimiento de un orden social y político nacional y socialista». Mientras en los pisos superiores de Andrassy 60 planeaban matanzas y celebraban fiestas nacional-mitológicas, en los sótanos torturaban a sus víctimas.
En diciembre de 1944, cuando las tropas soviéticas llegaron a Pest, los alemanes y sus aliados se replegaron a Buda, volaron los puentes sobre el Danubio y se atrincheraron allí dos largos meses. Pero en Pest, a pocos kilómetros del río, en Andrassy 60, ya había nuevos inquilinos. Eran la Checa soviética del NKVD y la nueva policía política húngara, AVO. Allí se establecieron en los mismos salones y usaron las mismas mazmorras para las mismas torturas. Su temible jefe, Petar Gabor, tuvo allí un despacho que era antesala de la muerte. Pronto se les quedaron pequeñas las mazmorras y se derribaron los muros de los sótanos adyacentes para crear un inmenso laberinto subterráneo del horror que abarcaba toda la manzana. En una de las salas del museo de la Terror Haza (Casa del Terror) creado allí hace ya más de una década se muestra lo frecuente que fue el cambio, no de chaqueta, de uniforme entero. Torturadores nazis se convertían de golpe en torturadores comunistas. Hay formularios de la posguerra en los que se reconocen la «culpa» de haber sido de las Cruces Flechadas y se pide el ingreso en el partido comunista o las milicias para redimirse. En otra sala se exponen retratos de centenares de verdugos, torturadores y chivatos, mezclados los nazis y los comunistas. Intercambiables.

Europa Central y Oriental tiene la historia a flor de piel y son innumerables los lugares testimoniales del horror nazi y comunista. Yo conozco muchos de ellos, pero no recuerdo otro en el que se logre mejor esa exposición de la identidad común de las dos ideologías criminales del siglo XX. A las víctimas de ambas está dedicado el monumento a la entrada. Lo terrible es recordar al salir que solo una de esas ideologías es justamente perseguida y condenada por criminal en todo el continente. Mientras la otra vuelve a gozar de popularidad, tiene una nutrida representación en el Congreso y podría formar parte pronto de un gobierno en España.

martes, abril 12, 2016

JAN BÖHMERMANN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 12.04.16


La debilidad de Merkel ante Erdogán nos debería alarmar a todos, y no solo por Jan Böhmermann

JAN Böhmermann es un humorista alemán muy dedicado a la sátira y muy popular en la televisión. Es inteligente, es valiente y no es sectario. No es como esos humoristas políticos españoles que se ríen siempre de los mismos, de Aznar, del PP, de la derecha, de los judíos, de las víctimas del terrorismo, de la Iglesia y de la creencias de los españoles católicos. No es un hostigador de doble vara de medir como los que en España, por la misma acción, ríen a uno la gracia y condenan a la muerte civil al otro, según su grado de «progresismo» en vena. No, Jan Böhmermann es un personaje osado, pero con honradez intelectual y dignidad, que usa la sátira acerada a diestro y siniestro, y contra todo bicho viviente. Ha tenido muchos líos con mucha gente muy distinta. Pero ninguno como el de ahora. Dicen que se ha saltado los límites. Lo dice, entre otros, la canciller federal, Angela Merkel. Böhmermann tiene un problema serio. Y sin embargo muchos creen que el problema no es solo suyo. Y que no se debe a que la sátira sea cruel y excesiva, que lo es, sino a que Merkel ha entrado en una situación de muy peligrosa dependencia política de un autócrata extranjero. Que es precisamente el ofendido.

Todo comenzó cuando Böhmermann aprovechó la visita del presidente turco, Recep Tayyip Erdogán, a Alemania para darle un repaso de humor a este político islamista cada vez más megalómano, autoritario, iracundo y déspota. En su país ya nadie puede hacerlo, porque por menos que una broma sobre el presidente hay decenas de periodistas pudriéndose en las cárceles. El humorista alemán celebró la llegada del presidente turco en un programa de la televisión pública con un poema con alusiones a un fornicador de cabras con un verso que decía «Erdogan ist voll und ganz / ein Präsident mit kleinem Schwanz». Que viene a significar en libre traducción «Erdogán es él, al fin y al cabo / un presidente de pequeño rabo». Erdogán no ha tenido nunca sentido del humor. Ahora que se considera el nuevo sultán que la Providencia ha regalado al pueblo otomano y poco menos que gran califa del islam, tiene menos sentido del humor que nunca. Los autócratas no suelen reírse de sí mismos. Y hacen lo posible para que quienes se ríen de ellos dejen de hacerlo y para siempre. La reacción fue tremenda. Hubo manifestaciones de desagravio en Turquía. Y también en ciudades alemanas. La televisión ZDF borró las secuencias críticas. El primer ministro turco, Davutoglu, habló con Merkel. Y ahí está el problema. Merkel, que antes denunciaba la violación de los derechos humanos en China, Rusia o donde fuera, no fue capaz de decirle al Gobierno turco que la libertad de expresión, muerta en Turquía, en Alemania goza de buena salud. Porque Merkel, asfixiada por la ola de refugiados –en gran parte provocada por ella misma–, indujo a la UE a un acuerdo con Turquía desde posiciones de debilidad por mucho dinero que se pague. Desde que existe ese acuerdo, Erdogán muestra quién tiene la sartén por el mango. Tres veces ha convocado al embajador alemán en diez días por cosas alemanas que no le gustan. En toda Europa es escandalosa la cobardía a la hora de defender leyes, hábitos y costumbres propias que entran en conflicto con la inmigración musulmana, especialmente la libertad, especialmente la de expresión. Se censura y se recortan libertades para no ofender siempre al mismo. La cultura occidental de la libertad está por esta actitud en permanente retroceso. En ofensa permanente tolerada a todos nosotros. Por eso la debilidad de Merkel ante Erdogán nos debería alarmar a todos, y no solo por Jan Böhmermann.

LAS MEDIDAS FUNCIONAN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 09.04.16


La amenaza continúa, pues se espera ahora una avalancha de inmigrantes desde Libia

El acuerdo de la Unión Europea con Turquía para la disuasión de la aventura mediterránea de los refugiados y el estrangulamiento del negocio de los traficantes es moralmente cuestionable, jurídicamente peliagudo y políticamente discutible y peligroso. Y nadie sabe lo que puede mantenerse un acuerdo muy criticado en la UE y sometido a toda la arbitrariedad de que es capaz el presidente turco Recep Tayip Erdogan, que es mucha. Pero tan cierto como eso es que ya ha demostrado eficacia. Como ha sucedido con las vallas construidas por los estados en la ruta balcánica para impedir que sus fronteras y su soberanía desaparecieran bajo la terrorífica eficacia de los traficantes. Todos atacaron a Hungría cuando tomó la iniciativa de la valla. Pero todos la emularon. El efecto inmediato es evidente. En Alemania se registraron en marzo 26.000 solicitudes de asilo frente a las 120.000 de diciembre. También la cifra de llegadas por mar a Grecia desde Turquía ha caído drásticamente. Cuando se han reiniciado las escasas deportaciones de inmigrantes, todos sin posibilidad de derecho de asilo, ayer paquistaníes, ninguno sirio. A cambio de ellos, refugiados sirios o iraquíes que cumplan las condiciones de solicitud de asilo volarán directamente de Turquía a Alemania.

Pero nadie crea que la crisis queda superada con este cambalache de socorro mutuo organizado por Angela Merkel y un Erdogan cada vez más alejado de posiciones aceptables desde un criterio democrático. Son millones los refugiados en la región que pueden ponerse en marcha si la disuasión no funciona o si interesa a alguna fuerza implicada. Y también porque, como ayer advertía Berlín, se espera una inminente avalancha de inmigrantes hacia Europa y no desde Turquía, sino desde Libia, y no de origen sirio, sino de toda África. Se habla de 200.000 africanos en una Libia que, a falta de una intervención occidental, es ya la playa en el Mediterráneo de Daesh, convertido allí en una gran organización de tráfico humano. Si tienen éxito y no se interviene otros millones se pondrán en movimiento en Africa y Oriente Medio.

viernes, abril 08, 2016

CAMPEÓN DE LA MENTIRA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 08.04.16


La historia no perdonará a Sánchez su vil y premeditada pretensión de engañar a todos los españoles con su farsa

LA mentira está instalada en la vida política española como en ningún otro país europeo, salvo en los Balcanes, Grecia incluida, o los rincones más pobres de la Italia meridional. Y solo es comparable, en su omnipresencia e impunidad, con la practicada en países árabes o en los más maleados de los estados iberoamericanos. Tengo mi particular teoría expuesta en el libro « Días de ira » de que, aunque tenga también remotos orígenes en los miedos tras la expulsión de judíos y moriscos, en la Inquisición y el franquismo, el triunfo total de la mentira en España se produce por la gran falacia del antifranquismo. Para ser parte de la nueva España se convirtió en obligación, para todos menos para la mínima oposición real habida, el falsificar los sentimientos propios o ajenos y la realidad vivida. Se aceptó al grito de «todos antifranquistas» la gran mentira de formar parte de un pueblo de resistentes antifranquistas, todos cruel y monstruosamente sojuzgados desde el 18 de julio de 1936 hasta más allá del 20 de noviembre de 1975. Para no ser tachado de fascista o franquista y no ser marginado y estigmatizado, había que descalificar a la dictadura y todo lo hecho y defendido por ella, aunque se mintiera sobre los propios afectos, la propia biografía y la propia percepción de los hechos. Así todos se acostumbraron a mentir. Y todos sabían que todos mentían. Por eso se perdona la mentira en España como en ningún país de Europa. Nadie respeta la verdad porque nadie cree que merezca la pena sacrificar nada por defenderla. De ahí la desdramatización de la mentira basada en el secreto compartido por todos de que todos mentimos para vivir más tranquilos. Es la tiranía de la mentira que hace que se persigan con saña muchas verdades con el arma arrojadiza del «facha» o «franquista» aún hoy, cumplidos 40 años del final de la dictadura.

Esta reflexión me sirve para explicar lo altísimos que están en España los listones de la mentira y de la obscenidad en pretender falsedades a las que la mayoría sistemáticamente se somete por falta de coraje para defender las verdades. Y es que la cobardía es esa otra gran protagonista en la vida de la sociedad española moderna. Que explica, con la mentira, la mayoría de las desgracias que sufre hoy España. Con algo más de valor y un poco de respeto a la verdad, España no estaría hoy viendo cómo se le mueren las ramas por desidia, desamor e indolencia y cómo se pudren las raíces y destilan veneno totalitario. Los referidos listones en la osadía de la mentira en España han sido todos ya superados con gran margen por el espectáculo de la mentira olímpica que nos ofrece el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Nadie había llevado tan lejos la mentira, nadie había sostenido con tanta procacidad una falsedad tan grave, de tan terribles consecuencias potenciales para la sociedad española como es su permanente engaño desde el 21 de diciembre pasado sobre sus intenciones de formar gobierno. Todos los demás políticos han cumplido sus lamentables papeles. Mariano Rajoy en la equivocación permanente de su ciega soberbia, Pablo Iglesias en su feroz ambición totalitaria, Albert Rivera en su equilibrismo inconsistente. Pero la historia no perdonará a Pedro Sánchez su vil y premeditada pretensión de engañar a todos los españoles con su farsa de estos meses. A sabiendas de que su única oportunidad de ser presidente con 90 escaños era y es reunir a todos los enemigos de la democracia y de España y asumir consecuencias catastróficas y probablemente irreparables para la libertad, la seguridad y el bienestar de España. Y lo peor es que sigue obstinado en ello.

martes, abril 05, 2016

EL TRIUNFO DEL PERIODISMO PREDETERMINADO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Martes, 05.04.16


La pujanza de la ultraizquierda ha arrollado a la mediocridad de las defensas mediáticas del PP

Aparte del gran periodismo, que existe aunque escaso, se da hoy –como siempre, todos lo conocen–, el periodismo malo, frívolo, que confunde y mezcla información, suposición, datos, opinión y maledicencia. También está el periodismo mediocre, sin mala fe pero también sin nervio ni pulso, que ni intoxica ni conmueve y apenas informa, que no tiene cultura, fondo ni contexto. Esos son los tipos de periodismo más comunes. Hay uno mucho peor, que es el periodismo que queda bien definido por una frase atribuida a Salvador Allende, pero que han pronunciado muchos revolucionarios en el siglo XX, que es «el periodista revolucionario no se debe a la verdad, sino a la revolución». Allende quería un Chile como aun hoy Cuba, con un periodismo que no difunde información, sino promueve verdades ideológicas. Adecuar la realidad a esas máximas ideológicas, dirigir la narrativa de los hechos en la dirección adecuada para la doctrina es el objetivo del periodismo predeterminado. Sucedía en todos los países comunistas que eran considerados por gran parte de la izquierda mundial como la vanguardia en la historia. La URSS había creado desde la Revolución de Octubre un periodismo nuevo para el hombre nuevo y un tiempo nuevo. Había que forjar y domeñar la realidad como el mismo acero en los altos hornos. Y así se hizo. Durante décadas en gran parte del mundo solo existió un periodismo con objetivos predeterminados a los que subordinaba el tratamiento de la realidad y la realidad misma. El periodismo libre, el que busca la verdad para contarla sin reparar en dónde la encuentra ni en sus consecuencias, era perseguido a muerte. Toda la censura en dictaduras de otro tipo palidecía ante la implacable persecución bajo los regímenes soviéticos. De ahí la sorpresa de Alexandr Soljenitsin cuando alguien en España quiso comparar dictaduras. El gigante moral de las letras rusas dijo que en España había visto por todas partes máquinas de escribir y fotocopiadoras y toda la prensa internacional en los kioscos, cosas impensables en la URSS y que eso demostraba que había dictaduras y dictaduras.

En España hemos asistido en estos tres lustros a un inesperado triunfo del periodismo predeterminado. Y no es el soviético porque no es obligatorio, al menos todavía. Pero tiene la misma voluntad de «forjar, forzar y domeñar la realidad» para ayudar a la llegada del tiempo nuevo que es la victoria de unas fuerzas de la izquierda radical que cambien el régimen en España. Los periodistas que aplauden a los neocomunistas en las conferencias de prensa, los que valoran los hechos, las gestas o los delitos según la ideología de sus autores, practican ya ese periodismo predeterminado del marxismo-leninismo pero en democracia. Sufren un grado de ideologización que incapacita para un periodismo de mirada limpia que busca la verdad sin necesidad de que le encaje en su marco estrecho y primitivo de doctrina. Odian a todo el que no esté en ese periodismo «progresista» que siempre tiene dos varas para juzgar a amigos y enemigos y que necesita manipular y tergiversar para amoldar la realidad a su verdad ideológica. Ese periodismo es ya mayoritario. Decisivo para su triunfo ha sido que el Gobierno de Rajoy se ha centrado en favorecer esta trinchera izquierdista y crear uno equivalente obediente a La Moncloa. Un cálculo fatal. La pujanza y omnipresencia de la ultraizquierda ha arrollado a la mediocridad de las defensas mediáticas del PP. Para confirmarlo, Rajoy le da la entrevista total al máximo exponente de ese periodismo que todo lo pervierte, profana y manipula. Parece no saber aun hoy los cuervos que ha criado. Que ya han empezado a devorar la democracia y el Estado de Derecho.

sábado, abril 02, 2016

EL DIPLOMÁTICO TOTAL Hans-Dietrich Genscher (1927-2016)

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 02.04.16


Ocupó el Ministerio de Exteriores de Alemania 18 años con los socialdemócratas y los democristianos

                                                                                             REUTERS
Hans-Dietrich Genscher nació el 21 de marzo de 1927 en Reideburg, Sajonia Anhalt, y ha muerto el 31 de marzo de 2016 en Wachtberg-Pech. Era ministro del Interior cuando la matanza de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich y fue después ministro de Exteriores entre 1974 y 1992, siendo uno de los artífices de la reunificación alemana.

Calculador y frío por un lado pero apasionado con su trabajo como pocos y siempre con empatía para quienes tuviera enfrente en la mesa de negociación que fue el auténtico escenario de sus éxitos y sus satisfacciones políticas. Hans Dietrich Genscher, que murió ayer a los 89 años en su casa en las afueras de Bonn, fue el negociador absoluto y el diplomático total en la política interior y en las relaciones internacionales. Nadie que no fuera canciller ha marcado de forma tan significativa la historia alemana reciente como este hombre, ministro 23 años seguidos, primero de Interior con el SPD y después 18 años como ministro de exteriores tanto con el SPD como la CDU de Helmut Kohl. Su frenética actividad creó aquella imagen de la que se bromeaba, de los dos aviones que se cruzan sobre el Atlántico y Genscher va en ambos.

La frase más importante de su vida es una que no pudo concluir. La que pronunció en el balcón del palacio Lobkowitz en Praga, embajada de la RFA en Checoslovaquia: «He venido para decirles que sus visados de salida…». El entusiasmo de los miles de alemanes orientales que le escuchaban y su propia emoción impidieron que terminara la frase que sellaba el principio del fin de la división de Alemania y Europa. Era el 30 de septiembre de 1989. Cinco semanas después caía el muro. Genscher era un hombre nacido en lo que tras la guerra sería la República Democrática Alemana, en la ciudad de Halle en 1927. Como todos los varones de su generación fue llamado a filas siendo un niño para batirse en una guerra ya perdida. Tras dos años de ayudante en las fuerzas aéreas estuvo apenas dos meses en un campo de prisioneros en 1945. Estudia derecho en Leipzig y Halle pero antes de la muerte de Stalin en 1952 huye al Oeste, se instala en Hamburgo, concluye allí sus estudios y comienza su meteórica carrera política con su legendaria agilidad de pensamiento. Diputado del FDP en Bonn en 1965, en 1969 entra en el Gobierno social-liberal de Willy Brandt como ministro del Interior. Sufrió allí el peor trauma de su vida política –como siempre reconoció– que fue la matanza de los Juegos Olímpicos de Múnich. «Que volvieran a morir asesinados judíos en suelo alemán era una tragedia incalificable». Cinco años más tarde cae Brandt por el escándalo del espionaje. Genscher entra al Gobierno de Helmut Schmidt ya a asumir el cargo para el que parecía haber nacido, Exteriores. Estuvo 18 años en él, tenía relaciones personales con centenares de ministros de todo tipo e ideología en todo el mundo y fue clave para hacer de Alemania, estigmatizada por el pasado, un socio democrático fiable. Supo tener a su pequeño partido liberal FDP en el poder. Tuvo muchos enemigos y su fama de arrogante no era injustificada, especialmente con la prensa. Pero nadie entendió y cultivó como él las relaciones personales en la diplomacia entre Estados. Y aún hoy es difícil imaginar que alguien hubiera podido cumplir mejor su tarea que este patriota liberal volando por el mundo sin descanso.

REUNIÓN AGUADA PARA CUESTIONES CANDENTES

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 02.04.16


Hay división entre quienes creen que Kim Jong-un está tan loco como para tirar la bomba, y los que no

El presidente Barack Obama recibía esta vez en casa para la Cumbre de Seguridad Nuclear, unos encuentros que se inventó en 2010 para tener algún foro internacional previsible que aportara confianza a la general incertidumbre que ha protagonizado su mandato. Son cerca de cincuenta jefes de Estado y de Gobierno. No han acudido algunos líderes por diversas razones. Mariano Rajoy por sus líos internos. Vladimir Putin también está ausente.
Cerrado, muchos dicen que en falso, pero cerrado de momento el caso iraní, una de las preocupaciones en permanente agravamiento es la escalada armamentista de Corea del Norte, con un régimen ya con misiles de largo alcance y bombas nucleares. Hoy los analistas sobre Corea del Norte se dividen entre quienes creen que el líder Kim Jong-un sí está tan loco como para utilizar, tarde o temprano, sus armas nucleares para un primer golpe contra Corea del Sur, Japón o EEUU y quienes creen que su delirio no da para tanto. Corea del Sur y Japón han entrado además de golpe en la campaña electoral al ser señalados por Donald Trump como países que deberían hacer un plan de armamento nuclear propio.

Esta propuesta pone patas arriba toda la doctrina de no proliferación (TNP). Pero no es idea disparatada. Hay debate, especialmente después del acuerdo que da manos libres a Irán dentro de una década, sobre necesidad y derecho de los amenazados a buscarse sus propias formas de disuasión y no depender de las potencias. Hay reuniones bilaterales importantes como el encuentro del presidente de EE.UU. con el presidente chino, Xi Jing. La agresividad de la presencia expansionista de China en el Mar del Sur y Pacífico va a ser tarde o temprano causa de serio conflicto en la región. Cuestión seria a tratar es el material radioactivo en manos privadas y la amenaza terrorista de ataques y robos. Todo ello de terrible actualidad pero por dispersión, de dificilísimo control y remedio.

viernes, abril 01, 2016

DULCE LEGADO DEL SUICIDIO APLAZADO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 01.04.16


«Sin destino», la gran novela del niño György Köves, es parte destacada de la mejor literatura que se ha escrito sobre la Shoah

«HA sido inútil, agotador, pero muy bonito». Con esta frase resumía en sus diarios Imre Kertész aquella su primera visita a España en 2001, creo recordar que invitado por el inolvidable Jaume Vallcorba y su editorial Acantilado. Le presenté yo en una Residencia de Estudiantes en Madrid en la que nadie intuía que allí estaba, en aquel afable viejo judío húngaro de suaves maneras, el premio Nobel de Literatura del año siguiente. «Inútil, agotador y muy bonito» fue para él aquel viaje a España en el que tuvo que repetir hasta el agotamiento ciertos mensajes ante interlocutores que poco o nada sabían de él, de su vida, su suerte, su literatura. Le pasaría en otros de los muchos viajes que emprendió por el mundo después de que, tras la caída del Telón de Acero, comenzaran sus libros a leerse y apreciarse por un público más amplio. «Sin destino», terminada en 1963, no fue publicada hasta 1975 porque a los comunista húngaros tampoco les gustaba mucho hablar de campos de concentración ni antisemitismo, no fueran a evocar los propios. Kertész recordaba que a él los nazis le habían matado a los padres, y los comunistas, a los abuelos. Y con su mucho y fino humor decía que la diferencia entre ambos era que «los nazis son el diablo vestido de diablo y los comunistas son el diablo vestido de dios».

«Sin destino», la gran novela del niño György Köves, es, con las obras que seguirían –«Fiasco» o el «Kaddish por un niño no nacido»–, parte destacada de la mejor literatura que se ha escrito sobre la «zona y momento cero» de la humanidad que es la Shoah. Kertész nunca se cansó de explicar lo inexplicable, en una labor literaria en la que incorpora a la memoria propia al lector y hace ver Auschwitz por dentro. Allí llegó a los 14 años y, gracias a que entendió que debía decir que tenía dos más, se salvó de la marcha directa al crematorio. Kertész va más allá. Ha sido el Primo Levi que se aferró a «la literatura que pospone el suicidio». Y así él pudo aguantar y en permanente aplazamiento de la muerte que le estaba adjudicada a los 14, llegar a los 86 años, en que muere como uno de los últimos grandes testigos y narradores desde el epicentro metafísico de la historia. «A mí no me llevaron a Auschwitz para que ganara el premio Nobel, sino para matarme». Indagó por los abismos del horror, sin los sentimentalismos que tanto denostaba y le hacían decir pestes sobre Steven Spielberg y su «Lista de Schindler». El bien le parecía un glorioso milagro mucho más inexplicable que el mal. La maldad la presenta en su apoteosis de Auschwitz sin demonización alguna. Esta se nutre, dice, para él de decisiones y conductas racionales. Y de unas condiciones generales que existían antes de Auschwitz y siguen existiendo. Ese mal está vigente y presente. Y nadie puede excluir que repita su apoteosis. Frente a ese Mal está el individuo como juguete cuyo destino no existe. Pero con la redención en un bien que es profundamente irracional. Todo acto de generosidad en el campo de exterminio es un hecho irracional que reduce la propia capacidad de supervivencia. Y sin embargo, se produce. Una y otra vez. Esos actos de entrega y bondad en el horror, el Bien en su máxima expresión, son el irracional misterio que Kertész convierte en el monumento a la humanidad. Ese es el milagro que, pese a la realidad del abismo del horror del mundo, pese a las certezas terribles, pese a las necesidades angustiosas y pese a toda lógica y razón, hace posible la esperanza.